Hay un dato que debería ser tranquilizador y, a la vez, desafiante para Belgrano: ya demostró lo que pude dar. El Pirata tuvo su mejor rendimiento en lo que va del semestre cuando visitó a Coritiba, por la Copa Sudamericana. En tierras brasileñas demostró su potencial, aunque le ha resultado muy difícil repetir esa performance.
¿Fue un espejismo aquella actuación? ¿Está Belgrano en condiciones de reiterar lo que mostró aquella noche? Por ahora no ha podido, aunque es imposible determinar si ese fue su “techo”. Pero una cosa es segura: el equipo de “Teté” González tiene elementos para jugar mucho mejor de lo que lo viene haciendo.
Por momentos, Belgrano ha demostrado que puede ser un equipo corto, que avance en bloque y desequilibre por juego (y no sólo por el aprovechamiento de un rival mal parado o de una segunda jugada, como pasaba hasta hace poco). Eso es lo que pretende su DT. Y ésta es una idea que trasciende los nombres, ya que lo logró en Brasil con un equipo y también en Santa Fe, ante Unión, con otros jugadores.
Sin embargo, a los celestes les cuesta mucho tomar decisiones acertadas en esa tan mezquina relación de espacio y tiempo que suele plantear el fútbol actual. En otros términos: cuando el rival no te deja espacios, porque hace una presión efectiva en el sector de la cancha que sea, el tiempo para decidir qué hacer con la pelota se reduce drásticamente (una fracción de segundos puede ser crucial) y ahí es cuando Belgrano se vuelve impreciso, previsible e inofensivo.
Sólo Matías Suárez parece entender la necesidad de moverse permanentemente y descargar rápido para encontrar por dónde filtrarse, pero aún no encontró un interlocutor válido. Por eso su lesión representa una baja sensible (sumada a la imposibilidad de contar a pleno con Fernando Márquez), lo mismo que la de Federico Lértora, aunque por otras razones.
Aunque es muy valorable que Belgrano se supere a sí mismo año tras año, consolidando el ensamble entre los jugadores más experimentados con los valores surgidos de las inferiores, es llamativo que la arquitectura de este plantel no haya contemplado la necesidad de incluir a otro volante con atributos para la contención.
Sin el ex Arsenal, la “B” pierde mucho de su capacidad de presionar y recuperar en la zona de la cancha donde comienzan a definirse los partidos. Hoy, parece insustituible.
Aunque algunos lo pongan en duda, Belgrano tiene una idea de juego y trabaja para reforzarla. Ponerla en práctica con eficacia dependerá, sobre todo, de que la dinámica en los movimientos ofensivos sea constante.
Es la única forma de hacer posible lo que distingue a las grandes escuadras: tomar decisiones inteligentes con poco tiempo y sin perder precisión.