La elección en Belgrano del sábado pasado marcó una clara diferenciación con los parámetros de muchos de los actos comiciales a los cuales estamos acostumbrados en Argentina, en el fútbol y en otros ámbitos, como el político o el gremial, donde hay una clara predisposición a perpetuarse en el poder.

Así, se ven dirigentes gremiales que llevan tres décadas o más al frente de sus sindicatos o políticos que apenas asumen ya piensan en su reelección sin reparar en la prioridad para la cual han sido elegidos, que es gobernar ahora. Y ni hablar de dirigentes del fútbol, con el ejemplo supremo de Julio Humberto Grondona, quien condujo a la AFA durante 35 años hasta que sólo la muerte lo apartó del cargo.

Con un panorama muy favorable en lo institucional y en lo deportivo, en 2015 el entonces presidente celeste Armando Pérez tenía todo a favor para plantear una reforma del estatuto del club, lo que le permitiría extender su mandato en busca de mantenerse al frente del club de Alberdi. Sin embargo, el dirigente juntó a su grupo de trabajo y expuso los argumentos por los cuales él pensaba que era mejor que el socio tuviera la posibilidad de elegir nuevas autoridades, lo que desembocaría en una renovación. 

Ese fue el primer punto que hizo distinto a los comicios del sábado, que consagraron al oficialista Jorge Franceschi como nuevo presidente. De ahí en más hubo hechos para destacar que determinaron que la que se concretó en Belgrano fuera una elección histórica por donde se la mida, al margen de la cantidad de socios en condiciones de sufragar, del número de votantes y de la normalidad con lo cual se desarrolló la jornada electoral, que fue mucho más calma que determinados momentos de la campaña.

La presencia de una lista opositora exigió al oficialismo renovarse en nombres, propuestas y acciones. Y fue positivo, según admitieron ambos sectores. Pero además de esos puntos para resaltar, hubo una enseñanza que habla de la madurez de los socios celestes: en medio de un presente deportivo más que difícil, pusieron otros aspectos en la balanza y le ratificaron la confianza a los hombres de Pérez. Eligieron el proyecto por sobre los resultados y eso es algo fuera de lo común en un ambiente habituado a moverse al ritmo del frenesí de los números. Todo puede marcar un antes y un después en nuestro fútbol.