por Flaco » Lun Nov 07, 2011 10:14 am
Hola.
No estoy seguro de que se haya hablado de esto aún. Me parece un momento oportuno para refrescar la memoria de todos, entre todos.
Yo quiero hablar de la gran enseñanza que me dejó el ascenso de Belgrano. Recuerdo bien lo que fue ese año deportivo para nosotros, incluso recuerdo que yo empecé a sacar cuentas para ver el promedio que íbamos a tener para el torneo siguiente. La cosa no funcionaba: Vázquez alternaba en la titularidad, conservaba un rendimiento de regular para abajo y era muy resistido por la gente, Mansanelli ni siquiera parecía una alternativa futbolística seria a nada, Pérez y Ribair eran del montón, el Picante se las ingeniaba como podia, Tavio estaba de vuelta, Andrizzi otro tanto, Cuevas becado, y etcéteras miles. Llegó Zielinsky, de arranque, antes de que llegara nomás, arrancaba como mínimo con la mirada sospechosa del hincha sobre sus espaldas, parecía que tenía el cassette puesto e iba a ser uno más.
Y fue Zielinsky, ese gordito con toda la pinta de canchero y sobrador, con todo ese mal gusto para empilchar y ese corte de pelo impresentable, el que nos dejó un mensaje muy claro, una gran enseñanza: para lograr grandes objetivos necesitamos que se involucren todos de la mejor manera posible, dando el máximo de sí mismos. Esto parece sacado de un libro de Osho, pero es tan cierto que asusta.
Recuerden ustedes cómo Zielinsky reinventó a Vázquez: fue él quien "le cantó la justa" a la vez que lo bancó siempre sosteniendoló en cancha. Fue Zielinsky el único que pudo sacarle jugo al indescifrable Lazaga: lo puso al servicio del equipo, y éste hasta se reivindicó si se quiere con algunos goles. Fue Zielinsky el que supo que Tavio y Andrizzi podían dar, cada uno a su particular manera, algo al equipo: los dos cumplieron su función, sumaron lo suyo. Fue Zielinsky quien recuperó futbolísticamente la mejor versión de Mansanelli: lo dejó ser lo mas que pudo a ese "negro mañero", a tal punto que éste terminó siendo una especie de Beckham de la B, versión bien cordobesa, pateando un penal anter River como si hubiera estado miles de veces ante situaciones similares, y abriendo los brazos en un festejo inolvidable en el que pareció decir por siempre "sí, este soy yo, siempre estuve preparado para esto". Fue Zielinsky el que, a fuego lento, fue preparando a ese morocho Ribair Rodríguez para dos partidos ante River, los más importantes del año, en los que se multiplicó en el centro del campo, sorprendiendo a propios y extraños. Fue Zielinsky quien hizo que hasta Héctor Cuevas fuera una pieza útil del engranaje.
Fue Ricardo Zielinsky el que en definitiva tuvo en claro desde siempre que para lograr un objetivo tan importante necesitaba de todos en su justa medida. Los mismos crotos, exactamente esos mismos insoportables muchachos que tenían puesta una camiseta de manera cuasi fantasmal y por los que más de una vez se planteó un "pongamos a los pibes", un "que se vayan todos" o un "banderas al revés", esos fueron los que nos dieron una de las alegrías más grandes de nuestra larguísima historia. Por esa expresión colectiva sólida fue que Belgrano está hoy donde está, independientemente de un estilo de juego adoptado, que, como cualquier "estilo" puede ser discutido eternamente.
Por eso hoy, cuando ya en este Portal comienzan a ser moneda corriente las críticas arteras para con integrantes del plantel, y, peor aún, desde las tribunas se hace frecuente el murmullo impaciente, es que debemos recordar esta enorme e importantísima enseñanza: Belgrano necesita de todos. Belgrano va a necesitar de Maldonado, de Silvera, de Almerares, de Teté González, de Mancuello, de Bardín, de Parodi, de el tercer arquero, de todos. Y eso lo sabe Zielinsky, y lo saben los jugadores porque se los ha hecho saber desde hace un largo tiempo. Nosotros necesitamos tener en claro que hasta quien creemos es el más intrascendente o insignifacante jugador a nuestro juicio tiene algo para aportar, y por ese algo que tiene para dar lo necesitamos metido, involucrado con la causa común, porque caso contrario esa nadita, ese puchito que tiene para dar, no lo va a dar. ¿Qué sentido tiene que en este momento de la competencia nos pongamos a cuestionar jugadores de los que todavía necesitamos su aporte? Cuando llegue el receso, allí si podremos caerles con todo el peso de una evaluación; pero ahora son parte de esto, y los necesitamos con nosotros por lo menos un rato más.
Esta enseñanza también fue para mí una enseñanza de vida. La quiero resaltar simplemente porque en una de esas aunque sea uno de los que leen pueda cambiar su enfoque y ver más allá de lo micro de un mal partido, de un penal errado o de un gol en contra. Sé que hay mucha gente más joven que yo y que hoy miran las cosas de una manera, si se quiere, más pasional, más visceral; mas el paso del tiempo te enseña a usar el espejo retrovisor y a frenar un poquito mas en las esquinas, sin que esto signifique renunciar a nada.
Creo que, por lo macro, Belgrano hoy está en lo correcto futbolísticamente. Largo y tendido podríamos hablar de uno, dos o diez delanteros, de un cambio que se demora, o de una que se le escapó al arquero. De hecho lo hacemos. Solo me parece necesario recalcar que lo verdaderamente importante está en que todos nuestros protagonistas tengan claro el rumbo, y que para todos el rumbo sea idéntico. Esto no pretende ser un mensaje de obsecuencia e incondicionalidad para con la causa, sino un "poner en negrita" el hecho de lo que se hizo, de donde venimos y hacia donde vamos.
Un abrazo, y de paso dejo la inquietud para que quien quiera cuente cual fue la gran enseñanza que nos dejó el ascenso a su juicio, que para nada hace falta esté en sintonía con la mía.
Hey Bobby Marley, sing something good to me. This world go crazy, It's an emergency.