CABALLEROROJO escribió:Grosso, grosso en serio, alguno sabe que papel jugo en la reforma del ´18?
Trabajo en el Museo Casa de la Reforma Universitaria y lamentablemente tenemos poca información acerca del gran Dr. Arturo Orgaz. No sólo por haber fundado Belgrano, si no también por su protagonismo y compromiso sociocultural, es que tengo una gran admiración por él; por eso cada vez que encuentro info (textos, fotos, etc.) relacionadas con Orgaz la trato de guardar y conservar. Hace poco me enteré que existe la "Biblioteca Arturo Orgaz" (en calle Sucre 474) en donde podemos buscar más info.
En referencia a la Reforma del 18, digamos que fue uno de los ideólogos y uno de los principales oradores en las diversas manifestaciones que realizaron los estudiantes reformistas. La historia dice que era uno de los
Maestros de la Juventud, destacado e infaltable tribuno, siendo muy querido y respetado por todos los estudiantes.
Arturo Orgaz presidió la famosa “Asociación Córdoba Libre” con el mismo querido amigo Capdevila, Deodoro Roca, Saúl Taborda y otros, fundada en septiembre de 1916 y que propugnaba la reforma de la vetusta Universidad local. Al año siguiente, el mismo grupo dio a luz a la “Universidad Popular”, que funcionaba en la Escuela Alberdi de la Av. General Paz.
Al advenir la Reforma Universitaria, participaron activamente en actos y manifestaciones de los estudiantes, por lo que fue amonestado por el Superior Tribunal de Justicia, igual que su dilecto compañero. Ambos renunciaron de inmediato.
“He recibido la sorpresa –escribió Orgaz a la autoridad judicial-
de conocer mi delito: es que pienso libremente y defiendo la justicia”.Aquí les dejo un artículo para que conozcamos algo más sobre Arturo Orgaz y cuenten conmigo para ampliar y difundir la obra de esta excepcional persona. Abrazo!
Arturo Orgaz Por Gustavo Orgaz
Hubo un tiempo en el que Córdoba se había habituado a ver, cotidianamente, la figura espigada, la noble estampa de Arturo Orgaz, paseando pensativo, observador, por las calles del centro. Era, por entonces, una presencia consustanciada con la ciudad misma. El sombrero aludo, la corbata de lazo con aire bohemio, el traje austero, la melena abundante y ya plateada, le daban un aspecto peculiar que lo distinguía.
Pero no era, por cierto, la indumentaria ni el porte esbelto lo que originaba ese halo de respeto que nimbaba su figura. Era el resplandor de su personalidad, amasada en el estudio y en la lucha; era el reflejo de su espíritu superior, que el pueblo de Córdoba reconocía y admiraba.
Mas ¿Quién fue es Arturo Orgaz que así recordamos? ¿Por qué esa admiración y respeto?
Fue, ante todo, un Maestro. El maestro de la juventud de su tiempo, que se proyecta hacia todos los tiempos en el ejemplo de su vida y en la hondura de su pensamiento y de su obra.
Desde muy joven, la figura de Arturo Orgaz se perfiló con destacados relieves en el quehacer literario e intelectual, como en el campo del trabajo y las luchas sociales, por la claridad de sus ideas, la voluntad para la acción y la rectitud de su conducta, afirmada valientemente en más de una ocasión.
Con Las barcas del ensueño (1912), abordó la poesía; su pluma literaria dio a la luz también obras de teatro y narrativa en las que ya aparece el pensador social, el escudriñador de la realidad de su tiempo. Esa vocación por el estudio de los problemas sociales y políticos, se manifiesta en la tesis doctoral, Las muchedumbres (1914), enjundioso análisis de psicología colectiva, y persistirá a lo largo de toda su vida hasta su último trabajo, Sentido social de la libertad (1955), con los libros como Crítica democrática, Estado, fascismo, psicosis, La huelga de las ideas, Pro y contra del hombre.
Sin agotar la bibliografía de Arturo Orgaz, debemos anotar, sin embargo, sus obras en el campo del Derecho, como Paráfrasis del libro I del Código Penal, Lecciones de Introducción al Derecho y las Ciencias Sociales, Diccionario elemental de Derecho y Ciencias Sociales.
Pero el Dr. Arturo Orgaz no fue sólo un teorizador dedicado exclusivamente al estudio y la investigación. Apasionado de la libertad, la democracia, la justicia, vivió una vida militante. Estuvo siempre en la acción, con espíritu revolucionario y combatiente, cuando fue necesario, pero siempre con actitud constructiva.
Así, el movimiento estudiantil de 1918 tuvo en él a uno de sus más fervorosos defensores e impulsores. Desde antes del estallido reformista, su palabra y su acción se sumaron a la de “Córdoba Libre”, denunciando la chatura anquilosada de la Universidad, y preparando así el camino de la Reforma. Fue presidente de la Universidad Popular, que abrió sus puertas en 1917 con el noble propósito de acercar la cultura al pueblo trabajador. Durante los sucesos del 18, estuvo desde el primer momento al lado de los estudiantes que promovieron y llevaron a término el histórico movimiento, aportando la fuerza de su prestigio personal, la luz de su inteligencia y el permanente aliento de su acción pública. A la par de su actividad individual, presidió el Comité de Profesionales Pro Reforma Universitaria, que tuvo breve pero importante función en las horas culminantes. Si en un momento esa asociación de profesionales fue discutida por cierta actitud atribuida a uno de sus miembros, es de destacar el concepto que merecía a los estudiantes el Dr. Orgaz. Con la firma de Gumersindo Sayago y Enrique F. Barros, decían los estudiantes reformistas en un comunicado sobre el asunto, de fecha 22 de abril de 1918, que “el valioso concurso individual de Arturo Orgaz…fue requerido por toda la juventud que ve en el prestigioso y abnegado luchador a un verdadero símbolo de la revolución”. Y más adelante agrega el comunicado, que publicó La Voz del Interior el 26 del mismo mes: “Orgaz es un caballero, es un revoltoso –y bendita sea la revuelta en estos tiempos- como nosotros; es el tribuno de la juventud de Córdoba en los últimos años y está y estará siempre sobre insidias y en primer lugar en el corazón de la falange estudiantil”
Ardua y brillante fue la tarea de Arturo Orgaz en ocasión de las lides de la Reforma, continuada después a lo largo de todos sus años, en el afianzamiento y perfeccionamiento del ideario reformista. Desde la cátedra universitaria, desde su condición de consejero en el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, o como delegado ante el Consejo Superior, Arturo Orgaz llevó adelante su ideal reformista, con firme convicción y voluntad decidida.
La palabra de Arturo Orgaz flameó encendida y punzante en las gloriosas jornadas del 18, en innumerables actos, conferencias, manifestaciones callejeras. Un puñado de esos discursos fueron recogidos luego en el libro En guerra con los ídolos (1919), que constituye un valioso aporte de recomendable lectura. En su primera página dice Orgaz que Voltaire solía inquietarlo con la cifre exacta de los ídolos que condenó a la hoguera de su irreverencia. Y comenta Arturo Orgaz: “Voltaire ignoraba que, al morir, los ídolos habían ya parido”. Importante advertencia. Porque aquellos ídolos que el Maestro combatió y derribó, vuelven a aparecer de vez en vez, agobiando con el peso de su miseria y su ignorancia el vuelo limpio de los hombres libres.