Mejor que Lollo de 5 juega seguro...
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=519179 (acá salen un par de fotos de Ruperto... mamita)
Villa Cura Brochero
El pavo futbolista que ilusiona a los chicos
Ruperto no es cualquier animal: su pasión por patear la pelota lo convirtió en un emblema de los niños en Traslasierra.
Hugo Allende
De nuestra Redacción
Villa Cura Brochero. Francisco Gauna es un hombre de campo curtido en jornadas agotadoras de ordeñe, de marcado de hacienda y del volteo de terneros. Es una vida dura, pero él está acostumbrado a esa faena diaria que realiza con amor.
Pero la historia de Francisco no tiene que ver con su trabajo diario, sino con la de una mascota que tiene desde hace años en su casa de Villa Cura Brochero. Se trata del pavo Ruperto, que no es ningún pavo porque tiene la habilidad innata de jugar al fútbol como los mejores en este deporte.
“Nadie le enseñó a Ruperto cómo pegarle a la pelota, le sale naturalmente y le encanta hacer malabarismos con el balón. Cuando no juega al fútbol pasea por el patio de la casa y cada vez que ve acercarse a un integrante de la familia abre la boca pidiendo comida. Luego de saciar el hambre comienza a desplegar sus habilidades”, cuenta su dueño.
Ruperto es un personaje y, como tal, es muy querido por los vecinos, a quienes despierta cada mañana. Además hace otras travesuras, como no dejar pasar a los chicos que van a la escuela o tomarles el té. También pelea con el perro.
El pavo mascota de Villa Cura Brochero es una hermosa criatura que atrae la atención de todos: no es común que alguien le pegue a la pelota con las dos patas con una asombrosa autonomía de movimientos.
El debut. Ruperto expone su cola en plena libertad cuando abre su abanico de plumas, corre y pisa la pelota pegando un zarpazo y vuela en el aire con todo su esplendor.
El instinto del animal se impone a la raza humana porque a Ruperto no le hace falta un director técnico que le diga cómo jugar. Una improvisada tribuna de niños lo observa con asombro.
Busca cabecear el balón y con una pata intenta hacer una chilena a lo Francescoli: la tribuna grita descontrolada.
“El poder sobre el deporte no es moco de pavo. Tal vez en los pueblos pequeños no hay mucha diversión, como en las grandes ciudades. Entonces, tener una mascota como Ruperto produce felicidad. Viéndolo jugar nos imaginamos que estamos en el Chateau”, se ilusiona Francisco.