Como vínculo sanguíneo que recorre tu piel, el bautismo de lo eterno es sellado por esa primera vez. Regalo de cumpleaños o de navidad, llega a tu vida y la cambia para siempre.
El peso de una historia de mística, lucha, devoción y amor incondicional, recae en ese pedazo de cielo que abriga tu cuerpo y lo convierte en alma.
Transpirada por los ídolos de tu viejo, admirada por Diego en alguna noche del 86’ y peregrinada con gritos, trapos y cantos de todo el país, la llevás con amor y orgullo ilimitado.
Es la que quisiste de chiquito. Es la que te conmueve hasta las lágrimas al ver a tu hijo lucirla. Y es aquella que te va a acompañar el día en que la vida te cierre su ventana y en un último gesto de oxígeno largues tu aliento final.
Es parte de vos y vos sos parte de ella. Es nuestro paño sagrado.
Es la celeste…la camiseta de Belgrano.
Juan.
Junio de 2008.