Experiencia. Sbrissa le aporta muchos años de trabajo en la captación de talentos. “No podría dirigir Primera de nuevo”, asegura.
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El fútbol es una de las industrias que más dinero mueve en el mundo. Sus fábricas son los clubes, que sin chimeneas y sin contaminación ambiental, buscan generar en cada futbolista que ponen en cancha un factible intercambio de divisas.
Por eso, el correr de los años hizo crecer algunos departamentos que antes estaban en las estructuras de las instituciones como una pieza más, pero eso cambio en forma radical en este siglo. Así, el Área de Captación y Reclutamiento es una de las más importantes, pues es la que consigue la materia prima de lo que mañana será un futbolista.
En Belgrano, todavía se festeja el título de la octava de AFA. Desde julio trabaja Edgardo Sbrissa como responsable del Área de Captación y Reclutamiento. Quien le dijo a Mundo D: “En las inferiores no se necesitan grandísimos directores técnicos, sino entrenadores formadores y la gestión operativa clara que responda al protocolo del club”.
“Lo que hacemos en esta área es selección, formación y promoción. Elegir bien y formar mal no puede ser, porque eso condena. Elegir mal y darle pautas en la formación, eleva unos puntos y hace mejoras importantes. Y la promoción forma parte de la política que Belgrano tiene clara y lleva adelante”, sostiene Sbrissa.
–¿Cómo hace para elegir a los futbolistas?
–Esto es un trabajo de perspectivas. Cuando uno elige un jugador no lo hace para el fin de semana, sino que lo hace para dentro de cuatro o cinco años. Lo que sí le aseguro es que aquí se trabaja de manera muy profesional en todas las áreas. En la elección de un jugador le diría que hay que apostar al desarrollo de la personalidad, porque lo que elegimos es talento y cualquiera se da cuenta quien juega bien, pero saber si tiene perspectiva de futuro, ya no es para cualquiera.
–En este punto, ¿en qué se fija?
–En el entorno, en la familia, su trayectoria, todo se contempla. Ya no es solo el chico que cumple una función de jugador, tenemos que agudizar la observación y tener una mayor cobertura sobre estos puntos. Lo que se busca es calidad y no cantidad. Para ello hay que tener paciencia, prudencia y fortaleza de proyecto, y eso aquí se consigue.
–¿Cuál es la parte más complicada en la elección de los juveniles?
–Uno se afirma en cinco aspectos: el biotipo, la técnica individual, la cualidad física, la identidad posicional, es decir si juega de lo que juega y la última, personalidad y madurez, que es la más importante, porque cuando uno ve al chico se da cuenta si tiene proyecto de madurez y de vida deportiva y en una charla si da el perfil para llegar.
–¿Los jugadores jóvenes de hoy son más complejos que los de antes?
–Todos tenemos que adaptarnos a estos tiempos. Siempre hubo distracciones. Ahora yo marco tres falencias en el fútbol argentino que lo han depreciado a nivel global en estos tiempos: la falta de espacios físicos, pues los urbanistas han arrasado con los potreros. Los espacios horarios, ya que las escuelas tienen jornadas más largas. Y los espacios atencionales que le llamamos distracción de pantalla, dígase celulares, tablets y esas cosas.
–Pero hay que adaptarse...
–Claro, hay que usar toda la tecnología para que los chicos puedan ver partidos y jugadas, porque de base ellos llegan hoy con menos horas de fútbol que un pibe de hace 30 años. Fíjese que la época dorada de nuestro fútbol es de los nacidos en los años 60 y 70 que hicieron inferiores en los 80. A partir de allí la urbanización nos quitó espacio y los chicos juegan menos a la pelota.
–¿Cada vez cuesta más proyectar futbolistas propios a mercados internacionales?
–Hay categorías campeonas que no promocionan jugadores y otros que jamás ganaron nada en inferiores y brillan a nivel mundial, algunos ni jugaron en selecciones juveniles. Lo que se debe tener claro es la diferencia entre el éxito y el logro. Hay clubes que piensan que se debe ganar para sacar jugadores y están totalmente confundidos. La tabla de posiciones es atrayente pero no definitoria. Porque el logro real es llevar jugadores a primera. Por eso la apuesta es el logro no el éxito.
–¿Los jugadores de Córdoba son tan complejos como dicen?
–Ni más ni menos que otros. Belgrano es un club ejemplo a nivel nacional porque tiene estructura, recursos humanos y gestión. El problema es solamente el jugador, que debe entender que es un bendecido por poder jugar al fútbol. No es sacrificio dejar cosas por jugar... sacrificio es otra cosa. Me causa estupor cuando un profesional, que gana muchísimo dinero y que llega a pesarlo y no a contarlo, habla de sacrificio. No es así, pues disfruta del esfuerzo que es otra cosa.
–¿El resultado deportivo va matando el concepto de trabajo en inferiores?
–Decididamente sí. Empezá a preocuparte si salís campeón. Porque las estadísticas muestran que las divisiones que salen campeón suelen ser las que menos jugadores promocionan a primera. Porque cuando se gana, llega la confusión que se está bien y no hay nada para aprender o mejorar. Nadie puede preparar un equipo que salga siempre campeón y todos lleguen a primera.
–Es raro eso de ganar y preocuparse...
–Futbolistas Agremiados tiene una estadística que marca que el cinco por ciento de los jugadores llegan y el resto vuelve a la sociedad. Entonces, la ética que se utilizó para formarlos nos dará 95 personas honestas que entendieron que no fue su momento. Si te dedicas al éxito, lo que le devuelves a las sociedad son personas desesperadas que pensaron que el éxito era ya, era el sábado y no el proyecto. El resultado entorpece la producción de jugadores.
–¿Qué promedio de edad es el ideal para Primera?
–Entiendo que 28 años. Porque hay que dejarlo que madure el jugador. Pensar que un chico a los 18 no jugó en primera y por eso no sirve, es una barbaridad... hay que tener paciencia, no todos los jugadores llegan a primera a la misma edad.
