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Pasado y presente

La Mañana de Córdoba | 15/09/2015


Luis Fabián Artime dejó un legado. Fue el jugador más ambicioso que Belgrano presentó en una cancha. No era un virtuoso pero se las arreglaba bastante bien para sobresalir, al punto de pasar a la historia como el máximo ídolo Celeste en la era moderna, con 94 goles es el máximo artillero en torneos de AFA y hasta el sábado fue el jugador que más veces defendió la camiseta de Belgrano, con 336 partidos. Hasta el sábado. ¿Qué pasó el sábado? Cuando Belgrano entró a la cancha, Juan Carlos Olave, el máximo referente del actual plantel igualó ese número. Y el próximo lunes, ‘Juanca’ pasará a ser con 337 cotejos, el futbolista top de Belgrano con presencias. PODIO los juntó. ¿Y dónde los pudo haber juntado? En ese espacio de grandes luchas como lo es el Gigante de Alberdi. 
Luis Artime, el ayer; Juan Olave, el presente.

“Luifa” y “Juanca” casi nunca coincidieron en un plantel de Belgrano, pero los representan. “Cuando yo vine, él se fue”. “Cuando volví, él ya no estaba”.

“Ganar las promociones fueron como ganar la Libertadores. Olave, que lo vivió como hincha, rompió el vidrio de uno de los palcos en el gol de Mugnaini. Pero el 3 a 1 a Quilmes en el Chateau, fue mi mejor partido en Belgrano”. Artime

336 partidos
Anotó 94 goles, su último grito en 2004 ante El Porvenir. Marcó el tanto mil de Belgrano en AFA.

“Belgrano se está preparando como institución para pelear en serio. Hemos logrado cosas que eran impensadas, como jugar copas internacionales. Es fácil colgarse medallas y ponerse estrellas... Belgrano se está preparando, llegará el momento, paciencia”. Olave

336 partidos
Ganó 124 partidos, empató en 106 veces y perdió en 106. Debutó el 19/8/2001 en la Bombonera.

- El próximo lunes, Artime el ídolo, ya no tendrá esa marca que por años fue exclusiva... Por encima de él aparecerá un tal Olave, que dice no se considera ídolo.

- (Artime) Es lo mismo que decía yo, porque nunca te considerás ídolo. ¿Sabés cuándo creés que hiciste las cosas bien? Cuando dejás. A mí me pasó. Aún hoy siento el reconocimiento, que es el mismo que cuando entraba o salía de la cancha y él lo va a vivir. Mientras uno juega, sí es el referente porque defendemos la camiseta de Belgrano acá y allá. ‘Juanca’ vive lo que yo viví... Yo entraba a la cancha de Colón, de Central o de quien sea y me puteaban y hoy veo que a él le pasa lo mismo: llega a uno de los arcos y lo putean. Y ahí te das cuenta que algo significás, algo estamos dejando. Que me quite el lugar de más presencias un tipo identificado con el club como él, y eso que lo conozco cuando vino en 1995 de Las Palmas con un bolsito y unos guantes, me enorgullece. Era el cuarto arquero y me decía, ‘Che Luifa, me podés definir, me hacés unos tiritos’... y yo me quedaba. Va a ser uno de los más grandes ídolos de Belgrano.
- Pero jugar 336 veces con una camiseta, 337 desde la semana que viene, no es algo común.
- (Artime) Escuché que Fernando Sánchez de All Boys llegó a los 350. Hay pocos que llegan a tener tantos partidos porque hoy es muy fácil hacer cinco goles y que te vendan. ‘Juanca’ hoy porque tiene 39 años, pero con este presente, este nivel y con cinco años menos, no hay manera de que dure: a Belgrano no le quedaría otra que venderlo. Y si hoy yo fuera presidente de un club, me arriesgo y lo compro.
- ¿Y vos Juan, lo imaginaste alguna vez? Podés jugar todo un torneo con cuatro amarillas y ni lesionado salís...
- (Olave) El hecho de haber arrancado tarde en el fútbol profesional (a los 25 años, en 2001), me genera la sensación de recuperar el tiempo perdido y no querer que se termine nunca. Alguna vez, quería jugar ‘un partido’ con la camiseta de Belgrano porque nunca se me dio. Estuve en el ’95 cuando Luifa estaba, me fui y seis años después regresé con la posibilidad de jugar. Por eso disfruto tanto el hecho de estar, de seguir perteneciendo, de alargar lo más que se pueda, por eso intento superarme, para que esto no se termine, para seguir siendo el arquero de Belgrano, que no es fácil. Tenés que estar a la altura y es lo que me exigo porque el día que se termine, no hay más y el jugador lo sufre.
- Pero algo pasó para que llegaras a esa marca casi imbatible de Artime.
- (Olave) Luifa dice que yo supe entender cómo eran las cosas. Cuando llegué de Las Palmas, lo primero que me dijo el profe Alexis Olariaga fue ‘fijate en los más grandes... Artime, Sosa...’. Y vine con un bolso, sin botines porque mi representante en ese momento me dijo que iba a conseguir un par y aún los espero... Llegué al vestuario y apareció el Luifa, el ‘Pampa’ Rosané, el ‘Chiche’ Sosa y los miraba... Esas cosas que transmitía él, yo las incorporé. Veía cómo vivía el fútbol, cómo se los transmitía a los compañeros y no era un tipo tranquilo como muchos creen porque exigía. Recuerdo que en la promoción con Quilmes (la primera, de 2000), estábamos perdiendo, el tipo se paró encima de los bancos, habló por encima del técnico y les dijo a sus compañeros que se estaban yendo al descenso si no cambiaban la actitud. Al partido siguiente lo dieron vuelta, Quilmes empató a los 32’ del segundo tiempo y el único que fue, corrió a buscar la pelota de adentro del arco y la puso en el medio para sacar fue el Luifa. Todo eso lo ví y supe que Belgrano requería de esa clase de jugadores. Y eso le inculcamos a los más chicos porque es el club, el que te está proyectando a futuro. Soy un agradecido a Belgrano porque me proyectó y me hizo vivir sensaciones únicas, y él tuvo sensaciones similares. Y de hecho cuando nos fuimos, siempre nos costó soltar el lazo.
- El día que Olave se retire, también diremos que la marca es “imbatible”...
- (Artime) El récord que va a batir es porque tiene hilo en el carretel. Cuando hacés una carrera de posta y se la pasás a alguien, qué mejor que al tipo identificado con eso.
- ¿Qué tiene Belgrano que tipos como Artime, Sosa, Gigli, Campodónico, Frangipane, Escudero vienen de afuera y se encariñan?
- (Olave) No lo sé. No sé explicarlo. Hoy está todo lindo. En la época del Luifa no había dónde entrenar, no había ropa. Pero todo aquel que venía en ese momento, sufría por no cobrar el sueldo, y después querían volver... No sé... Pero hay otra cosa: Luifa llegó de grande a Belgrano, encontró su lugar en el mundo pero también fue agradecido porque él creció acá, se fue y siempre quiso volver, y volvió. Hay algo especial.
- (Artime) El agua más rica de Alberdi salía del pico que está en el medio de los bancos de suplentes. Salía helada y rica. Cuando llegué, había unos yuyos gigantes en la cancha y los cortamos nosotros con (Carlos) Biasutto. Eso es Belgrano. ¿Por qué lo queremos? Porque fuimos felices y esto es el paraíso.
- (Olave) Había necesidades por la situación del club y yo aprendí algo de las decisiones que ellos tomaban y hoy las implementamos: nosotros cobramos un premio y hacemos partícipes a todos, utileros, masajistas, médicos porque Belgrano es una familia. En aquel momento era la necesidad pero todo eso sigue siendo así. Son formas de vivir.
- ¿Le viste ‘pasta’ cuando llegó en el ’95?
- (Artime) Era una bestia entrenando. No jugaba, era el cuarto arquero, necesitaba que lo pelotearan y nos quedábamos en Las Palmas paténdole. Hacía todo el trabajo con el plantel, menos fútbol. Fue un luchador y si hoy le pasa lo que le pasa es porque se rompió el culo (sic).
- ¿Para ser referente tomaste muchas cosas de Luifa?
- (Olave) En el vestuario, en la cancha, en la calle, ante las cámaras... era el líder, la voz respetada y eso que en ese momento había muchos jugadores grandes. Cuando Luifa hablaba, todos escuchaban. Y lidiaba con problemas económicos que hoy no tenemos, ponía la cara por todos. El año de la promoción con Quilmes, yo era el tercer arquero, fuimos a Almagro, perdimos 4 a 0 y todos se nos reían, salían los jugadores con la cabeza gacha pero el único que se puso el bolso en el hombro y enfrentó a la prensa fue él y dijo: “Hoy no estamos descendidos y nos vamos a salvar”. Y así fue.
- ¿Son de esos jugadores a los que la frase ‘Persevera y triunfarás, les calza?
- (Artime) A mí, la varita mágica no me dio muchas cosas pero a mis condiciones las supe explotar. Llegué casi a los 40 años jugando. Es así, si no te cuidás, no entrenás, no llegás. ¡Bah! Podés llegar como arquero a los 40 años y te hacen diez goles por partido. ‘Juanca’ está en un tiempo de maduración, yo como delantero no me gustaría enfrentarlo. La pelota que saca con el pie frente a Tigre, otro se tira con las manos y es gol. La experiencia, los años, le hacen sacar esa clase de pelotas.
- (Olave) Todo el mundo hace esfuerzos y cuando llega el momento, hay que estar preparado. Hay que desafiarse hasta que el tiempo diga basta. Compito con chicos muy jóvenes y trato de estar a la altura.
- ¿Qué consejo le darías a Olave?
- (Artime) Que con este nivel, siga muchos años más. Tipos como él, como Sosa, van a quedar en la historia y nos mantiene vivos la llamita del calefón. Podés jugar por plata, por tu familia mientras lo hagas con el corazón. Mirá, si yo hubiera pensado en el dinero, me hubiera ido pero yo me sentí feliz acá. Hay que irse cuando las piernas no den más. Vos metele...
- ¿La llama del calefón es fuerte, de color azul?
- (Olave) Sí. Uno no se debe imponer el tiempo por la edad. El mismo tiempo dirá. Espero que Dios me dé la claridad para darme cuenta y no ser terco. Cuando no sufra los goles que me hacen, yo dejo... Mientras sienta como un puñal los que me hacen, seguiré... El día que me de lo mismo que me hagan un gol o no, me voy a mi casa.
- ¿Orgullo, satisfacción... qué es?
- (Olave) Nunca fue un objetivo personal superar la marca de Luifa, sí una gran satisfacción estar a la altura de un ídolo como él. Luifa y yo disfrutamos de ponernos esta camiseta. El día de mañana pasaremos y vamos a venir a la cancha.
- El legado...
- (Artime) Los récords están para batirse. Al mejor que le podría haber pasado la posta es a ‘Juanca’ porque es jugador, hincha y me siento muy identificado con él.


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