Ni el mas pesimista de los hinchas hubiera imaginado un presente como el que esta pasando Belgrano en el arranque de esta temporada. Si bien la semifinal alcanzada de Copa Argentina asoma como la gran salvación del conjunto de barrio Alberdi, casi en su totalidad, los hinchas coinciden que el vuelo futbolístico del equipo no se acerca ni por asomo al que se pretendía con la elección de Tete González en el banco de suplentes.
¿Pero quién es el responsable de este mal arranque?  ¿Los dirigentes? ¿Cuerpo técnico? ¿Jugadores? Es apresurado dictar sentencias a ocho fechas de comenzada la temporada. En un club donde en los últimos años se le dio vital importancia a los procesos, pedir la cabeza del técnico por una seguidilla de partidos resultaría algo descabellado. Pero en el fútbol argentino, mandan los resultados. La idea que Esteban González quiere para su equipo no se corresponde con lo que vemos en cancha. Falta de ideas, un equipo previsible y una sorprendente carencia de precisión en el desenlace de las jugadas son los principales factores que explican esta mala racha. Está claro que esta transición (Zielinski-González) le ha costado al equipo más de lo imaginado, pero sería injusto encontrar como único culpable a este cuerpo técnico.  El trajín de partidos de un Belgrano que estuvo al frente de tres competencias distintas hasta hace poco tiempo, le pasó factura en cuanto a las lesiones. Piezas claves en el armado del once titular estuvieron ausentes en las últimas fechas y el equipo lo sintió. El cuestionamiento principal respecto a esto recae no solo en el DT sino también en el aspecto dirigencial. A sabiendas de este calendario cargado de partidos ¿no hubiera sido prudente traer algún/os refuerzos extras? ¿Fue desmedida la confianza de Teté en algunos juveniles que quizá en otro momento deberían haber seguido sumando minutos en Reserva?  Pero no es momento de lamentaciones, Belgrano tiene el horizonte inmediato otro partido trascendental para la historia del club por lo que los cañones deben apuntar a recuperar la confianza y el funcionamiento cuanto antes si quiere tener alguna posibilidad concreta de lograr su primera final en una competencia de este calibre. No hay dudas que si el Pirata consigue hilvanar un puñado de buenos resultados en el campeonato todo este análisis quedará en la historia, pero no hay que negar que este presente da pie para que el hincha cuestione estas cosas. Que el equipo se haya ido silbado una vez consumado el empate con Quilmes, da una clara muestra del descontento del hincha, un hincha que no está acostumbrado a este tipo de improlijidades que se han vivido en Alberdi en las últimas semanas. La renuncia del vice-presidente Abraham Rufail, la falta de novedades con respecto a la remodelación del Gigante, la ausencia de Armando Pérez en los últimos tiempos por su ajetreada agenda en AFA son situaciones a las que los simpatizantes Piratas no están acostumbrados. Y justamente “coinciden” con el mal momento de Belgrano en el plano deportivo.  Lo cierto es que Belgrano en su conjunto, dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas, deberán dar lo antes posible un golpe de timón para enderezar el rumbo y volver a ser ese club reconocido por el orden y la marcada identidad de todos sus componentes.