Pero Zielinski es un “gringo duro”, como él se define y que se le “piante un la­grimón”, como dice el tango, es difícil: “No soy de llorar, así que... me las aguanto”.

–¿Te sorprenden todas las demostraciones de cariño de la gente?
–Sí, por supuesto. Lo único que tengo para decir es que les agradezco muchísimo a todos. Nosotros vivimos con la gente de Belgrano un gran vínculo que siempre estuvo más allá de un resultado positivo o de un logro, fue algo especial.

–Hay imágenes imborrables en estos años...
–La verdad es que aún no he procesado muchas cosas, por ejemplo lo de River. Pero ese momento cuando salimos a la cancha, después que se había calmado todo y solamente quedaba en el estadio Monumental la gente de Belgrano, es algo que voy a tener para contarle a mis nietos.

–¿Tu principal logro?
–Consolidar al club como de Primera. Ya no es un equipo que sube y baja, ahora está y es de Primera. Lo dejamos con el 10° mejor promedio en la división, clasificamos tres veces a la Suda­mericana de cuatro chances que tuvimos y dos veces fuimos segundos. Se potenciaron muchos jugadores y el club los vendió en buena plata. Belgrano nos hizo muy bien a nosotros y nosotros a Belgrano.

–¿Ya sos un pirata más?
–Sí, claro. Tengo un sentido de pertenencia que no cambiará más, porque esté donde esté, seré el hincha número uno de Belgrano, voy a escuchar como van sus partidos y haré fuerza para que gane. Porque estas cosas son las importantes que uno se lleva.

La charla sigue el rumbo de las fuertes emociones de la jornada del miércoles, cuando las redes sociales explotaron con el hashtag #GraciasRuso tras la noticia dada por Mundo D de su alejamiento luego de la reunión con Armando Pérez.

–¿Te hubiese gustado un partido para despedirte del público?
–Claro. Nos faltó eso, pero las cosas son así. Me encantaría saludar a los utileros, a los kinesiólogos y a toda la gente del predio que siempre colaboró con nosotros. Es algo que me da un poco de bronca, pero bueno no se dio y en estas cosas uno no puede elegir. Llegué en silencio y me voy en si­lencio.

–¿Pero vas a volver?
–Seguro, si Belgrano alguna vez nos necesita, estaré a disposición del club. Pero imagino que pasarán muchos años antes que suceda. Es más, te digo que espero que le vaya bien y que nunca nos necesite.

–¿Imaginaste pasar cinco años en la “B”?
–Soy un tipo positivo, pero si me decís si esperaba pasar todo lo que vivimos aquí, “ni en pedo” lo imaginaba. Pero soy de mentalidad ganadora.

–¿Tenés muchas cosas para reprocharte?
–Siempre hay autocrítica. Todos nos equivocamos, hacemos cosas buenas y cosas malas. Pero en líneas generales hicimos las cosas bien. La única materia pendiente, te diría, fue no salir campeón o no llegar a la Libertadores, lo demás estuvo. Y lo más importante es que Belgrano es un equipo respetado y de Primera.

–¿Estás triste?
–Si un poco, pero es lógico...

–Pero has dejado un pedazo de vida en Córdoba...
–Un montón de amistades. He tenido la suerte de vivir a pleno, la que para mí es la provincia más bonita de la Argentina. Por eso voy a estar permanentemente yendo a comer unos asados. Uno se trae afectos y eso es lo más importante. Además, adopté la provincia como si fuera la mía.

Ricardo Zielinski dejó su selló en el fútbol de Córdoba, el país y el mundo. Será recordado por su forma de ser y por su manera de trabajar.