por PirataD » Mar Oct 14, 2014 10:23 am
Estimado Armando:
Le escribo en la intención de expresarle algunas cosas que creo, resumen el sentir de muchos hinchas de Belgrano.
Antes que nada, nobleza obliga, creo que debería empezar por agradecerle por todo lo hecho en estos años.
Gracias por haber sacado a Belgrano de la crisis institucional y económica en la que estaba.
Gracias por haber saneado nuestras finanzas, continuando el trabajo que comenzaron dirigentes que lo precedieron durante la época del gerenciamiento.
Gracias por haber iniciado un proceso verdaderamente inédito y revolucionario de cambio de mentalidad en lo que hace a la forma de administrarlo, priorizando el orden y la seriedad, cumpliendo a rajatabla con los compromisos económicos asumidos y planteando objetivos a mediano y largo plazo que ván más allá de la mera subsistencia como entidad deportiva.
Gracias por dotarnos de instalaciones de primer nivel, complementadas con una organización y personal idóneos que permiten a nuestros futbolistas desarrollar las prácticas de la mejor manera.
Gracias por convertirnos en un club respetado que se ha constituído en ícono y en ejemplo por la forma seria en la que se trabaja y por los avances que se han dado en los últimos años.
Gracias por haberle dado un lugar a otras disciplinas como el vóley, el básquet y el ajedrez, proyectando en un futuro la incorporación de otras más.
Gracias por aspirar a ser algo más que un club de fútbol, para transformarnos en una entidad que aglutina a su gente y al vecino de Alberdi mediante actividades deportivas, culturales y recreativas, y se compromete con la problemática del barrio.
Gracias también, por traer a un técnico que tomó el equipo en las últimas posiciones de la B y lo llevó a un histórico ascenso contra River, que nos llevó a hacer las mejores campañas en torneos de Primera e incluso a clasificar por primera vez a una Copa Internacional.
Los pergaminos que tiene para presentar de lo que ha sido su gestión son muchos e indiscutibles, y en ellos se basa el respaldo que siempre encontró en la gente de Belgrano y que se confirmó en las urnas. Muy probablemente, por lo hecho hasta hoy, sea uno de los mejores dirigentes que ha tenido nuestro club y quede como tal en la memoria de todos los hinchas.
Pero así como es de hombres saber reconocer lo que se ha hecho bien, colocarlo en su verdadera dimensión y agradecerlo como corresponde, es un imperativo moral de cada uno también poder dejar de lado la subjetividad y marcar aquéllas cosas que se han hecho mal o que pueden corregirse, justamente para contribuir a la necesaria e imprescindible mejora a la que debemos aspirar.
Estamos insertos en un contexto cambiante y participando de un torneo sumamente competitivo, en el cual, debido a las asimetrías y arreglos que siempre hubo en AFA, no faltan las movidas y los arbitrajes que buscando perjudicar y postergar a instituciones como la nuestra. Eso nos pone en la obligación de estar alertas, de no poder permitirnos repetir errores pasados, y de estar permanentemente a la altura de las circunstancias, redoblando nuestros esfuerzos y el compromiso de siempre.
Nuestra realidad actual es concreta y sería de necios negarla: estamos en una profunda crisis deportiva que viene desde hace tiempo y cuyos números negativos nadie puede disimular. Personalmente me molesta cuando desde la dirigencia parecen no acusar recibo de esta situación y se minimiza la verdadera dimensión que tiene, pasando por alto la incidencia que estos resultados están teniendo en el promedio y que, de confirmarse lo de los 10 descensos para el año próximo, nos dejaría en una posición por demás comprometida. Molesta también cuando se presentan estos números incluyendo en el análisis períodos en los que la cosecha de puntos fue altamente positiva, en un claro intento de amortiguar y disimular la verdadera connotación negativa que tienen los resultados del último año y medio.
Nadie niega ni discute, ni mucho menos deja de reconocer y agradecer todo lo logrado futbolísticamente, pero lamentablemente no podemos vivir del pasado, porque para que nuestro futuro deportivo no sea hipotecado, hay que cambiar este presente tomando decisiones adecuadas sin más demora. Hay un dicho que recita que “el pasado no debe ser usado como un sofá, sino como un trampolín”, y, a juzgar por los hechos, me dá la sensación que en Belgrano ese pasado reciente de logros nos ha llevado a dormirnos en los laureles, en vez de servirnos como impulso para avanzar y buscar objetivos más ambiciosos.
La gente está cansada, está enojada y está molesta, porque vé que hace tiempo que nuestro técnico no le encuentra la vuelta al equipo; porque se insiste con jugadores cuyo nivel es muy bajo, simplemente por lo que le dieron a Belgrano o por estar entre los llamados “referentes”; porque al hacerlo se los priva de verdaderas oportunidades a juveniles que si bien los han hecho debutar, en muchos casos y a pesar de haber respondido en la cancha, se los mandó nuevamente a la reserva para devolverles la titularidad a tipos que no le aportan al equipo. No sé si esos pibes están o no listos, si les falta madurar o pulir cosas (eso lo sabrá mejor el técnico), pero sí tengo en claro que muchos de los nombres que hoy conforman el once titular están lejos de ser lo que realmente necesita Belgrano para salir adelante, por lo que, ante esta urgencia y falta de respuestas, es el momento indicado para hacer cambios de raíz y de probar con nuevas alternativas de nuestra cantera.
Ni usted ni el Ruso parecen dar cuenta de esta situación, y si lo hacen, minimizan la profundidad de la crisis y las consecuencias desastrosas que pueden derivarse de ella.
La gente no se asoció menos porque no lo quieran lo suficiente a Belgrano, como usted afirmó en una entrevista días atrás, ni porque sean socios solamente cuando nos vá bien. La gente se asoció menos porque la situación está complicada, porque aunque los precios de los abonos se mantuvieron, se hace difícil llegar a fin de mes, y porque también inciden otros factores entre los que me gustaría detenerme en dos: Primero, quienes vamos cada partido a la cancha, nos encontramos con un equipo que no juega a nada, que lo hace mal, que ha perdido su identidad de juego, que no contagia entusiasmo como antes lo supo hacer y que se ha divorciado totalmente de la esencia que el hincha quiere ver en cada jugador que se calce la celeste. Ver a Belgrano por momentos hace mal, enoja, desespera y a veces, me sucede, siento que es nocivo seguir yendo a la cancha, porque me afecta demasiado. Segundo, en la campaña pasada y ante su promesa de agrandar el Gigante si llegábamos a 40.000 socios, el hincha respondió masivamente y se comprometió en el afán de colaborar con este objetivo que se había trazado. Algunos hablan de que se asociaron 35.000, y hasta Rufail alguna vez deslizó que se había llegado a los 38.000: la cifra exacta no la tenemos porque hay una enorme falla en la política de comunicación que implementa el club y eso lleva a que no nos enteremos de las cosas, cifras, números o recaudaciones, o lo hagamos tardía o equivocadamente. Como sea, si bien no llegamos a los 40.000 estuvimos muy cerca y dimos una muestra de compromiso con nuestro Club, que como contraprestación, hasta ahora, ha obtenido declaraciones suyas en las que prácticamente insinúa que dada la crisis económica es difícil que la obra se haga. En los últimos días, como paleativo y ante la creciente molestia de la gente, por lo menos se dieron a conocer los tres proyectos que se presentaron, pero la sensación que queda es que todo está muy en veremos todavía.
Todos sabemos que es difícil y que la situación no ayuda, pero le recuerdo Armando, que este contexto de crisis no es muy diferente del que había cuando usted hizo la promesa de la remodelación, y si bien nadie quiere que se hipoteque al club por esta obra, necesitamos que se cumpla con la palabra empeñada como una muestra de que vale la pena seguir apostando y hacer un esfuerzo extra para colaborar en este emprendimiento.
Esta falta de respuesta de los jugadores en la cancha y de los dirigentes en temas como el que acabo de mencionar, sumado a lo que cuesta llegar a fin de mes, todo influye en la convocatoria sensiblemente inferior a la de torneos anteriores que venimos teniendo partido a partido, y en la disminución de la cantidad de socios. Creo que trasladar la culpa o la responsabilidad al hincha por la disminución del número de socios o de la gente que vá a la cancha, constituye una visión muy simplista que reduce el problema a una sola de sus aristas, evidenciando una miopía y una ausencia total de autocrítica. Esa misma autocrítica se vé en el técnico y en los principales referentes del plantel, que siguen insistiendo en que jugamos bien, o le atribuyen las culpas a los árbitros o a la inexperiencia de los pibes.
Rescato que sea un tipo que le dé valor a lo humano más allá de lo futbolístico, y que partiendo de esa premisa priorice mantener a un técnico que sabemos, es un tipo laburador y serio. Pero lamentablemente la realidad nos impone plazos y nos pone en el imperativo de actuar rápido, para no poner en riesgo todo lo conseguido ni terminar perdiéndolo en poco tiempo después de tanto esfuerzo que demandó lograrlo.
Es indispensable un replanteo en el esquema, en la forma de jugar y en el modo de manejarse frente a cuestiones sensibles como estilo de juego, continuidad del entrenador y objetivos en el corto plazo. Y ello demanda decisiones profundas, rápidas y proactivas, no esperar a que el agua nos llegue al cuello para intentar dar manotazos de ahogados y pretender corregir el rumbo cuando ya es tarde. Le recuerdo que después del ascenso logrado con Ramaciotti, duramos sólo un año en Primera porque, ante la sequía de resultados y la falta de respuestas del técnico, ustedes, los dirigentes, no tomaron nota de lo que se venía cuando caminábamos derechito al precipicio, y no hicieron absolutamente nada para evitarlo. A veces siento que ahora vamos camino a repetir esa historia, porque veo la misma inacción ante lo que nos está pasando.
Necesitamos que aplique su criterio pero oyendo la voz del hincha, que esté dispuesto a dar un golpe de timón y no pensar solamente en lo que usted, personalmente, preferiría en cuanto a mantener al entrenador. No nos defraude Armando, y no siga en esa obstinación que por momentos parece negar la real dimensión de nuestra realidad, porque todo el cariño y el reconocimiento que se ha ganado en buena ley, vá a terminar perdiéndolo indefectiblemente.
Su gente lo respalda, lo sigue y le agradece, pero usted bien sabe que en el fútbol mandan los resultados y que cuando las cosas no salen la gente espera de sus dirigentes decisiones y acciones concretas para poder revertirlas, sino el respaldo tiene fecha de vencimiento.
Espero, al igual que todos, que pronto veamos en usted el tipo de respuestas que estamos esperando, y que este proceso exitoso que supo liderar, continúe y se encamine hacia objetivos renovados y más ambiciosos que nos coloquen en el sitial que por historia y por derecho nos corresponde.
Un abrazo