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Algo es algo, peor es nada para Belgrano

La Voz del Interior | 01/12/2018


En tiempos de crisis, todo toma un valor agregado. Y el punto logrado en la cancha de Colón en el 1 a 1 por parte de Belgrano no deja de ser al menos una cosecha magra en épocas de pobreza mayor.

Desde hace un tiempo, en los pasillos de Alberdi se habla de que el plantel de la “B” tiene un problema “de cabeza” y que le cuestan muchas cosas por no estar fuertes de mente. Pero lo cierto es que anoche en el estadio Sabalero, lo que se vio fueron más que cuestiones mentales muchísimas falencias futbolísticas.

Un equipo al que el control del balón le lleva dos o tres toques, que no puede conseguir dar dos pases seguidos con fluidez, al que de a ratos la pelota “le quema” y la revolea lejos, no tiene sólo un problema de cabeza. Tiene muchos más y que deben ser atendidos para pensar que es posible sostenerse en Primera División.

Dos equipos flojos, con muchas dificultades, no podían arrojar un buen partido. No hay manera que jueguen bien cuando las limitaciones son mayores que las virtudes. Entonces no se puede culpar a la mente de lo que se hace mal en cancha, porque la mirada se diluye por los costados.

Los cordobeses, con llamativos inconvenientes para progresar en cancha, se las arreglaron como pudieron. Cuando Lugo entra en escena es una cosa. Cuando Suárez se enchufa (aunque sea de a ratos), es otra. Pero cuando los demás lo intentan en soledad, el panorama se complica o mejor dicho, se lo complica la “B” solito.

Sin demasiado juego colectivo, pero con el “10” en condiciones de romper cuando puede, le quedó una al ex-Anderlecht que definió con un toque sutil para el 1 a 1.

Entonces, con el empate la teoría de la fortaleza mental se derrumbó nuevamente, porque un equipo que en tres ocasiones desde que está Osella no pudo sostener la ventaja (Banfield, Independiente y Atlético Tucumán), logró llegar al empate en desventaja, jugando mal y lo aguantó hasta el final.

Unidos por lo peor

En la segunda parte, Colón mostró que junto al Pirata son de lo peor que puede ofrecer la Superliga. Empezó a empujar y ver que podía pasar. Pero los defensores visitantes se las ingeniaron para que Rigamonti sufriera.

Se jugó por un lado a tirarla al área celeste, porque la visita se complicaba solita en cada balón que caía allí. Y en la otra, para que Suárez la pescara. Ninguna dio resultado. Sequeira se devoró el gol de cara al arco y no hubo mucho más. Controlar la pelota es casi básico en el juego y para el Pirata es todo un tema.

Belgrano se fue de Santa Fe con un punto bajo el brazo por el que hizo méritos. Y porque cuando Suárez juega es otra cosa. Pero el “10” no puede en soledad. Ayer lo tuvo a Lugo hasta que se fundió.

Sumar no es poco, aunque dos triunfos en 14 partidos tiene olor condenatorio. Pero nadie se muere en las vísperas. El Pirata está aún allí, en las puertas del infierno y deberá corregir para no caer en él.


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