La  foto del sábado vale. Belgrano se subió a la punta y lo festejó en grande, aunque sabía que mantenerla al final de la jornada dominguera iba a ser más que complicada. Pero los triunfos de River y Boca, que llegarán al superclásico compartiendo el liderazgo del torneo, no empañaron el momento de protagonismo del Pirata, que por estos días sueña con los ojos abiertos y que de a poco se va animando a mirar arriba.

Antes del inicio de la fecha, que marca el primer tercio de la competencia, al Celeste lo separaban cinco condicionantes para terminar mirando a todos desde arriba: que el viernes Rosario Central no le ganara a Estudiantes (cumplido), vencer a Crucero del Norte el sábado (cumplido) y que ayer pierdan San Lorenzo, River y Boca. Y ayer, la primera de ellas se cristalizó (Aldosivi venció al santo 1-0), pero luego “despintó” con las victorias del Millo y el Xeneize.

Con todo, el saldo es por demás positivo: avanzó dos puestos en la tabla y, sobretodo, afrontó su nuevo rol de equipo protagonista sin desentonar ante uno de esos rivales que al equipo del “Ruso” Zielinski siempre lo complican más de la cuenta.

Belgrano está de racha y con objetivos superadores. El discurso del “colchón de puntos” para no descuidar la tabla de promedios estaba por demás agotado. Su gente le reclamaba –y ahora le pide a gritos– por un plus que le costará ponerse al hombro. La hinchada dice que “se merece ser campeón” y está ilusionada, aunque sabe que la empresa es harto difícil. De todos modos, mantenerse en la pelea y darles lucha a los grandes lo tiene por estos días con el pecho inflado. El Celeste, qué duda cabe, está queriendo cambiar de look.

Adrenalina a mil

Una de las frases “sabiondas” derivadas del cambio de formato del Campeonato de Primera era que, con un torneo más largo, se descongestionaría la presión sobre los técnicos. El razonamiento tenía cierta lógica: con más jornadas para jugar, las posibilidades de esperar la recuperación de un equipo en crisis se agrandaban.

Sin embargo, con sólo un tercio del camino recorrido, ya son siete los entrenadores que buscan trabajo, casi el doble de lo registrado en todo el torneo anterior, donde sólo cuatro de los 20 equipos no terminaron con el DT que iniciaron la primera fecha. El colmo fue el despido de Reinaldo Merlo en la primera fecha, un “récord” que igualó la marca de Carlos Ramacciotti, también cesanteado en la jornada inaugural del Apertura 2006, cuando dirigía a Belgrano.

Está claro que la adrenalina no respeta previsiones o calendarios más amplios. En un torneo largo, y con equipos no tradicionales que de vez en cuando dan un zarpazo, la pérdida de puntos que se cuentan de antemano la pagan los técnicos.