Este 2014 llega a su fin. Fue un año jodido, difìcil, un año en el que Belgrano alternò buenas y malas, le costó mucho encontrar la regularidad y repuntó recién al último para cerrar una temporada cuyos números no fueron todo lo buenos que se esperaban.
No obstante lo terminamos alcanzando los 25 puntos en el torneo de transición y con la expectativa por tener las chances intactas de entrar a la Copa.
En el foro opinamos, discutimos, nos peleamos, aparecieron posiciones extremas y por momentos fundamentalistas, se generaron categorías, los pro y los anti, olvidando que estamos todos en la misma vereda, la de Belgrano.
Después de tanto fuego cruzado, de tanta batalla discursiva muchas veces inútil, propongo unirnos en un brindis imaginario deteniéndonos justamente no en aquéllo que nos separa sino en lo que verdaderamente nos une, que es el amor a esta camiseta.
A modo de reflexión final y como una sintesis del sentimiento que debemos tener de cara al 2015, quiero compartir estas palabras para que, en base a ellas, nos fundamos en un deseo comùn de que lo que está por venir sea mejor y sea superador para nuestro club.
"Un día decidí darme por vencido... renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
-Podría darme una buena razón para no darme por vencido?- Le pregunté.
Mira a tu alrededor, me respondió, vés el helecho y el bambú?
Sí- respondí.
Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla del bambú.
En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla del bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.
En el tercer año, aún nada brotó de la semilla del bambú.Pero no renuncié al bambú.
En el cuarto año, nuevamente, nada brotó de la semilla del bambú. Pero no renuncié al bambú.
En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
En el sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquéllas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?- le dijo el anciano y continuó....
El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso. Nunca te arrepientas de un día de tu vida. Los buenos días te dán felicidad; los malos te dán experiencia. Ambos son esenciales para la vida- le dijo el anciano y continuó....
La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante....
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes......quizás sólo estés echando raíces......"
Ojalá todo este último tiempo que no nos convenció tanto y que por ahí nos preocupó, haya sido simplemente un echar raíces para sostener el crecimiento que está por venir. Fuerza que se puede!
Feliz Navidad Piratas!