Golazo. Caranta ya quedó detrás de la pelota que metió de cabeza Bueno. Llegó tras un centro de Pereyra
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Golazo. Caranta ya quedó detrás de la pelota que metió de cabeza Bueno. Llegó tras un centro de Pereyra
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Tan parecidos. Tan distintos. Gruñones, insoportables. Cansadores. Complemento de alto vuelo para minar el área de velocidad y oficio. Necesarios para corromper una defensa que terminó por mirarle la espalda: César Pereyra y Carlos Bueno, la pareja con nombres que arranca con la letra C. La de Celeste y calentones. Calculadores. Campeones de verano. Los más jodidos para tener en tu equipo en cualquier picado.
El lunes por la noche, el 7 (Picante) y el 20 (el uruguayo) demostraron la potencialidad. Que juntos suben los dólares futbolÃsticos de un equipo, que si ajusta en mitad de cancha y atrás para no sufrir cuando lo desbordan, generan inversiones que ilusionan para dar batalla.
¿Por qué? Porque funcionan como una pareja que está saliendo hace poquito. Se muestran afables y voluntariosos para que el otro se luzca.
En el PT, Pereyra robó en mitad de cancha, Bueno recibió y habilitó al Pica, y casi lo gritan todos. Pero la primavera para Belgrano -y lógicamente para ellos- llegó cuando Pereyra, de zurda, envió un centro exquisito para que Bueno cabecera al gol, a los 3 minutos. La brillantez de ambos fue directamente proporcional a la mejorÃa estructural del equipo.
El empate rápido acomodó a la B que presionó como sabe: con la bola más rápido en su poder, la dupla C-C tuvo su mejor alimento: campo traviesa para correr y el tiempo para pensar el mejor contragolpe.
A los 25 minutos Pereyra cedió para Bueno y éste casi grita por segunda vez. Asà comenzaron a ser protagonistas excluyentes de la noche.
Cuando Bueno se tiró a los costados, el Pica rompió por el medio y al revés. AsÃ, los defensores de Central empezaron a perder las marcas, asombrados, como quien pregunta por dónde pasa el A5 que demora siempre.
Con aire para correr (sobre todo el Pica) y el sentido de la ubicación de quien jugara en la selección uruguaya, Belgrano ahorró espacios, ganó en metros y pudo facturar en alguna más.
Lo cierto es que la dupla ofensiva dialogó con la mirada, o en todo caso con los ojos. La diagonal de uno significó que el otro lo tenÃa que esperar para buscar el gran pase. O al revés.
Después, sobre los 36 del ST, el Ruso sacó a Bueno y Pereyra lo vio marcharse como ese amigo que un dÃa se va a convivir con la bruja.
Era el final y la dupla de los cansadores (en término futbolÃstico) habÃa hecho su trabajo de desgaste. Una sociedad entre distintos y parecidos capaces de enloquecer. Canallas, desfachatados, pero sobre todo, son de Belgrano.
La figura: Carlos Bueno. El uruguayo sigue encendido y está en todas las jugadas de peligro que tiene Belgrano. También se lució el Picante Pereyra. Hay dupla para ilusionarse en el Pirata.