Sin pretender que cambien sus ideas ni ideología me gustaría, como forma de aporte a lo que se pretende un debate, aclarar algunos puntos de partida de vuestras opiniones que se basan en cuestiones que tienen más de mito que de realidad.
Raulo,
Los aumentos de salarios no se reclaman cuando se le canta a un grupo de trabajadores, sino UNA VEZ AL AÑO en PARITARIAS que se realizaron en Marzo. A nivel nacional la UTA acordó un 18% que es un reverenda miseria si contemplamos que las estimaciones más conservadoras ubican la inflación del año pasado en más del 25% y supera el 30%, cuando se centra en la canasta familiar, que es la que impacta más fuertemente sobre el pueblo trabajador. Excepto el oficialista INDEC, nadie más pone en duda que el aumento constante de precios corroe diariamente el poder de compra de los asalariados.
Por otra parte un sindicato NO es una institución, es una organización y la diferencia es importantísima.
Los trabajadores organizados y decididos a luchar contra la miseria que genera este sistema, representan una seria preocupación para la clase capitalista, ya que es la única capaz de derrotarla y de organizar la sociedad sobre otras bases, persiguiendo el bienestar del conjunto del pueblo y no, de una ínfima minoría, como sucede actualmente.
En los últimos años la clase trabajadora ha comenzado a recuperar cierto protagonismo. Pacientemente, se va avanzando con el desarrollo de procesos de lucha, el surgimiento de nuevos delegados e, incluso, la recuperación de algunas comisiones internas destacadas y sindicatos, por parte de grupos antiburocráticos, como sucediera, entre otras casos, en Fate, Kraft o con los trabajadores ceramistas en Neuquén.
Sin embargo, la burocracia sindical aún dirige cómodamente la amplia mayoría de los sindicatos y las organizaciones gremiales de los trabajadores. El rol que ayer ocuparon los Vandor y los Rucci, hoy lo ocupan los burócratas-empresarios de la CGT, que se alinean tras Hugo Moyano, y se encuentran integrados al aparato del PJ, y también la burocracia “progre” de la CTA, enemigos de la independencia de la clase trabajadora.
Para comprender esa diferencia (instituciones vs. organización obrera) puedo sugerir estudiar la historia del Sindicato Luz y Fuerza en Córdoba, por ejemplo.Y algo más ilustrativo y ameno, date una vuelta por La Biblioteca Popular y Deportiva 26 de Junio del Club Atlético Belgrano el martes 29 de mayo a las 18:00 hs.
Al forista que abrió el tema:
Es falso que en otros países (de esos que gustan llamar "primer mundo") los trabajadores no hagan paros como forma de reclamo.
Ejemplos contemporáneos: Francia 2010, mucho antes de que reventara la crisis capitalista de Europa. Siete días en huelgas de refinerías a las que se solidarizaron camioneros y estudiantes represión mediante.
http://www.clarin.com/mundo/europa/Marc ... 64432.htmlEn Inglaterra 2011: 750000 empleados públicos en huelga, más de 3000 escuelas y 75 universidades cerradas.
http://tn.com.ar/internacional/00059633 ... en-80-anosY en la actualidad date una vuelta por las noticias internacionales de las medidas tomadas por los trabajadores en España y en Grecia.
Respecto a Japón, sin saberlo vos propones seguir al modelo del Kaisen y el Toyotismo. Antes de contar un poquito de qué se trata, en primer lugar hay que saber que existen en Japón al menos dos mundos laborales claramente diferenciados. Uno se corresponde con el personal estable de las grandes empresas vinculadas a la exportación, que abarca cerca de un 30% de la mano de obra. Este sector es el que cuenta con los supuestos privilegios del empleo vitalicio y la carrera dentro de la empresa, que son tan mencionados y elogiados mediáticamente (aunque nunca se menciona a qué costo y que tan beneficioso resulta).
Pero existe un segundo mundo, ampliamente mayoritario -cerca de un 70% de los trabajadores-, para el cual términos como empleo vitalicio, carrera laboral, etc. no tiene ningún significado.
Es decir que el supuesto bienestar de los trabajadores es en realidad la situación de un sector acotado, una tercera parte de ellos, en tanto que el resto se encuentra en condiciones semejantes a las nuestras o peores.
El Toyotismo, supuesto método progresista de producción, es en realidad un desarrollo empresario que comienza en Japón con despidos masivos, represión y destrucción de sindicatos. El surgimiento de esta forma de producción no sólo responde a una búsqueda empresaria de mayores ganancias y productividad, sino también al intento de debilitar y someter a los trabajadores.
Se buscó, y logró, destruir un sindicalismo organizado y combativo. La derrota del sindicato en la Toyota, en 1950, con miles de despidos fue la primera derrota del sindicalismo combativo en Japón.
En lo que hace a la forma de organizar el trabajo y la producción del modelo toyotista, se puede decir que la primera condición -imprescindible-, para que pueda funcionar, es la flexibilización de los derechos de los trabajadores. Se debe poder disponer de la mano de obra en la cantidad y en las condiciones que en cada momento considere necesaria la empresa.
La producción se estructura a partir de un número mínimo de trabajadores (aquellos que tendrían las "ventajas" de las que tanto se habla, pero que deben estar entregados de cuerpo y alma a la empresa), y se amplía a través de la contratación, el trabajo a destajo, o las horas extras (lo que explica la altísima cantidad de horas trabajadas por los obreros automotrices de Japón)
Tal vez sea precisamente el Karoshi la mejor demostración de las condiciones de trabajo para los trabajadores japoneses, el síndrome de agotamiento físico y mental, que de acuerdo a las últimas informaciones provoca alrededor de 1800 casos de infartos de miocardio, paros cardíacos y hemorragias cerebrales por mes, representando unas 10.000 muertes por año. Se basa además en el perjuicio de los restantes trabajadores, y es posible a partir de un enfrentamiento entre los propios trabajadores. Esta es la "promesa" Toyotista.
http://es.wikipedia.org/wiki/Kar%C5%8Dshi Por supuesto que en el 70% restante de los trabajadores no existen los beneficios pero si los perjuicios antes señalados. En este segmento mayoritario de la clase obrera, las condiciones de trabajo, la pobreza y las condiciones de vida son en muchos casos semejantes a las del tercer mundo.
Es más, se puede decir que en la base del sistema japonés de producción se encuentran trabajadores descalificados, realizando tareas manuales, con herramientas simples, sin protección legal y con bajos salarios.
En muchos casos no existen fines de semana u horario laboral, ya que el trabajador debe estar disponible cuando las grandes empresas necesitan aprovisionarse de suministros de acuerdo al Justo a Tiempo.
Otro elemento central es el trabajo en equipo, que implica un fuerte control entre los propios trabajadores. Dado que la carga de trabajo, la responsabilidad sobre la producción, y los premios son grupales, cada miembro del grupo se constituye en un jefe de sus compañeros, tanto para controlar el trabajo como para controlar el ausentismo.
Un tercer elemento clave en el modelo toyotista es el tan elogiado sistema Kaisen de mejora continua de la producción. Consiste en cambios y mejoras en la maquinaria, la organización del trabajo y la producción propuestas por los trabajadores. Pero esta "mejoras" deben apuntar al aumento de los ritmos de trabajo, la reducción de los tiempos muertos y la reducción del número de trabajadores necesarios para llevar adelante la producción, teniendo como contrapartida un plus salarial.
El problema es que pasado cierto tiempo se establecen nuevos standares productivos (es decir nueva cantidad de producción, nuevos ritmos y cantidad de trabajadores) a partir de la aceleración de la producción lograda por las propuestas de los propios trabajadores, y ese es el nuevo piso que se debe superar para lograr el plus en las remuneraciones.
La trampa de lograr mayor producción en base a una promesa salarial, para que luego esos nuevos y mayores ritmos de trabajo queden como obligatorios sin la mejora salarial, no es nueva ni desconocida por los trabajadores sólo que aquí se la denomina con el elegante nombre de Kaisen. Este sistema implica a su vez una tendencia continua a la reducción de la mano de obra, ya que se logra mantener o aumentar la producción con menos gente.
Por otra parte los llamados métodos participativos (círculos de calidad, programas de sugerencias, etc.) son medios para apropiarse del saber obrero, para lograr que los trabajadores se involucren con los intereses de la empresa y tomen sus objetivos como propios. A su vez buscan que estos canales de expresión reemplacen a los sindicatos.
El Toyotismo significa una continuidad y una profundización de las formas históricas que toma el proceso de trabajo bajo el capitalismo. Es así que no desaparecen, sino que aumentan la subordinación del trabajador a la maquinaria y al plan empresario, la descalificación del trabajo, la eliminación de los tiempos muertos con la consiguiente intensificación del trabajo, y la expropiación del saber obrero (aunque ahora aparezca en la superficie, por ejemplo, como entrega voluntaria del saber a través de los círculos de calidad), elementos inherentes al desarrollo del proceso productivo en el capitalismo.
Considerando al conjunto de los trabajadores, sin diferenciar por sector, se pueden ver algunas cifras que muestran el grado de intensidad del trabajo. Es decir que la alta productividad de la industria japonesa se debe en gran medida a un prolongado tiempo de trabajo y a ritmos infernales en la producción.
El promedio de horas anuales trabajadas es de 2023 (el promedio europeo es, por ejemplo, de 1668 horas), y de ellas aproximadamente 150 horas, cerca de 19 días de trabajo al año, son horas extras no remuneradas, que se brindan como "colaboración" con la empresa.
El tiempo promedio de descanso en Tokio es de 5 horas y 21 minutos, en tanto que el período de vacaciones efectivamente tomados suele variar entre 5 y 9 días.
Volviendo a nuestro país, si la inflación real alcanza el 30% y la mayoría de los gremios se jactan de “conseguir” aumentos del 20% o el 25% (cuando no menos como UTA en nación), eso significa que el ingreso de los trabajadores se ha reducido en parte, y con ello sigue aumentándose la brecha que los separa de las enormes ganancias empresarias.
En este marco, los reclamos de diversos sectores de trabajadores por no perder la carrera contra la inflación, deben entenderse como lo que son: luchas defensivas para evitar la depreciación del salario. Lejos está aún la disputa por una mayor participación de los trabajadores en el producto nacional. Eso implicaría que los sueldos aumenten muy por arriba de la inflación y que, en cambio, los empresarios ganen algo menos de los millones que hoy se embolsan.
Es importante señalar este punto porque el discurso gubernamental ha puesto mucho énfasis en su supuesta voluntad “redistributiva”. Sin embargo, a la hora de las definiciones, el kirchnerismo se ha encargado de establecer pautas salariales (seguidas al pie de la letra por el grueso de la burocracia sindical) que hacen que los trabajadores siempre deban contentarse con la misma porción del producto nacional, o que incluso vean descender su salario real debido al mayor aumento inflacionario.
Próximos a alcanzar los 43 años del Cordobazo, si hay algo claro que dejó ese avance de los trabajadores sobre la explotación patronal, es que se llega con participación de las bases obreras y estudiantiles organizadas, con acciones directas y combatividad, nunca bajando la cabeza y dejando que te exploten el doble.
Saludos
Las leyes son hechas por los ricos para poner un poco de orden a la explotación./Los pobres son los únicos cumplidores de leyes de la historia./Cuando los pobres hagan las leyes ya no habrá ricos. -Roque Dalton-