por cuifa » Mar Abr 22, 2014 5:14 pm
Sábado. 3 de la tarde. Ni tiempo vas a tener para masticar la milanga, el bife, los fideos o para recuperarte de la resaca. Más que previa, vas a clavar una continuación de la all night long del viernes, obviando la buscapina o la milanta y más bien alimentando el dolor de marote con más ferné o vino prittiau.
Con sueño, con hambre, con la bruja que te cuestiona que te vayas a la cancha y no comer en familia, con la cabeza revoleada por la sangre que aún no evacuó todo el alcohol de la noche anterior, por la mina que te dejó en la puerta también de evacuar pero otra cosa, con los ojos colorados porque a tu hijo justo se le ocurrió despertarse a las 8 o porque a la madrugada al vecinito de al lado se le ocurrió festejar su cumple batiendo récord en nivel de decibeles con la música.
Con un sol que atraviesa hasta una máscara de soldador, con una lluvia peor que la que desbordó los diques, con un calor que odiarían hasta en Santiago del Estero, con un frío que haría abrigar hasta un esquimal.
Sábado. 3 de la tarde. Como sea allí estarás. En bondi, en bici, en auto, a pata, en sulki, nadando. Como sea, pero allí estarás.
Porque sí, estás enojado como muchos, porque no damos dos pases seguidos, porque no paramos a nadie, porque los defensores son los mejores atacantes y los atacantes los mejores defensores pero de los rivales, porque el medio no hace ni medio, porque nuestro arco parece grande como el que se apellida iris y el de los otros es más chiquito que el del hockey sobre patines, porque el Ruso hace cambios que sólo se entienden en ese idioma, porque el árbitro y la recalcada piara de ninfómanas del pete que lo parió.
Pero el amor es más fuerte. Siempre es más fuerte. Si estuviste hasta cuando casi nos desenchufaron el respirador allá por 2001; te bancaste en los 80' que ascendieran a todos tus compañeros cordobeses en el escritorio y a voz casi que te echaran del laburo y te mandaran a hacer changas; te comiste a los Amaya, los Delgado, los Umpiérrez, los Otaño, los Adippe y una ristra de firmas para la que no alcanzaría ni un pallet de papel higiénigo; te morfaste la lluvia de todos los objetos contundentes que figuran en el diccionario en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, Tucumán y resto de la geografía argenta.
Mirá si no vas a estar ahora, que tenemos algunos problemitas de salud pero lejos de algo crónico como otrora; que estás con laburo y, aunque quisieras ganar mejor, te alcanza bien para vivir; que mirás el diario y son más los nombres que amás que los que odiás; que vas tranquilo porque sabés que no hay razones para se cante "qué quilombo se va a armar".
Sábado. 3 de la tarde. Allí estaré. Allí estarás. Allí estaremos. Nosotros, vosotros y ellos. Todos. Contra viento y marea. Contra tsunamis y olas de 50 metros de alto. Si, como buenos piratas, nunca nos tiramos del barco aún cuando arreciaron las peores tormentas, ¿por qué habremos de abandonar ahora?
Sábado. 3 de la tarde. Los espero en el que ahora denominan Mario Alberto Kempes, para mí por siempre el Cható. No sé quién arbitra, no se me ocurre qué cosa rara se le ocurrirá al Ruso. Con otro esquema o con el mismo, con más pibes o con menos, sé que van a estar. Los espero para abrazarnos y dejarnos la garganta disfrazada de lija de tanto gritar por el triunfo que, estoy seguro, nos van a regalar.
Sdos.
Si el perro es manso come la bazofia y no dice nada, le cuentan las costillas con un palo a carcajadas!
Demasiados los moretones, muy pocos encantamientos, son tantos los cocineros que joden la sopa...