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Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Mar Mar 24, 2009 2:21 pm

La realidad que pinta Zaffaroni en los medios es muy distinta a la que ocurre en la calle da soluciones muy superficiales que el laburantes se las tira en cara y en cuanto a Anibal Fernadez diciendo que el narcotrafico esta controlado y que la inseguridad disminuyo en los utimos años se estan mofando en la cara de todos.
Siempre es bueno que un Gobierno tenga una contra osea medios que destapen la olla y no hablo de monopiolios sino de medios que no dependan del gobierno sino nos fijemos Telesur en Venezuela que tapa todas las cagaditas del gordo o el mismo canal 7 aca lo mismo,ya es demasiado con el Indec si todos los temas se van a disfrazar asi es preferible que privado o no los tenga cagando.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor lokin » Mié Mar 25, 2009 11:17 am

Es inevitable desenmascarar tu tilde derechoso en tus post, cuándo podrás hablar sin tirar contra Chávez, los K, etc. Ya se torna no sólo pesado sino también patético.
Zaffaroni es un capo en Derecho Penal, y le dió cátedra al boludón ese de TN no recuerdo si era el reaccionario de Morales Solá o cuál.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Mié Mar 25, 2009 9:11 pm

lokin escribió:Es inevitable desenmascarar tu tilde derechoso en tus post, cuándo podrás hablar sin tirar contra Chávez, los K, etc. Ya se torna no sólo pesado sino también patético.
Zaffaroni es un capo en Derecho Penal, y le dió cátedra al boludón ese de TN no recuerdo si era el reaccionario de Morales Solá o cuál.


Lo mismo que te digo en el otro post me importa muy poco si mi comentario es de derecha o izquierda, a pocos le importa, patetico para mi seria que se defender campones mundiales de genocidio como STALIN, MAO, HITLER, MUSSOLINI y yerbas parecidas etc. lo unico que cambia es su lugar en el lugar en el hinodoro uno sorete cae a la derecha y la otro a la izquierda pero los 2 son materia fecal.
Ah Chavez es un despota un tirano y los que lo votan en Venezuela y le dan via libre a ese rotito para que le pise el coco en el futuro para mi son brutos e ignorantes, a mi me importa un comino que opinas vos de Macri y compania y como lo tildas (Macri personaje que jamas votaria ).
A Zaffaroni Argibay cada ves la gente se le caga de risa las soluciones teoricas que dan al problema .
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor lokin » Mié Mar 25, 2009 9:51 pm

No ví a nadie che defendiendo a Stalin, Hitler, Mao. Sos medio resentido me parece, porque criticás porque si o sea...
Yo no veo que nadie se cague de risa, me parecen bastantes interesantes sus propuestas y alternativas de soluciones a los problemas de "inseguridad" y demás.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor CelEsteAmor » Mié Mar 25, 2009 11:11 pm

La de Zaffaroni no es una opinión más, pero en pos de la honestidad intelectual y en un marco de respeto, corresponde a los sujetos considerarlos en su momento histórico. HOY Zaffaroni es un funcionario de la burocracia estatal que garantiza la política K desde los estrados, con toda su funcionalidad "progre".
Me interesa aportar voluntariamente a una apreciación acabada de los foristas jovenes estudiantes de derecho, a quien disfruto leyendo aunque disienta en mucho y por quienes me veo motivada a seguir participando de este foro del que estuve alejada por bastante tiempo por motivo del funcionamiento de esta página. Por eso los invito a que lean el fallo Bulacio y el fallo René Derecho para evaluar el momento histórico de este jurista integrante de la corte suprema, cuyo curriculum vitae ocupa más de cincuenta hojas.

"Quien aspira a parecer renuncia a ser”, decía INGENIEROS tan curioso como contradictorio pensador argentino de la primera mitad del siglo pasado.

Ineludible referencia intelectual de los progre de todos los tiempos, acuñó esa idea ignorando que en el futuro sus “discípulos” podrían reconocerse en ella.

Observen las declaraciones:

“…Bombardean con noticias rojas que crean una realidad en la que el enemigo principal es la inseguridad urbana. Los políticos le temen a esos medios y en consecuencia modifican el Código Penal que se encuentra en escombros porque cada cambio es en realidad un mensaje motivado en una coyuntura que ya olvidamos…”

“…Hay un sistema penal paralelo, campos de detención como en Guantánamo verdadero centro clandestino de detención donde se ejecuta y tortura…”

“…Los modelos globales de exclusión social han creado un sujeto nuevo, que ya no es el explotado sino el excluído…”

Lo dijo el ministro de la Corte ZAFFARONI en el marco del Seminario sobre Derechos Humanos y Justicia Penal en América Latina organizado por la Corte Suprema de Justicia Argentina

También dijo: “…no obstante hay que evitar el fraccionamiento de la sociedad que es lo que buscan estos discursos vindicativos partidarios de la pena de muerte…”

Desconocer el rol del estado en una sociedad clasista, ignorar la tensión que existe entre esas clases, omitir que el consenso y la fuerza son dos herramientas poderosas en manos de ese mismo estado y que los medios de comunicación (que pueden distanciarse de determinado gobierno por negocios pero no por ideología) juegan un papel trascendente en la formulación de ese consenso, silenciar que a ese mismo estado poco le importa si monopoliza la violencia legal o se entremezcla con la otra mientras sus víctimas sean siempre las mismas, para concluír en que se debe fomentar la paz social, es en verdad la apariencia del concepto de Justicia.

El derecho sigue a los hechos, y esa verdad de Perogrullo no puede ignorarla el Dr. Zaffaroni. El derecho es también ideología y estructura social y que el derecho penal se encuentre en escombros lejos de ser una cuestión volitiva de la política gerencial de gobiernos como los que integra es una consecuencia lógica de un proceso de acumulación y concentración de riqueza nunca antes visto.

Para el resguardo de ese proceso necesitan extremar las medidas de control y disciplinamiento social, ahí utilizan el consenso, por eso bombardean con noticias rojas siempre y de tanto en tanto insisten con legalizar la pena de muerte o mienten con aquello de la policía detiene y detiene y los jueces liberan y liberan. En ese contexto se puede recurrir a la “descomposición” legal existente pareciendo que se administra justicia, se guardan las formas, sello y firma y archívese.
PARECE, PERO NO ES.
Las leyes son hechas por los ricos para poner un poco de orden a la explotación./Los pobres son los únicos cumplidores de leyes de la historia./Cuando los pobres hagan las leyes ya no habrá ricos. -Roque Dalton-
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Mié Mar 25, 2009 11:59 pm

lokin escribió:No ví a nadie che defendiendo a Stalin, Hitler, Mao. Sos medio resentido me parece, porque criticás porque si o sea...
Yo no veo que nadie se cague de risa, me parecen bastantes interesantes sus propuestas y alternativas de soluciones a los problemas de "inseguridad" y demás.


Lei personas defendiendo terroristas pero no te hagas problema no soy buchon ¿resentido ? Por casa como andamos ? Eso dejemolo para los verdaderos resentidos que se golpean el dedo con un martillo y le hechan la culpa al imperealismo o a la clase media, Los que prefieren que el motor de la economia se argentina se caiga en pedazo con tal de saciar su odio contra el campo, o racistas de cuarta como Luis E Elia .
Con respecto a Zaffaroni es cierto pocos se rien por que la mayorias que sale a la calle dia a a dia mandan a cagar todas sus "soluciones" .
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor PeraltiZ » Jue Mar 26, 2009 12:19 am

en Nueva York por los años 80, 90 se le dio autorizacion a la policia de DISPARAR a MATAR a los delincuentes, para frenar la inseguridad, y ahora es una ciudad que bueno se puede vivir pero como en los 80 o 90 qe no podian salir a la calle eso si tambien mataron a sospechosos y gente qe no tenia que ver pero se freno mucho la inseguridad y ademas alla como vieron en el video los castigos son severos, creeria que se tendria que aplicar
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor PeraltiZ » Jue Mar 26, 2009 12:23 am

Un estudio realizado por la revista Forbes en 2007 ubica a Nueva York como una de las metrópolis más seguras de los Estados Unidos,[96] con una tasa de 7,3 asesinatos por cada 100.000 habitantes, que la coloca en el puesto número 50 de 72 ciudades con una población mayor a 250.000 personas,[97] muy por debajo de la primera, Detroit, con 47,3 asesinatos por cada 100.000 habitantes.[97]

El crimen organizado ha tenido un importante desarrollo comenzando por los Forty Thieves y los Roach Guards en los Five Points en los años 1820. El Siglo XX vio el ascenso de la mafia dominada por las Cinco Familias. Pandillas, entre las que se incluyen los Black Spades también crecieron en el siglo pasado.[98]
Una patrulla del Departamento de Policía de Nueva York en Times Square.


El auge criminal en la ciudad tuvo su auge durante la década de los 80 y principios de los 90, dado a la denominada «epidemia del crack»[99] que golpeó a la ciudad. En 1990 el Departamento de Policía de Nueva York adoptó el COMPSTAT y otras estrategias en un gran esfuerzo para reducir la delincuencia. La drástica caída del crimen en la ciudad ha sido atribuida por los criminólogos a estas tácticas políticas, el fin de la epidemia del crack y a los cambios demográficos.[100]

Así pues, los crímenes violentos en la ciudad se han visto reducidos en un 75% en los últimos doce años y la tasa de asesinatos en 2005 tuvo su nivel más bajo desde 1963.


http://www.wikipedia.com
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Jue Mar 26, 2009 1:22 am

PeraltiZ escribió:en Nueva York por los años 80, 90 se le dio autorizacion a la policia de DISPARAR a MATAR a los delincuentes, para frenar la inseguridad, y ahora es una ciudad que bueno se puede vivir pero como en los 80 o 90 qe no podian salir a la calle eso si tambien mataron a sospechosos y gente qe no tenia que ver pero se freno mucho la inseguridad y ademas alla como vieron en el video los castigos son severos, creeria que se tendria que aplicar



Los cuentitos de algunos jueces + policias corruptos y politicos + los cassettes rayados de un sector de los DDHH tuerto de Argentina que en conjunto con este gobierno se laba la manos antes este problema, pero la pena de muerte NO soluciona nada amigo, aparte Somos argentina, no somos EEUU ni China .
La educacion salud trabajo y seguridad van de la mano y por eso hay que luchar, pero obvio mientras tanto los encargados de este pais y responsables de estos problemas deben hacer algo ya mismo, dejar de hablar sandeces como por ejemplo que la inseguridad es una "sensacion" por supuestos que hay medios que lucra con las noticias macabras, pero de ahi a decir que es una sensacion es una tarades la realidad se vive y se nota en la calle a diario .

.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor CelEsteAmor » Jue Mar 26, 2009 10:45 am

PeraltiZ, no se cuántos años tendrás, pero veo que estás informándote sobre políticas que garanticen la seguridad ciudadana.
Te cuento que, como vos bien lo sintetizas en tu frase “dar la orden a la policía de tirar a matar a los delincuentes”, esa fórmula ya se aplica en nuestro país. Y lleva desde 1983 la cantidad de 2616 personas, en su mayoría jóvenes y todos pobres, asesinados por esa pena de muerte EXTRAJUDICIAL que el prestigioso escritor Rodolfo Walsh tomando una expresión en inglés –trigger happy- denominó: gatillo fácil.
Te cuento también que tu referente Rudolph Giuliani, lo que hizo en los ´80 fue volcar a la práctica la teoría de las ventanas rotas “Broken Windows” en su política de “tolerancia cero”. Es importante que además de la revista Forbes que se especializa en contar fortunas sin distinguir en el orígen (hace poco incluyó al lider del Cartel de Sinaloa) puedas informarte en qué consistió esa política que se convirtió en un producto exportable y vendible. De hecho, si después de leer un poco más seguís apoyando esta fórmula, podes votar a tu ex gobernador De La Sota que cuando tenías las desgracia de que estuviera en el poder, hizo negocio con Blumberg, el gerente de este producto en Argentina.


“(…) Hace varios años que la idea de garantizar la seguridad ciudadana mediante la utilización exclusiva de procedimientos represivos para perseguir y eliminar las conductas consideradas como antisociales empezó a extenderse por el mundo.
Era la consecuencia inmediata de la criminalización de la pobreza a la que conducía inevitablemente de los think tanks neoliberales.

Lo nuevo era el énfasis en el carácter prioritario, cuando no exclusivo, de la fuerza. También lo era la ampliación de las conductas punibles hasta el paroxismo: desde arrojar basuras a la calle a pintar graffitis –“el primer cristal roto” de Willian Brattons- y la enorme extensión represiva que se derivaba de esa ampliación y de la naturaleza justificativa que se concedió a la sospecha en las detenciones, allanamientos e interrogatorios. Esta vez el estado liberal actuaba duro, ampliaba el catálogo de lo intolerable y extendía su acción punitiva a todos los sectores de población “objetivamente sospechosos”.

La idea de buscarle garantía represiva a la libertad de empresa en el marco de un sistema formalmente democrático, nació en los EE UU y fue codificada en la ciudad de Nueva York, la urbe más simbólica del fin del milenio. Siguiendo modelos clásicos de márketing, la idea-sistema policial y sus procedimientos operativos fueron etiquetados para el rápido consumo de masas. En el corazón del “reino de la libertad” un plan de operaciones para la represión fue bautizado con un lema, rotundo, escueto, de claridad impertinente: “Tolerancia cero”.
A pesar de la extremada simplicidad del plan de seguridad en que consistía, y de que todo su contenido aparente se reducía a un esquema operacional de la policía unido a un contexto de permisibilidad casi total para sus actuaciones, sus mentores le añadieron algunas pinceladas teóricas y la presentaron y exportaron como un paradigma universal y como un sistema completo para el buen orden de las ciudades.

La fórmula debería hacer temblar a una opinión pública que no estuviese mucho más alertada contra los desmanes de la delincuencia que contra las amenazas, mucho más generales, de la marginación y de las posibilidades de convertirse en objetivo policial.

Analizando esa alarma cuyos motivos son enormemente publicitados por unos medios mucho más escuetos en lo que a los riesgos sociales “legales” se refiere, Loïc Wacquant -comentando precisamente la transformación de la precariedad social en un problema de “orden público”- habla del “pánico moral capaz de rediseñar la fisonomía de las sociedades”. Sus referentes –campo de batalla y enemigos de los nuevos batallones policiales- serían las “violencias urbanas, la violencia juvenil y los barrios inseguros”.

Como estamos señalando, y como bien saben los teóricos y políticos neoliberales y los grandes beneficiarios del orden económico vigente, la fórmula policial “Tolerancia cero” se refiere explícitamente a la “seguridad ciudadana” pero encubre una opción social completa.
El policía Brattons y el alcalde Giuliani

Los popes de esa intolerancia soberana fueron el ex fiscal y alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, y su jefe de policía y antiguo responsable de la seguridad en el metro de la ciudad, Willian Brattons.

Sus ideas son sencillas y alguna de las consecuencias, como veremos, son estremecedoras.
Su summa filosófica es tan breve como fácilmente comunicable y, al parecer, vendible. Se llama “teoría” de las “ventanas rotas” y se expresa de esta razonable manera: “todo crimen que queda impune, alienta a cometer otros crímenes más graves, porque en el delincuente subsiste la idea de que no recibirá castigo”. Para entender de qué estamos hablando hay que advertir que los comportamientos criminales comienzan, para nuestra pareja protagonista, con actividades como arrojar basuras, pintar graffitis, insultar o realizar actos de vandalismo. Deben ser firmemente reprimidos para impedir que se desarrollen comportamientos criminales más graves.

Lo expresaba así el propio Brattons en una conferencia en la Fundación chilena Libertad y Desarrollo, en abril de 1999: “esta (la “Tolerancia cero”) consiste en evitar que las personas beban en lugares públicos, rayen los muros, roben autos, peleen en la vía pública, entre otros actos delictivos. Si no evitamos el primer rayado, vendrán otros a poner sus graffitis en el mismo muro. Lo más importante no es reparar o cambiar la ventana rota, sino evitar que la rompan". Y añadía para explicar la base empírica y científica de su teoría: "Es muy simple: un par de respetados criminólogos realizaron un experimento donde estacionaban un auto nuevo en un área. Durante días nada le pasó. Luego, en el mismo lugar, estacionaron un auto con un vidrio roto. En un par de días estaba completamente desvalijado. La idea es que la primera ventana rota lleva a otras cosas. Así, si por ejemplo una persona ensucia las murallas de una estación de metro, vendrá otra y hará lo mismo. Mi teoría es impedir a toda costa el primer rayado".

No es de extrañar que con todo ese “bagaje teórico” en la mollera –no nos equivoquemos sobre su importancia real- Brattons haya sido promovido a la categoría de consultor internacional, nada menos que por el Manhatan Institute que ha organizado largos paseos “académicos” del experto policial por Europa y América Latina. Aunque pueda parecer sorprendente, en Europa su mentor ha sido Tony Blair, en América Latina Sanguinetti, Medem y el candidato de la derecha chilena Lavín, han sido los más entusiastas.

En el mencionado viaje a Chile -con motivo del cual Lavín expresó repetidamente su admiración por la experiencia policial norteamericana y su disponibilidad para incluirla en su programa de gobierno-, la prensa chilena favorable al experimento Giuliani-Brattons” interpretaba así el modelo policial de Nueva York: “puso en práctica el lema de "tolerancia cero", es decir extender las prerrogativas de los policías para realizar arrestos y allanamientos por delitos menores, como el vagabundear por las calles”.

Rudolph Giuliani completó una teoría tan contrastada –recordemos la experimentación ordenada por su jefe de policía :dos días observando el desvalijamiento de un coche con los cristales rotos-, con medidas de índole más práctica. Aumento espectacular del número de policías, determinación de “barrios sensibles” como objetivos prioritarios de las razias policiales, puesta en marcha de un sistema de información new age que establece su primera base en las denuncias y sus primeros elementos en las faltas menores archivadas minuciosamente. La propia filosofía del sistema de Tolerancia Cero exige la contabilización exacta y el registro perpetuo de los actos “incívicos” y de las pequeñas faltas cometidas especialmente por los jóvenes. No en vano la delincuencia –como la marginación- es una forma de vida que tiene residencia en los barrios populares, en las chabolas y en los guettos. La indigencia puede ser soslayada por la teoría económica y social neoliberal como una consecuencia inevitable de la competencia, o como un fenómeno cuyas responsabilidades se cierran sobre sus propias víctimas, y puede ser crecientemente ignorada por la acción política de los gobiernos, pero es tenida muy en cuenta por sus policías. “Tolerancia cero quiere decir que nos tomamos las cosas en serio” –repite muy ufano y muy certero el alcalde Giuliani.
Policías con sentido común y ánimo implacable. El “método ecológico”

La delincuencia empieza con un grafitti. O mejor dicho la delincuencia -tal como lo expresaba en Argentina a la periodista Stella Calloni, la indignada madre de un joven detenido en una razia policial- empieza en la “portación de rostro”, en el aspecto, en la cara de joven pobre o del niño de la calle.

En el sistema de Giuliani y Brattons la sospecha es suficiente para las detenciones y los allanamientos. También son actitudes policialmente reprobables y estímulos para la acción, la vagancia y el vagabundeo y las “conductas inciviles”. Los home less –los sin techo- son acosados y reprimidos. En realidad, los responsables de la seguridad ciudadana en la ciudad de New York han convertido en método y en sistema la mirada de recelo que la parte satisfecha de la sociedad norteamericana había colocado sobre los sectores de población empobrecida. Las categorías sociales han sido reducidas a categorías policiales. El pobre, el desempleado, ya no es objeto de atención pública, se ha convertido en apestado social y en blanco de la atención represiva.

Como se ha dicho con razón, son los comportamientos sociales vinculados a la marginación los que han sido deliberadamente colocados en el punto de mira de las nuevas policías de la globalización. El recelo del que hablamos tiene su lógica en la propia marginación que coloca a los excluidos fuera del “marco ideal” de conviviencia, la tiene en una percepción general que es previa a la experiencia policial. Corresponde a una realidad que se ha convertido en una observación común a todos los estudios sociales: la creciente polarización económica cuyas consecuencias son las crecientes desigualdades sociales y la existencia de una intenso proceso de exclusión del que son víctimas los parados de larga duración y los que alternan el paro y el empleo precario con salarios de miseria.

Los procedimientos de la policía de New York han provocado múltiples protestas que han sido personificadas por organizaciones de defensa de los derechos civiles y por colectivos de las minorías raciales, fundamentalmente negros e hispanos. La criminalización de los sectores populares, de la “portación de rostro” a la que apuntaba la madre argentina que hemos mencionado, se puso de manifiesto en el asesinato por la policía del inmigrante africano Amadou Diallo quien fue tiroteado 41 veces por 4 policías que le alcanzaron con 19 disparos. Diallo estaba en su calle –una mala calle, sin duda, para el alcalde Giuliani- delante de su casa, y mostraba la documentación a los agentes cuando lo mataron. Los policías fueron absueltos.

Algunos policías y penalistas han calificado al sistema de utilización de la policía como “método ecológico” en referencia a su aplicación masiva en los llamados “barrios sensibles” y a la concentración represiva sobre sus pobladores. Las operaciones policiales son concebidas como operaciones de limpieza, su escenario coincide con el de la distribución de las rentas más bajas de la población. No tiene nada de exagerada la percepción de que sobre las ruinas del “estado de bienestar” y como consecuencia de su demolición, estamos en los prolegómenos -en la definición teórica, la justificación mediática y los primeros ensayos- de una “guerra contra los pobres”.

La Ley es la Ley dicen los defensores de este método policial que es en realidad un sistema de gestión social. Esa ley que proclaman se refiere sobre todo a la que tiene que ver con la seguridad en la calle, una seguridad de la que se han eliminado todas las referencias relativas a la enfermedad, al hambre, al paro, al abandono familiar, a la vida en condiciones infrahumanas, y a las carencias de educación, de cualificación laboral y de esperanza de empleo.
“Levantar la liebre”

Llama poderosamente la atención la insistencia de Giuliani y Brattons en la represión de las pequeñas faltas, incluso en aquellas para las que resulta difícil concebir las reacciones policiales que han puesto en marcha: registro, detención, allanamiento, interrogatorio o levantamiento de una ficha. Esa reiteración tan chocante no es una construcción de los sectores críticos que aprovechan referencias marginales en los discurso y las manifestaciones públicas para destacar la parte más escandalosa del discurso de la “Tolerancia cero”. Aunque esa insistencia pueda parecer una provocación gratuita y petulante dirigida contra una lógica social antirrepresiva todavía parcialmente vigente, es en realidad algo mucho más serio.

El objetivo de la penalización de actividades como pintar graffitis, arrojar basuras o pelear en la calle, y de la ostentación pública de esa criminalización, es la creación de un nuevo “sentido común represivo” que generalice y consolide la estrategia de control social sobre los excluidos que se está poniendo en marcha.

La lógica interna parece ir mucho más allá. Admitiría sin rodeos que la delincuencia es en gran parte una consecuencia de la marginación social y que sus agentes potenciales son todos los habitantes de los guettos. En consecuencia, el objetivo de un plan de seguridad no es la prevención de los delitos –imposible dentro del realismo social en el que se mueven los filósofos neoliberales- sino la localización y calificación de los delincuentes. Una primera pequeña falta sería suficiente.

Advertencias como las del penalista uruguayo Raúl Cervini sobre el error de penalizar las pequeñas faltas como instrumento para la prevención de los delitos más graves, responden a una propuesta racional que en este contexto carecen de sentido, caen en saco roto, porque no se trata de prevenir sino precisamente, de “levantar la liebre”.
El juez y el carcelero
Enarbolado como bandera de un “éxito policial sin precedentes”, concebido para garantizar la seguridad de Nueva York, el sistema Tolerancia Cero se ha convertido en el símbolo de una tendencia mucho más amplia, que incluye medidas penales y carcelarias, es decir la implicación y complicidad del Congreso y de los sistemas judiciales y carcelarios de los EEUU.

Nos referimos a la aplicación masiva de la pena de muerte en muchos estados de la Unión, al agravamiento de las penas hasta límites escandalosos en los casos de reincidencia, aún tratándose de pequeños delitos, a la aplicación de los regímenes penal y penitenciario de adultos a los delincuentes jóvenes –sin excluir la pena de muerte- y a la limitación de todas las formas de reducción de condenas.

La brutalidad ha llegado hasta la ejecución de deficientes mentales, y la brutalidad aliada a la hipocresía hasta el punto de ejecutar a adultos por delitos que habían cometido cuando eran menores, después de largos procesos judiciales cuya función principal parece ser, en estos casos, la de facilitar esa coartada siniestra.

El aumento de las penas, la limitación drástica de la libertad condicional y de los procedimientos de reducción de condenas, el trato draconiano dado a las reincidencias y la aplicación de penas a los menores, han producido un aumento espectacular de la población carcelaria.

A finales de 1999 EEUU alcanzaba la increíble cifra de dos millones de personas en la cárcel. El carácter espectacular de este dato se refuerza cuando se advierte que el número de presos a principios de esa década de los noventa era de un millón. En diez años se ha duplicado la cantidad de personas privadas de libertad por la ejecución, confirmada judicialmente o supuesta, de delitos.

Estas estadísticas sitúan en un contexto global las afirmaciones de Randolph Giuliani sobre los logros de su sistema represivo en relación con la disminución de delitos. Efectivamente, la apreciable reducción de la delincuencia de la última década ha venido acompañada por la aparición de un nuevo hábitat humano: el carcelario. La atención sobre la integración social, la prevención y la clemencia, han desaparecido del lenguaje judicial y de los modelos de seguridad ciudadana en el país que se proclama el más avanzado del mundo. Los tres presidentes del neoliberalismo, Reagan, Bush y Clinton, en su búsqueda de “paz social”, han puesto el acento sobre la represión, y la mirada sobre los sectores sociales medios y altos, precisamente los que votan.

En estos datos aparece también esa discriminación -muy ilustrativa de la finalidad de los sistemas represivos- que antes mencionábamos con el concepto prestado de “método ecológico”. Ahora tendríamos que hablar de “método racial” para referirnos al sistema judicial que discrimina al distribuir cuotas de población carcelaria entre las mayorías y minorías raciales en los EEUU.

Los registros carcelarios dan cuenta precisa de una realidad escandalosa. Las posibilidades de un negro de ir a la cárcel son siete veces mas altas que las de un blanco. La comunidad negra representa el 13% de la población total en el territorio global de los EEUU, pero representa el 50% de la población total en el territorio carcelario de esos mismos EEUU. Un negro tiene un 33% de posibilidades de ser trasladado por la fuerza a ese habitat carcelario en algún momento de su vida; las posibilidades de un blanco son significativamente menores, un 4%.
El modelo se extiende por el mundo

Desde la aparición en 1993 de ese lema inquisitorial de Tolerancia Cero relativo al tratamiento policial y penal de la seguridad ciudadana en la ciudad de Nueva York, la información detallado sobre el sistema ha recorrido con discreción los ministerios del interior y los despachos de las más altas autoridades policiales de buena parte de los países del mundo.

En su necesario aspecto divulgativo –recordemos lo dicho sobre la creación de un “nuevo sentido común represivo”- ya hemos visto como celebridades como Brattons han sido paseadas por los salones de conferencias de las instituciones más señeras en lo que a la elaboración y difusión de la doctrina neoliberal se refiere. La promoción de los dogmas neoliberales y de la nueva ética punitiva tienen los mismos templos. Diversos autores han hecho un catálogo, todavía sin completar, de estas instituciones filantrópicas. Las más importantes se encuentran en USA y en el Reino Unido: American Interprise Institute, Cato Institute, Fundación Heritage y, de manera particular, el Manhattan Institute en el primero de esos países; y la Adam Smith Institute, el Centre for Policy Studies, y el Institute of Economics Affairs (IEA) en el segundo. Todas ellas han hecho una síntesis memorable entre ciencia económica y estrategia policial.

La Tolerancia cero se ha convertido en un modelo aunque pocos portavoces políticos y policiales se atreven a utilizar una fórmula que todavía carece de un consenso social suficiente. Salvo cambios favorables que reviertan la tendencia a la “pérdida de humanidad” de este fin de siglo, todo es cuestión de tiempo: algunos observadores han señalado la progresiva aceptación por la “opinión pública” y la paralela ostentación por el Estado de una imagen de “mano dura”.

En principio se han hecho sondeos o se han puesto en marcha algunas medidas de control social, al tiempo que se daban pasos en la aplicación de fórmulas penales y judiciales surgidas en los EEUU, especialmente en lo que se refiere a los jóvenes: aplicación de toques de queda para limitar su permanencia en las calles, resquebrajamiento de la diferenciación penal entre jóvenes y adultos, encarcelamiento de jóvenes reincidentes, limitación de garantías y aplicación de juicios rápidos para faltas cometidas en las calles.
En Europa Blair es el padrino...

A este lado del charco era evidente en que país oficiarían de receptores y de divulgadores de las ideas sobre seguridad que habían germinado en EEUU.

“Es importante decir que no toleraremos más las infracciones menores. El principio básico aquí es decir que sí, que es justo ser intolerante con los sin techo en la calle”. Así publicaba The Guardian, el 10 de abril de 1997, unas declaraciones de Tony Blair que podrían sorprender a los que sólo se fijan en su espléndida sonrisa. En ellas los dos aspectos fundamentales de la Tolerancia Cero están presentes: el primero la represión de las primeras faltas, el segundo la localización social de los delincuentes entre los desposeídos. Además de eso el programa de Blair postularía la urgente penalización de la delincuencia de menores.

El reclutamiento de Tony Blair para la causa de la penalización de la pobreza que proponían los sectores más reaccionarios en EEUU, era fundamental para entrar en Europa por la puerta más favorable posible: la de la Tercera Vía, y también porque de ese modo se facilitaba la globalización de otro componente indispensable –el policial- del modelo social del neoliberalismo.

La saña del primer ministro laborista seguramente no sorprendería nada a Kean Coates, dirigente obrero expulsado del partido, que años antes había advertido sobre la gravedad de la situación social y sobre sus consecuencias: “la despiadada contracción de la industria del carbón entre 1981 y 1994 ha sido la mayor conmoción en el mundo del empleo desde el fin de la segunda guerra mundial. Ha arruinado a cientos de personas y ha destruido las esperanzas de una generación. Ha engendrado la desesperanza a una escala no vista desde hace muchas décadas. A alguna gente honesta la ha convertido en criminales, adictos o vagabundos”.

La respuesta a las preocupaciones de Coates sería la ley sobre el crimen vatada por el Parlamento en 1998, que daría forma al afán punitivo demostrado por el Primer Ministro.
...y los inmigrantes hacen de negros

El lugar de “privilegio” que los negros e hispanos tienen en EEUU en la consideración policial es ocupado en la Unión Europea por los inmigrantes.

En Bélgica, un ejemplo entre muchos, la política policial en relación con los inmigrantes se ha endurecido mucho durante los últimos años. Su Rubicón fue la muerte de Semira Adamu asfixiada por la policía cuando realizaba el sexto intento de expulsión de la inmigrante africana. La “técnica del cojín” estaba prevista en las directivas para la acción, como afirma Laurence Vanpaeschen: “entró de forma ilegal pero se la asesinó legalmente”. Lo peor de todo es que tal política ha sido realizada por ministerios del interior en manos de socialistas y presentada como la barrera contra el auge de la extrema derecha xenófoba. Uno de los ministros mencionados, Lanotte, expresó sin rodeos de dónde salía la brutalidad que le daba contenido concreto a las normas legales y a las instrucciones operativas de las fuerzas de orden público: “el racismo es algo inherente a los servicios de policía”.

En Francia se ha instaurado el principio de doble condena, la que corresponde por faltas o delitos cada vez más penalizados, y la expulsión del territorio francés. Esta segunda pena, gravísima porque con frecuencia rompe relaciones familiares, se aplica a extranjeros con menos de ¡quince años de residencia!, o con más si el juez aprecia peligrosodad. El principio de doble condena unido a nuevos procedimientos como la comparecencia inmediata han hecho del sistema policial-judicial una verdadera máquina de expulsión.

Otro gran enemigo público: los jóvenes de los “barrios sensibles” o “barrios segregados”, en parte de origen africano, están sufriendo también una vigilancia y una represión intensa. Ello explica auténticas sublevaciones como las que han tenido lugar en Lille hace unos días, ante la muerte por la policía de un joven argelino. Lille Sur es precisamente un escenario piloto para la puesta en marcha de la “policía de proximidad”. La responsabilidad operativa de las comisarias de barrio es otro de los elementos técnicos de la Tolerancia Cero vinculados a la intervención inmediata, a la presencia continua, y al mejor uso de los medios informatizados combinados con la delación y la observación visual. Estas revueltas de jóvenes se vienen repitiendo periódicamente en los últimos años y representan las respuestas explosivas a un hostigamiento continuo. Las cifras demuestran la existencia de una verdadera guerra policial y judicial: 400.000 juicios correccionales y 80.000 entradas en la cárcel (80% de detención provisional) son los increíbles datos anuales de un fenómeno apenas denunciado en los grandes medios de comunicación.

En España, y volviendo a los emigrantes, se ha denunciado la pasividad policial e incluso la complacencia cuando no la complicidad, durante la explosión de una verdadera razzia contra los inmigrantes en el municipio de El Ejido.
En el Cono Sur... mano de obra desocupada

Tolerancia Cero ha viajado también a América Latina. En el Cono Sur la expresión ha aparecido últimamente en los medios de comunicación y ha provocado respuestas airadas de los sectores sociales sensibilizados por la traumática experiencia de la barbarie represiva desarrollada en la década de los setenta.

Los personajes públicos defensores de la fórmula han sido los mismos que habían ejecutado la política de “borrón y cuenta nueva” como mecanismo de encubrimiento de responsabilidades, y de impunidad, por la guerra sucia.

En Argentina, Menem, en declaraciones al diario Clarín en septiembre de 1999, expresó su apoyo al método Tolerancia Cero y sugirió claramente la voluntad de tolerar violaciones de los derechos humanos en la lucha contra la delincuencia: “cuando hablo de mano dura y tolerancia cero, inmediatamente alguna gente dice que significaría un retorno al “gatillo fácil”, pero no podemos dejar el gatillo fácil a los delincuentes”.

En Uruguay, Sanguinetti expresaba de manera parecida la admiración por los métodos de Nueva York que identificaba con la voluntad de un “enfrentamiento muy fuerte con la delincuencia, de tirar realmente una línea muy fuerte”, lamentando que en Uruguay no se podía avanzar sin dificultades en esa línea.

En el terreno de los hechos, en la provincia de Buenos Aires el gobernador Ruckauf, cuyo jefe de policía era el antiguo “carapintada” Aldo Rico, sometía a votación del Senado una ley inspirada en Tolerancia Cero, que autorizaba las razzias policiales y la “posibilidad de recoger del imputado informaciones útiles para la investigación”. Tal eufemismo fue inmediatamente interpretado como una legalización de la tortura.

En Argentina, Uruguay y Chile, las autorizaciones legales para ampliar las “posibilidades de acción de la policía”, inciden en un escenario en el que sobreviven las policías de las dictaduras, reforzadas por algunos antiguos mandos militares activos durante la guerra sucia y por lo que se denomina: “la mano de obra desocupada”, es decir, el personal de los equipos de secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos, que han permanecido intocables y que en parte mantienen vínculos orgánicos y operativos con las “fuerzas de seguridad”.

El nuevo estatuto legal para la actuación policial y las vinculaciones corporativas y personales con el espantoso pasado de los Pinochet, Videla, Alvarez, Massera y tantos otros genocidas, hacen que las propuestas como las de Menem y Sanguinetti refuercen la imagen de complicidad que nació con las diversas leyes de impunidad, amnistía, punto final u obediencia debida.
¿De la “seguridad nacional” a la “Tolerancia Cero”?

Como la antigua doctrina de la “seguridad continental”, nacionalizada por cada una de las dictaduras militares, la Tolerancia Cero viene del Norte.

Nada de extraño que la Tolerancia Cero renueve el espanto de una guerra sucia legal. Terroríficas son, por ejemplo, las declaraciones del coronel retirado chileno Oscar Cañón a la revista “La Tercera” en enero de 1999. En ellas lamenta la no vigencia de la “detención por sospecha” y afirma que “la lectura de derechos a los detenidos sólo beneficia a los delincuentes habituales, que se escudan en eso para ocultar información sobre sus delitos”. Cañón, jefe de seguridad en el municipio de Ñuñoa de 170 mil habitantes, completa ese discurso de la guerra sucia trasladado del terreno político al social afirmando que “no hay que preocuparse por los delincuentes, sino de los ofendidos, de sus víctimas”. Haciendo honor a la guerra represiva que sin duda Cañón tiene en la cabeza, rebautiza la fórmula mágica con el nombre de “Persistencia o Perseverancia Total”.

Tampoco es extraño que las organizaciones de derechos humanos en Argentina tengan que denunciar, simultáneamente, la persistencia de prácticas que suponen abusos gravísimos contra los derechos humanos y los intentos de ampliación de la impunidad, en un país enormemente castigado por la guerra sucia.

Stella Calloni encuentra similitud entre las modificaciones legales que se proponen o aprueban ahora y las implantadas por los regímenes militares en la década de los 70.
CORREPI, Coordinadora contra Represión Policial, apunta certeramente a la intención profunda de esta nueva oleada represiva: “Es necesario que los segmentos populares sientan la “presencia policial” , se “acostumbren” a su metodología de represión y ni se les ocurra resistir los ajustes y las injusticias”.

Desde el análisis de las dictaduras militares del Cono Sur como un proceso represivo que preparaba los cambios económicos neoliberales, se puede establecer, siempre desde el punto de vista de los detentadores del poder y de los privilegios, la idéntica función utilitaria que tienen la represión política de los 70 y la progresiva penalización de la pobreza en los años finales del milenio. Se ha sustituido el enemigo político por el marginado social. En aquellos años de terror se trataba de “destruir estamentos enteros de la sociedad a los que el poder asentado a la fuerza consideraba indeseables o incompatibles con determinado concepto de nación” (Blixen), ahora se trata de mantener a raya a los marginados, la mano de obra inútil, excluida de los procesos económicos y abandonada por el estado.
Los jóvenes-niños delincuentes

En Canadá una nueva ley propone rebajar la edad para la imputación de delitos hasta los 14 años. Sentenciar como si fuesen adultos a los menores y además castigar hasta con dos años de cárcel a los padres de jóvenes reincidentes.

Las penas se aplicarán para los delitos graves como el homicidio o el asalto. El proceso de penalización de menores comenzó con el aval del Consejo Nacional de Prevención del Crimen quien advirtió de la creciente sensación de inseguridad en relación con la criminalidad juvenil. Con esta iniciativa el Canadá abandona su política tradicional, más humana, que tenía en cuenta la edad y las circunstancias sociales en el tratamiento de los delitos de los jóvenes.
En Chile el aumento de la delincuencia juvenil está haciendo saltar la legislación que condiciona las acciones penales contra los jóvenes. En mayo de 1999 se presentó una iniciativa en el Congreso que contempla la responsabilidad penal para los jóvenes de edad comprendida entre 12 y 18 años. La pena de privación de libertad se aplicaría a los mayores de 16 años, y a los mayores de 12 si hubiesen participado en la muerte de una persona.

Pero no es sólo la imputación la que establece una nueva respuesta social ante los jóvenes delincuentes. Elías Newman, abogado argentino que trabaja en defensa de los marginados, denuncia que el menor sin familia, el menor inimputable también puede permanecer varios años en la cárcel en centros de reclusión que compiten en dureza con las instituciones penales. Sólo el 14% de los adolescentes en esta situación lo están por causas penales.

En Brasil se ha denunciado la existencia de verdaderas cacerías de menores, niños o casis niños, que son asesinados por policías o por guardias de seguridad contratados por quienes sufren los hurtos o los robos de los “niños de la calle. Los jueces son en general benévolos con quienes asesinan a un menor. Comparten con la policía la opinión de que es mejor que el niño de la calle no llegue a ser un delincuente adulto. En 1992 se cometieron en Brasil 622 asesinatos cuyas víctimas eran niños, el 98% de esos asesinatos continuaban impunes en 1997.
La creación de un escenario. La opinión pública pide “mano dura”

La ideología de la inseguridad que responde a la violencia en los barrios con métodos de “mano dura” o de “gatillo fácil” se ha construído limitando deliberadamente el escenario de observación y de análisis. El proceso social en su conjunto no interesa, es parte de esa nueva providencia que se llama “mercado libre”. En las reflexiones sobre la buena marcha de la economía o sobre la expansión del modelo neoliberal y el crecimiento de los beneficios –escenario general-, los excluidos son olvidados –no existen en el “ir bien de los negocios”, o mirados con indiferencia -ellos son los responsables de su suerte-, cuando no con desprecio –su “suerte” habla contra ellos-. En el escenario más limitado de la seguridad ciudadana, o como se decía en un número de la revista City del Mahattan Institute, de la “calidad de vida”, son mirados con recelo cuando no con saña. De la denuncia de Coates sólo se escuchan las últimas palabras. Con las premisas neoliberales que presentan la realidad económica como una consecuencia natural del “sistema de libertad y responsabilidad personal” y que celebran las consecuencias de la no intervención del estado porque “de esa forma una nueva y deseable desigualdad volvería a dinamizar las economías avanzadas” (P. Anderson), la marginación se convierte en delincuencia.

La opinión pública, que es en buena parte una creación mediática, asume con alarma esa “ascensión imparable de la violencia urbana” que le transmiten de los medios de comunicación y como consecuencia acepta la nueva definición de los problemas sociales como problemas policiales. La opinión pública pide mano dura, reclama guardias y más guardias en la calle.
La actuación de políticos como Giuliani y de policías como Brattons es muy coherente con esa petición de la opinión pública y por lo tanto puede presentarse como una exigencia democrática.
La coherencia del modelo. “No hay alternativas”

En el escenario de la “seguridad ciudadana” –el propio nombre coloca a los marginados, a los “malos pobres”, fuera de la ciudadanía- la coherencia es total. Aumenta la delincuencia y también aumenta la represión. Barbarie contra barbarie, la brutalidad policial es reclamada por unas clases medias que sienten aquel pánico moral al que se refería LoïcWacquant. La política de “Tolerancia Cero” responde a una realidad que es el aumento de la inseguridad y de la delincuencia.

De este modo, dicen los teóricos neoliberales con toda la lógica de una situación trampeada, no hay alternativas.

De hecho, las alternativas se niegan en otra parte. La verdadera negación de alternativas a la represión intensa y extensa no se da en “el campo de batalla” sino en aquellos escenarios en los que la inseguridad ciudadana o el aumento de la delincuencia no son ni siquiera mencionados. Allí se trata de “cuestiones académicas” y de “opiniones de expertos” sobre la organización económica, y de cuestiones generales en relación con los principios sociales “universalmente aceptados”. Es en ese campo económico y político, en donde desaparecen otras vías de solución con la exigencia de disminuir los gastos sociales, o con la negación, pura y simple, de toda cobertura social e incluso de cualquier política asistencial. Y también en el del pensamiento único que establece el dogma de la no intervención del estado en la vida económica.

No podemos olvidar, si queremos entender el problema, que la política neoliberal sitúa a los perdedores como “perdedores en todo”, como “derrotados totales”. El estado privatiza los servicios sociales: sanidad, educación, fondos de pensiones, vivienda, es decir, los hace intercambiables por un precio. El resultado es que el parado, o el sometido a un empleo precario a bajo salario, y sus familias, pierden no sólo el salario o el salario digno, sino también el acceso a la salud, la educación, la seguridad social y la vivienda. Esa es la situación de la marginación. Se convierten en el escalón más bajo de ese “ejército de reserva de mano de obra amansada por la precarización y por la amenaza permanente del desempleo” (Pierre Boordieu).
La guerra contra los pobres

Efectivamente, Giuliani parece un estratega en su guerra por la “inviolabilidad de los espacios públicos”. Ninguna consideración social existe al margen del concepto de seguridad. No es extraño que se identifiquen esfuerzos como los de la Tolerancia Cero como una verdadera “guerra contra los los pobres”

“Tolerancia Cero” es en EEUU la expresión policial del encarcelamiento masivo a que conduce la penalización de la miseria.

La imagen de conjunto es la del abandono de los marginados, o marginables, a su suerte, y la puesta en marcha de un gigantesco sistema carcelario en el que los guardianes sustituyen a los asistentes sociales y la lucha por la integración deja paso a la exclusión.

La idea de guerra no viene sólo de los que sufren la incontinencia policial o de los críticos del sistema, surge de los propios promotores y entusiastas de la “mano dura”. Otra vez nos encontramos con la creación y promoción de un “sentido común represivo” al que ya nos hemos referido varias veces. Si olvidamos este mecanismo publicitario nos llamará mucho la atención la utilización de una idea tan brutal como la de Tolerancia cero como eslogan de un programa que en realidad establece la relación entre una agencia administrativa, la policía, y los ciudadanos.

Esto sólo es posible tras el cumplimiento de dos requisitos. Uno de ellos es la extraordinaria devaluación del concepto de ciudadanía que se corresponde con una expropiación del estado por poderes económicos que están muy por encima y no necesitan de estatus jurídicos de participación y de garantía de derechos. El otro es que una parte de los ciudadanos, los que van a ser tratados con los métodos que sugiere ese proyecto de intolerancia proclamada, son considerados y tratados como un sector externo –los under class, los excluidos- al sistema social que defiende la policía.

La evidencia de la existencia de una guerra contra los pobres aparece en las estadísticas. En relación con las minorías raciales en EEUU podemos afirmar que hay una correlación muy clara entre la discriminación racial en el empleo –según el Departamento de Trabajo por cada blanco desempleado hay tres negros o hispanos- y la discriminación racial en los contingentes de población enviados a la cárcel cuyos datos ya hemos señalado. Esto consolida la idea de que la guerra contra la delincuencia es en el fondo una guerra social contra los pobres y los marginados de la economía neoliberal.
Conclusiones para otra alarma social

El escenario mediático de la “seguridad ciudadana” suplanta, sustituye y encubre, al escenario principal: la redefinición de las actividades del estado como actividades policiales, la exclusión social de los marginados, la penalización de la pobreza y la guerra contra los excluidos.
Nadie puede creer que la desigualdad plantee ninguna inquietud social a los poderes dominantes y a sus representantes políticos más allá de las que deriven de los cálculos electorales. La desigualdad es exclusivamente un problema de seguridad, un problema policial.
Con el modelo de “Tolerancia Cero” la represión se convierte en un especimen casi único: un sistema público planificado."

Autor: Antonio Maira
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor CelEsteAmor » Jue Mar 26, 2009 11:11 am

Para graficar lo que te dije al comienzo de mi post, dejo el caso de uno de los últimos "delincuentes" a quienes la policía tiró a matar. En los 2616 casos registrados de muertos a manos de la fuerzas de seguridad, ni la vida del homicida ni la de terceros se encontraba en peligro, ya que estaban desarmados o ya reducidos, les dispararon por la espalda o los torturaron en una celda hasta morir.
Se llamaba Maximiliano Alexis Rodriguez, tenía 14 años, vivía en el Barrio San Ignacio y tal como reconoce PeraltiZ, le dispararon a matar sin juicio previo que determine que no cometió ningún delito ni que justifique su muerte en defensa de la vida de otros. Fue asesinado por ser pobre y en cumplimiento de una orden, que es política: apuntar la represión a los pobres con todo el consenso posible de la población que, conciente o no, más o menos instruída, lo justifica.
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=497565
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor lokin » Jue Mar 26, 2009 1:13 pm

Iba a hablar un poco de Giuliani y la "tolerancia cero", pero se me anticiparon y de buena forma. Sólo quiero decir que si nos vamos a guiar por información de la revista Forbes, mamita! Qué mal que estamos! Sigamos al amarillismo de Crónica también.

Respecto al juez Zaffaroni, no lo reivindico como ícono de la lucha política, o como un cuadro. Sólo su intervención en el ámbito del Derecho, y más específicamente del Derecho Penal. Me parecen positivas sus propuestas y algunas de sus inteligente respuestas para el flagelo. Frente a la nebulosa en la que se entrometen personas que no tienen ni idea, como la queridísima Susana Gimenez, que pide que al que mate tiene que morir, pero no respondió penalmente por su trifulca con su auto importado, su evasión de impuestos. Cómo es la hipocresía Susy!
Creo que frente a la opinión reinante de un agravamiento de penas, escalas, figuras delictivas, la actuación de juez mencionado es muy positiva. Su pensamiento garantista, me parece al menos recalcable.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Jue Mar 26, 2009 3:10 pm

Jjjajajaja todos los asesinatos que ocurren en el pais son de cometidos por Botones ? Claro en la cancha tambien los barras son todos nenes buenos y la yuta se carga con toda las muertes.
Y despues esa gente idolatra a un anti-derechos humanos como el Che Guevara que discriminaba a los mulatos como vimos en el video hace poco en un topico y que fusilo a sangre fria a un monton de "seres humanos" .



Peralitz aca tenes un video del HDP de Anibal Fernandez y la OLA cassette que repiten sus mentiras :
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor Flaco » Jue Mar 26, 2009 7:19 pm

No puedo creer que alguien se atreva a cuestionar a Zaffaroni...es de locos esto, de locos...
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Jue Mar 26, 2009 8:30 pm

Hay que estar muy rayado para defender a raja tabla el gobierno K a esta altura del partido no reconocer su cagadas como la destruccion de la economia.
De gente ilusa como la mayoria que vive en la Matanza que hace de cliente del gobierno cambiando bolsones x sus votos a personajes como menem, duhalde y ahora kirchner se puede esperar , pero de jovenes de la supuesta a "Docta" es INCREIBLE.
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor Flaco » Jue Mar 26, 2009 8:39 pm

¿A quien votaste en las últimas presidenciales, jota? ¿Y a quién de los supuestos presidenciables tenés pensado votar en las próximas...?
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor Gallego » Jue Mar 26, 2009 9:32 pm

Pero que esto, una caza brujas? No se puede ser opositor? Esta mal serlo? No se puede pensar distinto que ya se busca de donde sale la ideología? Dios santo!!!!
Que importancia tiene a quién voto? o a quién votaría? Jota dice lo que piensa y eso acaso esta mal?
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor jotabel » Jue Mar 26, 2009 9:47 pm

Flaco escribió:¿A quien votaste en las últimas presidenciales, jota? ¿Y a quién de los supuestos presidenciables tenés pensado votar en las próximas...?


Vote al despues encubierto de los "K" llamado llamado > Lavagna pero lo reconozco sin problemas, ¿ vos reconoces los mocos que es esta hechando este gobierno que por lo que veo lo votaste ?
Lavagna nos traiciono a todos los que lo votamos fue cuando acordo con el kirchnerismo despues una ves que este perdio, lo vote por que fue el economista protagonista en su momento de reactivar el campo y la economia del pais ( algo que los K se atribuyen como propio )no lo vote por espejitos y bolsones como los que votaron a Cristina, sino por que Lavagna era lo menos peor del momento, asi mismo pienso que si hubiera ganado Lavagna, el viejo ni aun esforzandose para hacer cagadas hubiera hecho un gobierno tan pauperrimo en todo sentido como este Gobieno, empezando por la detruccion en forma suicida el motor economico de un pais en plena crisis mundial, de estos bestias era de esperar ..


Pero lo lamentable es que muchos votaron este mamarracho del gobierno K hoy no tienen el tupe de "reconocer" el desastre que esta haciendo esta gente con el pais , los pataleos , la censura a los medios , los caprichos de nena quincianera que tienen con el campo, la corrupcion , mentiras y su soledad cada ves mas grande etc.
Se mantienen vivos por los piqueteros y sindicalistas pagos mas la chequera paracomprar diputados y presionar a Gobernadores e intendentes sin dudas uno de los peores gobiernos de la historia de este pais y el mas tirano de todos despues de la dictadura ...

La ultimas elecciones presidenciales se robaron votos por que casi todos los partidos de la Matanza, por que los partidos de la oposicion no tenian suficientes fiscales de mesas .
Hubo otras denuncias en el norte del pais donde el robo en la urnas fue aleboso, y despues del saqueo de Schiaretti a las Urnas era de esperar lo mismo del gobierno Nacional , pero ganaron ahi donde vota la misma burrada.


Por ultimo en la proxima elecciones( si es que el Pinguino no las adelanta de nuevo) vere cuando se presente los proyectos y todos los candidatos a quien votar, creo que hay gente como para hacer un gobierno mejor que este mamarracho .
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor Flaco » Vie Mar 27, 2009 6:51 am

¿Qué gente creés que podría hacer un gobierno mejor, jota?
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Re: Pena de muerte y baja de imputabilidad a menores

Notapor Flaco » Vie Mar 27, 2009 6:53 am

Gallego escribió:Pero que esto, una caza brujas? No se puede ser opositor? Esta mal serlo? No se puede pensar distinto que ya se busca de donde sale la ideología? Dios santo!!!!
Que importancia tiene a quién voto? o a quién votaría? Jota dice lo que piensa y eso acaso esta mal?

Fue una simple pregunta, a la que jota contestó sin problemas. No es para ponerse de esta manera. ¿Vos a quién votaste en las últimas, Gallego?
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