rio Bolatti es uno de los jugadores más emblemáticos de Belgrano. Surgido de la cantera pirata, después de pasar por inferiores “el Gringo” llegó al equipo mayor, se fue a jugar a Europa y tras un derrotero que incluyó clubes del viejo continente, Brasil y Argentina, regresó al Celeste para forjar su presente.

El 2016 que terminó fue un año extraño para Belgrano, porque por primera vez en mucho tiempo tuvo tres entrenadores en un período inferior a los 12 meses. Arrancó con Ricardo Zielinski, continuó con Esteban González y lo cerró con Leonardo Madelón en el banco. Esto le había pasado antes en 2010, cuando se inició con Jorge Guyón, siguió con Luis Sosa y cerró con “el Ruso”.

De autocríticas y ausencias

“No fue un gran año para nosotros, en especial en el campeonato, porque tenemos que diferenciar las cosas. Fijate que se hizo una buena Copa Sudamericana, pasando de fase, que era el objetivo planteado. Después, se redondeó una muy buena Copa Argentina, porque se llegó a semifinales, terminando entre los cuatro mejores. Todos sabemos que la imagen final es el cierre del año y lo que queda es un torneo flojo”, sostuvo Bolatti, quien cumplirá 32 el 17 de febrero y aprovechó el receso de verano para estar junto a su familia en La Para.

–Fue demasiado irregular el rendimiento del equipo en la segunda parte de 2016.

–La verdad es que fue así. No pudimos encontrar un funcionamiento que nos diera regularidad y pasamos de partidos muy buenos a los otros. Jugamos bien contra Independiente, Lanús o Unión y después tuvimos otros juegos flojos. Los resultados no acompañaron y eso también influye.

–Pero les costó mucho el semestre…

-Hacíamos partidos buenos en forma salteada. Uno bien, otro no tanto, volvíamos a jugar bien. Pero no lográbamos sostener el andar y no conseguimos la claridad para que en los partidos en que hacíamos bien las cosas nos acompañaran los resultados.

–El fútbol, que es contagio permanente, muestra que cuando las cosas salen bien a todos les sale a cada uno y al revés también, ¿por eso hay que cambiar el “chip” este año?

–Está claro que debe ser así. El fútbol es un gran porcentaje de estado de ánimo y en la parte final del campeonato nos jugó en contra y por ello nunca logramos recuperarnos ni sobreponernos. Ahora viene la pretemporada y será la etapa de arrancar de cero, de conocernos con el nuevo entrenador y empezar todos a buscar el camino para la salida de este momento. Volvemos con la cabeza descansada y limpia como para mejorar en todos los aspectos.

–Además, este año habrá un “vestuario con cambios”, porque se les fue un referente como Juan Carlos Olave…

–La verdad es que se fue un ídolo del club, entonces esperemos que el sacudón que genera una pérdida así sea capitalizada por todos. En el fútbol la renovación se da en forma permanente, pues siempre hay jugadores que se van y otros que llegan, lo importante es que eso se dé para sumar para el grupo, generar cosas positivas que sirvan al bien común. Seguramente la ausencia de un tipo como Juan se sentirá, pero estará en los que nos quedamos en haber aprendido y saber transmitir todo lo que él transmitía.

–¿Quién se hará cargo ahora del mensaje que daba Olave puertas afuera y puertas adentro del vestuario?

–Entre todos, esto se construye con la fortaleza y las ganas de todos. Obviamente, que los de mayor experiencia deberemos aportar nuestro conocimiento y lo que fuimos cosechando con los años. Cada uno debe saber ocupar el lugar que le corresponde y debe entender que tiene que sumar para todos… quién se “hará cargo” del lugar que dejó Juan, no sé, pero el crecimiento del grupo es lo que nos ayudará a todos.

–Una dura tarea le espera al técnico Madelón para lo que viene…

–Aquí todos debemos estar atentos, ponernos a trabajar y tratar de asimilar rápido el mensaje que nos quiere transmitir… a sus exigencias. Hemos estado mucho tiempo con un entrenador que tenía una forma de jugar y de trabajar, entonces hay que poner mucho de todos para que el nuevo DT con su idea de juego se muestre reflejada en el equipo. Sabíamos que los cambios llevarían un tiempo, pero es necesario acomodarnos rápidamente, porque Belgrano necesita que así sea.