jotabel escribió:FlorcitaPirata escribió:lokin escribió:A ver, el "Padre de la Democracia"? La democracia iba a llegar indefectiblemente por la millonada de atrocidades que se mandaron los milicos durante el ciclo 76-83. Yo diría que fue el Padre de la Obediencia debida y el Punto final, que ayudó a que miles de represores quedaran sueltos.
Los juicios a las Juntas se lo ve como una gran victoria de su presidencia, lo comparan con el juicio de Nuremberg... Por Dios. En el primero terminaron todos indultados luego con Menem, y ni uno a la cárcel, en el 2do todos los responsables a la horca como debió ser.
Por favor, creo que a la cabeza de los radicales inútiles va Alfonsín. No me estoy mofando de su muerte, sólo digo lo que pienso acerca de nuestro ex-presidente. Cobarde como todos los radicales, y versero. Nada más. Lamento su muerte.
Ojala opines igual el dia q se muera Menem, ese si fue nefasto y le hizo mucho daño al pais, vendiendolo por dos monedas y robandose todo lo q encontro, enrriqueciendose solo a el...
Pudo haber sido cobarde, pero jamas ladron...murio pobre pero honrrado. No por nada todo el pais esta sufriendo su muerte
Correcto!! o como asesino dictador de cuarta de Fidel Castro en otro pais .
En Argentina por lo menos se los juzga a los genocidas aunque todavia falten.
Gracias Alfonsin por la democracia esa que desprecian tantos, gracias por que cerraste muchas boca y hoy el pueblo te reinvidica, gracias con tu honesidad las misma que le falta a buitres peronistas o "casi peronistas" como los Menemistas Kirchnerista etc.,Gracias x la Democracia esa palabras que despreciaban tantos cobardes maratonistas subversivos y militares ambos fracazados y antidemocraticos que hoy NO ESTAN MAS .
Jorge Rial - Se nos fueron los 80 escribió:Un cóctel que era un clásico a principios de esa década y al final de la dictadura. Éramos jóvenes y nos creíamos con el derecho absoluto a cambiar todo. La revolución era una palabra con contenido. Era el Che y Sandino. En los ochenta parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Que todo era posible. Y eso que en el 81 ya se nos había ido John Lennon con su mensaje que, seamos sinceros, no encajaba mucho con el sentimiento de aquellos años. “Imagine” sonaba a cuento de hadas al lado de Víctor Jara, los Quilapayún, Mercedes Sosa, Violeta Parra o cualquier otro que le cantara a una Latinoamérica grande.
Queríamos la paz pero queríamos aún más la democracia. Se nos vino la guerra de Malvinas. Festejamos, puteamos, nos desilusionamos y nos pegaron. Y un día, en la Federación de Box, los que creíamos en que los dictadores ya eran parte de la historia fuimos a ver a un tal Raúl Alfonsín que encendía pasiones.
Ese día lo conocí por primera vez a él y por última vez a Chuenga, que vendía esos caramelos incomibles y entrañables. No me quede con él. Preferí al viejo Alende, que no se vende. Pero el 30 de octubre a las siete de la mañana estaba en la cola esperando estrenar mi DNI con olor a nuevo y virgen de todo voto. La democracia no la consiguió Alfonsín. Está claro. Fuimos todos. Pero el tipo nos ayudó a entrar a un lugar que no conocíamos y que, en el fondo, nos daba un poco de miedo.
Habíamos soñado tanto con eso que, de pronto, nos dimos cuenta que no sabíamos nada. Si en la secundaria los milicos nos inventaron una materia que se llama ERSA, Estudio de la Realidad Social Argentina, que era lo mismo que decir nada. Pero la fuimos llevando. Bancando la democracia cuando los militares creyeron que lo suyo era sólo una siestita y tenían que volver al gobierno. El hombre transó y nos dijo Felices Pascuas. Pero le creímos y lo aplaudimos. No tanto por él sino porque los asesinos no pudieron con nosotros.
Mientras tanto repiqueteaban los sones de Víctor Heredia, Jairo, León Gieco y se empezaban a asomar Virus, Soda Stéreo y Sumo. Así viviamos esos años. Con las peleas con la CGT. Uno que le decía mantequita y el otro llorón. El juicio a las juntas y el recuerdo imborrable de una noche escuchando a Ernesto Sábato presentando el informe final de la CONADEP.
Sentíamos que el sueño se hacia realidad. Que aquellos que los jóvenes franceses en el `68 decían “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Y lo imposible se iba transformando en posible. Y andaba el tipo gritando que con la democracia se come, se educa y se cura. El que nos enseñó que el preámbulo no era un recitado de memoria sino una declaración de principios. También lo puteábamos duro y tupido. Como cuando primero juzgo y después les dio el punto final. Y él seguía intentando persuadirnos. Con muchos pudo, con otros no. Pero va a ser dificil olvidarlo.
Porque él se llevó también lo último de la vieja política que creía que había que ir pueblo por pueblo a llevar el mensaje. Que el dialogo era más importante que la confrontación. Que el de enfrente era el adversario pero no el enemigo. Que la honestidad es un valor que no sirve sólo para gobernar…pero cómo ayuda.
Tal vez Alfonsín se empezó a morir un poco en aquella foto donde se lo ve con las manos en la espalda, cabizbajo al lado de un Menem que venía llevándose el mundo por delante. Partir es morir un poco, dicen. Y con la partida de él todos empezamos a enterrar algunas de nuestras cosas más personales. Nuestra juventud, que no es poco. Nuestra fe en los políticos, que es mucho. Nuestra ilusión de que se podía cambiar, se podía ser más feliz y la esperanza no era sólo un rezo al cielo. Enterramos la ingenuidad de la militancia hecha a pulmón. Cuando no había carteles luminosos y si pinceles para hacer pintadas en medio de la noche esperando que la “contra” los viniera a tapar.
Se murió Alfonsín. No lo voté. Su final fue el peor momento de mi historia familiar. Pero ayer, cuando la frialdad de una placa televisiva me comunicó su muerte, me di cuenta al instante que con él partían todos nuestros sueños. Que se nos iba una década convulsionada pero llena de esperanzas. De aprendizaje y descubrimientos. La mañana que siguió a la noche más profunda. Hoy Raúl Alfonsín es apenas un busto para las nuevas generaciones que viven en el estado de gracia de la democracia.
Para nosotros, ayer a las 20.30, fue el adiós a nuestra adolescencia. Ahora nos dimos cuenta que somos más viejos, más grandes y menos sabios. No se murió sólo un hombre. Se murió una esperanza que desde hace años lo que lo continuaron la rifaron sin tener piedad por nosotros. Es difícil darse cuenta, de golpe, que ya habíamos crecido. Ayer nos metieron el cachetazo y nos volvieron a la dura realidad. Ahora sabemos que nos golpearon tanto que ya no imaginamos el cambio, sólo rogamos que no nos saquen lo que tenemos. Y eso no era lo que queríamos en los ochenta. Ahora es tarde, se nos fue con Alfonsín.
charlipirata escribió:Leí mucho en los medios, lejos lo mejor la columna de Jorge Rial.Jorge Rial - Se nos fueron los 80 escribió:Un cóctel que era un clásico a principios de esa década y al final de la dictadura. Éramos jóvenes y nos creíamos con el derecho absoluto a cambiar todo. La revolución era una palabra con contenido. Era el Che y Sandino. En los ochenta parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Que todo era posible. Y eso que en el 81 ya se nos había ido John Lennon con su mensaje que, seamos sinceros, no encajaba mucho con el sentimiento de aquellos años. “Imagine” sonaba a cuento de hadas al lado de Víctor Jara, los Quilapayún, Mercedes Sosa, Violeta Parra o cualquier otro que le cantara a una Latinoamérica grande.
Queríamos la paz pero queríamos aún más la democracia. Se nos vino la guerra de Malvinas. Festejamos, puteamos, nos desilusionamos y nos pegaron. Y un día, en la Federación de Box, los que creíamos en que los dictadores ya eran parte de la historia fuimos a ver a un tal Raúl Alfonsín que encendía pasiones.
Ese día lo conocí por primera vez a él y por última vez a Chuenga, que vendía esos caramelos incomibles y entrañables. No me quede con él. Preferí al viejo Alende, que no se vende. Pero el 30 de octubre a las siete de la mañana estaba en la cola esperando estrenar mi DNI con olor a nuevo y virgen de todo voto. La democracia no la consiguió Alfonsín. Está claro. Fuimos todos. Pero el tipo nos ayudó a entrar a un lugar que no conocíamos y que, en el fondo, nos daba un poco de miedo.
Habíamos soñado tanto con eso que, de pronto, nos dimos cuenta que no sabíamos nada. Si en la secundaria los milicos nos inventaron una materia que se llama ERSA, Estudio de la Realidad Social Argentina, que era lo mismo que decir nada. Pero la fuimos llevando. Bancando la democracia cuando los militares creyeron que lo suyo era sólo una siestita y tenían que volver al gobierno. El hombre transó y nos dijo Felices Pascuas. Pero le creímos y lo aplaudimos. No tanto por él sino porque los asesinos no pudieron con nosotros.
Mientras tanto repiqueteaban los sones de Víctor Heredia, Jairo, León Gieco y se empezaban a asomar Virus, Soda Stéreo y Sumo. Así viviamos esos años. Con las peleas con la CGT. Uno que le decía mantequita y el otro llorón. El juicio a las juntas y el recuerdo imborrable de una noche escuchando a Ernesto Sábato presentando el informe final de la CONADEP.
Sentíamos que el sueño se hacia realidad. Que aquellos que los jóvenes franceses en el `68 decían “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Y lo imposible se iba transformando en posible. Y andaba el tipo gritando que con la democracia se come, se educa y se cura. El que nos enseñó que el preámbulo no era un recitado de memoria sino una declaración de principios. También lo puteábamos duro y tupido. Como cuando primero juzgo y después les dio el punto final. Y él seguía intentando persuadirnos. Con muchos pudo, con otros no. Pero va a ser dificil olvidarlo.
Porque él se llevó también lo último de la vieja política que creía que había que ir pueblo por pueblo a llevar el mensaje. Que el dialogo era más importante que la confrontación. Que el de enfrente era el adversario pero no el enemigo. Que la honestidad es un valor que no sirve sólo para gobernar…pero cómo ayuda.
Tal vez Alfonsín se empezó a morir un poco en aquella foto donde se lo ve con las manos en la espalda, cabizbajo al lado de un Menem que venía llevándose el mundo por delante. Partir es morir un poco, dicen. Y con la partida de él todos empezamos a enterrar algunas de nuestras cosas más personales. Nuestra juventud, que no es poco. Nuestra fe en los políticos, que es mucho. Nuestra ilusión de que se podía cambiar, se podía ser más feliz y la esperanza no era sólo un rezo al cielo. Enterramos la ingenuidad de la militancia hecha a pulmón. Cuando no había carteles luminosos y si pinceles para hacer pintadas en medio de la noche esperando que la “contra” los viniera a tapar.
Se murió Alfonsín. No lo voté. Su final fue el peor momento de mi historia familiar. Pero ayer, cuando la frialdad de una placa televisiva me comunicó su muerte, me di cuenta al instante que con él partían todos nuestros sueños. Que se nos iba una década convulsionada pero llena de esperanzas. De aprendizaje y descubrimientos. La mañana que siguió a la noche más profunda. Hoy Raúl Alfonsín es apenas un busto para las nuevas generaciones que viven en el estado de gracia de la democracia.
Para nosotros, ayer a las 20.30, fue el adiós a nuestra adolescencia. Ahora nos dimos cuenta que somos más viejos, más grandes y menos sabios. No se murió sólo un hombre. Se murió una esperanza que desde hace años lo que lo continuaron la rifaron sin tener piedad por nosotros. Es difícil darse cuenta, de golpe, que ya habíamos crecido. Ayer nos metieron el cachetazo y nos volvieron a la dura realidad. Ahora sabemos que nos golpearon tanto que ya no imaginamos el cambio, sólo rogamos que no nos saquen lo que tenemos. Y eso no era lo que queríamos en los ochenta. Ahora es tarde, se nos fue con Alfonsín.
Link a la nota
charlipirata escribió:Leí mucho en los medios, lejos lo mejor la columna de Jorge Rial.Jorge Rial - Se nos fueron los 80 escribió:Un cóctel que era un clásico a principios de esa década y al final de la dictadura. Éramos jóvenes y nos creíamos con el derecho absoluto a cambiar todo. La revolución era una palabra con contenido. Era el Che y Sandino. En los ochenta parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Que todo era posible. Y eso que en el 81 ya se nos había ido John Lennon con su mensaje que, seamos sinceros, no encajaba mucho con el sentimiento de aquellos años. “Imagine” sonaba a cuento de hadas al lado de Víctor Jara, los Quilapayún, Mercedes Sosa, Violeta Parra o cualquier otro que le cantara a una Latinoamérica grande.
Queríamos la paz pero queríamos aún más la democracia. Se nos vino la guerra de Malvinas. Festejamos, puteamos, nos desilusionamos y nos pegaron. Y un día, en la Federación de Box, los que creíamos en que los dictadores ya eran parte de la historia fuimos a ver a un tal Raúl Alfonsín que encendía pasiones.
Ese día lo conocí por primera vez a él y por última vez a Chuenga, que vendía esos caramelos incomibles y entrañables. No me quede con él. Preferí al viejo Alende, que no se vende. Pero el 30 de octubre a las siete de la mañana estaba en la cola esperando estrenar mi DNI con olor a nuevo y virgen de todo voto. La democracia no la consiguió Alfonsín. Está claro. Fuimos todos. Pero el tipo nos ayudó a entrar a un lugar que no conocíamos y que, en el fondo, nos daba un poco de miedo.
Habíamos soñado tanto con eso que, de pronto, nos dimos cuenta que no sabíamos nada. Si en la secundaria los milicos nos inventaron una materia que se llama ERSA, Estudio de la Realidad Social Argentina, que era lo mismo que decir nada. Pero la fuimos llevando. Bancando la democracia cuando los militares creyeron que lo suyo era sólo una siestita y tenían que volver al gobierno. El hombre transó y nos dijo Felices Pascuas. Pero le creímos y lo aplaudimos. No tanto por él sino porque los asesinos no pudieron con nosotros.
Mientras tanto repiqueteaban los sones de Víctor Heredia, Jairo, León Gieco y se empezaban a asomar Virus, Soda Stéreo y Sumo. Así viviamos esos años. Con las peleas con la CGT. Uno que le decía mantequita y el otro llorón. El juicio a las juntas y el recuerdo imborrable de una noche escuchando a Ernesto Sábato presentando el informe final de la CONADEP.
Sentíamos que el sueño se hacia realidad. Que aquellos que los jóvenes franceses en el `68 decían “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Y lo imposible se iba transformando en posible. Y andaba el tipo gritando que con la democracia se come, se educa y se cura. El que nos enseñó que el preámbulo no era un recitado de memoria sino una declaración de principios. También lo puteábamos duro y tupido. Como cuando primero juzgo y después les dio el punto final. Y él seguía intentando persuadirnos. Con muchos pudo, con otros no. Pero va a ser dificil olvidarlo.
Porque él se llevó también lo último de la vieja política que creía que había que ir pueblo por pueblo a llevar el mensaje. Que el dialogo era más importante que la confrontación. Que el de enfrente era el adversario pero no el enemigo. Que la honestidad es un valor que no sirve sólo para gobernar…pero cómo ayuda.
Tal vez Alfonsín se empezó a morir un poco en aquella foto donde se lo ve con las manos en la espalda, cabizbajo al lado de un Menem que venía llevándose el mundo por delante. Partir es morir un poco, dicen. Y con la partida de él todos empezamos a enterrar algunas de nuestras cosas más personales. Nuestra juventud, que no es poco. Nuestra fe en los políticos, que es mucho. Nuestra ilusión de que se podía cambiar, se podía ser más feliz y la esperanza no era sólo un rezo al cielo. Enterramos la ingenuidad de la militancia hecha a pulmón. Cuando no había carteles luminosos y si pinceles para hacer pintadas en medio de la noche esperando que la “contra” los viniera a tapar.
Se murió Alfonsín. No lo voté. Su final fue el peor momento de mi historia familiar. Pero ayer, cuando la frialdad de una placa televisiva me comunicó su muerte, me di cuenta al instante que con él partían todos nuestros sueños. Que se nos iba una década convulsionada pero llena de esperanzas. De aprendizaje y descubrimientos. La mañana que siguió a la noche más profunda. Hoy Raúl Alfonsín es apenas un busto para las nuevas generaciones que viven en el estado de gracia de la democracia.
Para nosotros, ayer a las 20.30, fue el adiós a nuestra adolescencia. Ahora nos dimos cuenta que somos más viejos, más grandes y menos sabios. No se murió sólo un hombre. Se murió una esperanza que desde hace años lo que lo continuaron la rifaron sin tener piedad por nosotros. Es difícil darse cuenta, de golpe, que ya habíamos crecido. Ayer nos metieron el cachetazo y nos volvieron a la dura realidad. Ahora sabemos que nos golpearon tanto que ya no imaginamos el cambio, sólo rogamos que no nos saquen lo que tenemos. Y eso no era lo que queríamos en los ochenta. Ahora es tarde, se nos fue con Alfonsín.
Link a la nota
charlipirata escribió:Leí mucho en los medios, lejos lo mejor la columna de Jorge Rial.Jorge Rial - Se nos fueron los 80 escribió:Un cóctel que era un clásico a principios de esa década y al final de la dictadura. Éramos jóvenes y nos creíamos con el derecho absoluto a cambiar todo. La revolución era una palabra con contenido. Era el Che y Sandino. En los ochenta parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Que todo era posible. Y eso que en el 81 ya se nos había ido John Lennon con su mensaje que, seamos sinceros, no encajaba mucho con el sentimiento de aquellos años. “Imagine” sonaba a cuento de hadas al lado de Víctor Jara, los Quilapayún, Mercedes Sosa, Violeta Parra o cualquier otro que le cantara a una Latinoamérica grande.
Queríamos la paz pero queríamos aún más la democracia. Se nos vino la guerra de Malvinas. Festejamos, puteamos, nos desilusionamos y nos pegaron. Y un día, en la Federación de Box, los que creíamos en que los dictadores ya eran parte de la historia fuimos a ver a un tal Raúl Alfonsín que encendía pasiones.
Ese día lo conocí por primera vez a él y por última vez a Chuenga, que vendía esos caramelos incomibles y entrañables. No me quede con él. Preferí al viejo Alende, que no se vende. Pero el 30 de octubre a las siete de la mañana estaba en la cola esperando estrenar mi DNI con olor a nuevo y virgen de todo voto. La democracia no la consiguió Alfonsín. Está claro. Fuimos todos. Pero el tipo nos ayudó a entrar a un lugar que no conocíamos y que, en el fondo, nos daba un poco de miedo.
Habíamos soñado tanto con eso que, de pronto, nos dimos cuenta que no sabíamos nada. Si en la secundaria los milicos nos inventaron una materia que se llama ERSA, Estudio de la Realidad Social Argentina, que era lo mismo que decir nada. Pero la fuimos llevando. Bancando la democracia cuando los militares creyeron que lo suyo era sólo una siestita y tenían que volver al gobierno. El hombre transó y nos dijo Felices Pascuas. Pero le creímos y lo aplaudimos. No tanto por él sino porque los asesinos no pudieron con nosotros.
Mientras tanto repiqueteaban los sones de Víctor Heredia, Jairo, León Gieco y se empezaban a asomar Virus, Soda Stéreo y Sumo. Así viviamos esos años. Con las peleas con la CGT. Uno que le decía mantequita y el otro llorón. El juicio a las juntas y el recuerdo imborrable de una noche escuchando a Ernesto Sábato presentando el informe final de la CONADEP.
Sentíamos que el sueño se hacia realidad. Que aquellos que los jóvenes franceses en el `68 decían “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Y lo imposible se iba transformando en posible. Y andaba el tipo gritando que con la democracia se come, se educa y se cura. El que nos enseñó que el preámbulo no era un recitado de memoria sino una declaración de principios. También lo puteábamos duro y tupido. Como cuando primero juzgo y después les dio el punto final. Y él seguía intentando persuadirnos. Con muchos pudo, con otros no. Pero va a ser dificil olvidarlo.
Porque él se llevó también lo último de la vieja política que creía que había que ir pueblo por pueblo a llevar el mensaje. Que el dialogo era más importante que la confrontación. Que el de enfrente era el adversario pero no el enemigo. Que la honestidad es un valor que no sirve sólo para gobernar…pero cómo ayuda.
Tal vez Alfonsín se empezó a morir un poco en aquella foto donde se lo ve con las manos en la espalda, cabizbajo al lado de un Menem que venía llevándose el mundo por delante. Partir es morir un poco, dicen. Y con la partida de él todos empezamos a enterrar algunas de nuestras cosas más personales. Nuestra juventud, que no es poco. Nuestra fe en los políticos, que es mucho. Nuestra ilusión de que se podía cambiar, se podía ser más feliz y la esperanza no era sólo un rezo al cielo. Enterramos la ingenuidad de la militancia hecha a pulmón. Cuando no había carteles luminosos y si pinceles para hacer pintadas en medio de la noche esperando que la “contra” los viniera a tapar.
Se murió Alfonsín. No lo voté. Su final fue el peor momento de mi historia familiar. Pero ayer, cuando la frialdad de una placa televisiva me comunicó su muerte, me di cuenta al instante que con él partían todos nuestros sueños. Que se nos iba una década convulsionada pero llena de esperanzas. De aprendizaje y descubrimientos. La mañana que siguió a la noche más profunda. Hoy Raúl Alfonsín es apenas un busto para las nuevas generaciones que viven en el estado de gracia de la democracia.
Para nosotros, ayer a las 20.30, fue el adiós a nuestra adolescencia. Ahora nos dimos cuenta que somos más viejos, más grandes y menos sabios. No se murió sólo un hombre. Se murió una esperanza que desde hace años lo que lo continuaron la rifaron sin tener piedad por nosotros. Es difícil darse cuenta, de golpe, que ya habíamos crecido. Ayer nos metieron el cachetazo y nos volvieron a la dura realidad. Ahora sabemos que nos golpearon tanto que ya no imaginamos el cambio, sólo rogamos que no nos saquen lo que tenemos. Y eso no era lo que queríamos en los ochenta. Ahora es tarde, se nos fue con Alfonsín.
Link a la nota
CABALLEROROJO escribió:Recien veia en canal 7 un discurso de Alfonsin en la Rural,en agosto de 1988, realmente estruendoso el abucheo que recibio, y como se puso don Raulo, no la sabia a esa, dijo Dante Caputo sobre el suceso: ¨Una actitud grotesca, grosera, tipica de una chusma inaceptable, que expresa la angustia de una sector acostumbrado a los privilegios, incapaz, especulativo e inutil, adulador de dictaduras e inspirador de golpes militares¨.
(Canciller Dante Caputo, al referirse a los abucheos e insultos -como ¨comunista, volvete a Cuba¨(*) o ¨se va a acabar la sinagoga radical¨- que sufriera Alfonsin, por parte de los grandes propietarios rurales en la Exposicion palermitana de agosto de 1988).
(*)
CABALLEROROJO escribió:Recien veia en canal 7 un discurso de Alfonsin en la Rural,en agosto de 1988, realmente estruendoso el abucheo que recibio, y como se puso don Raulo, no la sabia a esa, dijo Dante Caputo sobre el suceso: ¨Una actitud grotesca, grosera, tipica de una chusma inaceptable, que expresa la angustia de una sector acostumbrado a los privilegios, incapaz, especulativo e inutil, adulador de dictaduras e inspirador de golpes militares¨.
(Canciller Dante Caputo, al referirse a los abucheos e insultos -como ¨comunista, volvete a Cuba¨(*) o ¨se va a acabar la sinagoga radical¨- que sufriera Alfonsin, por parte de los grandes propietarios rurales en la Exposicion palermitana de agosto de 1988).
(*)
FeDe_PiRaTa escribió:CABALLEROROJO escribió:Recien veia en canal 7 un discurso de Alfonsin en la Rural,en agosto de 1988, realmente estruendoso el abucheo que recibio, y como se puso don Raulo, no la sabia a esa, dijo Dante Caputo sobre el suceso: ¨Una actitud grotesca, grosera, tipica de una chusma inaceptable, que expresa la angustia de una sector acostumbrado a los privilegios, incapaz, especulativo e inutil, adulador de dictaduras e inspirador de golpes militares¨.
(Canciller Dante Caputo, al referirse a los abucheos e insultos -como ¨comunista, volvete a Cuba¨(*) o ¨se va a acabar la sinagoga radical¨- que sufriera Alfonsin, por parte de los grandes propietarios rurales en la Exposicion palermitana de agosto de 1988).
(*)
esto me hace acordar a algo bastante reciente no?
que raro che.. un presidente honesto y digno ya es motivo de enojo para estas lacras
aca un video para que no se olviden de la historia de este pais y sepan realmente quienes esta a favor del pueblo y quienes no, quienes estan a favor del respeto de la voluntad popular y quienes predican el golpismo, a quienes PONEN EN PRIMER LUGAR SUS INTERESES ANTES QUE LOS INTERESES DE TODO UN PAIS y no les tiembla la mano para TIRAR miles y miles de litros de leche cuando hay gente que no tiene para comer etc etc.
UN POCO DE MEMORIA.
FeDe_PiRaTa escribió:disculpame jota pero no coincido para nada en lo que decis.
"el pueblo estuvo a favor del campo"
por favor, no me metas a mi y a muchisima gente que no estuvo de ningun lado (la mayoria del pais)
quienes se creen esos productores rurales para representar la voluntad de un pais ???
por dios lo que hay que leer.. no son nadie.
en lo unico que coincido es en que la desicion de cobos trajo tranquilidad al pais..
y no me parece para nada valida la estrategia que usas para defender al campo atacando a kirchner..
esas estrategias de tener que atacar a otro para defender a alguien se usan cuando no hay argumentos solidos y reales para defender
y noto que vos usas mucho esa forma de defender..
ah y te aclaro que no me gusta para nada nestor kirchner, me cae bastante mal.. pero nunca intentaria voltear un gobiero elejido por el pueblo porque una desicion sea desfavorable a mis intereses... mejor esperaria a la proxima eleccion y ahi lo haria saber.
tanto que hablamos de democracia no?
campipirata escribió:ME es es indiferentee y me parecio una estupidez todo lo q hicieron por q se murio el...le toco q fue el primer presidente despues de la dictadura despues de eso fue una mierdaa como todos los gobernantes de argentina.
Por que no hacen un acto asi por las malvinas ysean reconocidos los militares , fuerza aerea los caidos y no caidoss, es la argentina de los politicos no del pueblo
FeDe_PiRaTa escribió:disculpame jota pero no coincido para nada en lo que decis.
"el pueblo estuvo a favor del campo"
por favor, no me metas a mi y a muchisima gente que no estuvo de ningun lado (la mayoria del pais)
quienes se creen esos productores rurales para representar la voluntad de un pais ???
por dios lo que hay que leer.. no son nadie.
en lo unico que coincido es en que la desicion de cobos trajo tranquilidad al pais..
y no me parece para nada valida la estrategia que usas para defender al campo atacando a kirchner..
esas estrategias de tener que atacar a otro para defender a alguien se usan cuando no hay argumentos solidos y reales para defender
y noto que vos usas mucho esa forma de defender..
ah y te aclaro que no me gusta para nada nestor kirchner, me cae bastante mal.. pero nunca intentaria voltear un gobiero elejido por el pueblo porque una desicion sea desfavorable a mis intereses... mejor esperaria a la proxima eleccion y ahi lo haria saber.
tanto que hablamos de democracia no?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 6 invitados