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Un desahogo cargado de esperanza celeste

La Voz del Interior | 09/03/2019


En el momento justo, cuando más lo necesitó, en el instante preciso en el que el campeonato le hizo un guiño, cuando los corazones de los hinchas ya más no podían, Belgrano logró un gran triunfo ante Patronato por 3 a 0 y ahora la suerte en Primera División depende de sí mismo a tres fechas del cierre de la Superliga.

No había espacio para otra cosa que no fuera el triunfo y el equipo que dirige Diego Osella lo consiguió. Con los dientes apretados primero, con la garra de Lértora y el empuje de todos, aguantó en una parte y disfrutó en el final.

Así fue el primer triunfo de 2019, con justicia y goles que tanto se esperaron.

La gente pudo disfrutar como lo soñó desde que el año se puso en marcha. Hubo fiesta en las tribunas, bengalas en las cabeceras del estadio, cánticos, alegría y una gran sensación de que todavía se puede, que hay esperanzas mientras haya fuerzas para pelear.

Casi en el olvido está aquel 2 de noviembre del año pasado, cuando de viernes de nochecita, le ganó 2-0 a Gimnasia. Anoche, la “final” por la permanencia con el Patrón fue para el cordobés y los goles que otras jornadas se negaron llegaron para que ese grito atragantado pudiera ser soltado al viento como una plegaria de esperanza ante lo que se viene.

Los nervios fueron muchos en el inicio del partido. Aquel gol de Sand en el cierre del juego entre Lanús y San Martín de San Juan para el 1 a 1 final elevó el espíritu de la hinchada que a garganta pelada empujaron a sus jugadores del instante mismo en que se puso en marcha el juego.

Porque este fue un partido en el que lo importante siempre fue el resultado, la forma y la manera de jugarlo quedará en el análisis posterior, para otros tiempos, porque lo válido fueron las unidades puestas en juego.

Cuando la visita pensó que con tirarla arriba y lograr que Berterame y Ávalos quedaran mano a mano con los centrales locales le sería suficiente, apareció un rapto de fiereza en el Pirata y tras tres tiros de esquina seguidos, la cabeza de Lértora metió la redonda contra las cuerdas de Bértoli y puso el 1 a 0 con el que la etapa inicial se cerró.

La media hora final del primer tiempo fue de lucha, nervios, mal juego e imprecisiones, porque todo lo que hubo en disputa fue muchísimo para los protagonistas de un partido tremendo.

Y si algo necesitó el Pirata, fue el arranque del segundo tiempo. Cuero ganó como toda la noche, metió un centro que Bértoli no pudo controlar y Meli la empujó al gol para que el delirio fuera realidad y el sueño de victoria bajara al maltrecho campo de Alberdi. Las tribunas enloquecieron y los de corto también, porque sintieron que la ventaja daba tranquilidad y esperanza de triunfo.

El partido quedó en poder del Celeste y Pantaleone se la simplificó del todo cuando se hizo expulsar a los 18 minutos y más aún cuando la jugada de su segunda amarilla derivó en el tercer tanto Pirata tras un preciso tiro libre de Maximiliano Lugo.

Cuando el balón voló desde el botín del ex-Temperley hasta las piolas de Bértoli, la paz interior se apoderó de los hinchas, al menos por anoche. Porque no está todo dicho, pero el Celeste dio un paso hacia la luz de la esperanza.

Hubo fiesta en las calles de Alberdi, no alcanza todavía para sentir que se está, pero es el séptimo juego en el que suma, esta vez de a tres. Le quedan 270 minutos al torneo y cada punto vale muchísimo, pero los de anoche le dieron vida a un pueblo que fue al Gigante a buscar una muestra de entrega y una cuota de ilusión, y se fue sabiendo que siempre “a lo Belgrano” se puede luchar y conseguir cosas.



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