Empezó la temporada con gol y triunfo en el clásico con Talleres, allá por julio, y la terminó de taco, en la goleada show ante Independiente. Sin embargo, a Lucas Parodi todo le costó en la vida. Laburar desde pibe cavando pozos con el abuelo jardinero, darle una mano al papá con el taxi, y pelear por un lugar en Belgrano. 

“El 3 a 1 contra Talleres fue especial, algo muy lindo. Hice el gol de la apertura del marcador en lo que era mi regreso a Belgrano tras un año y medio en Chile. Después jugué contra Independiente por la Copa Argentina y aunque no hice las cosas mal, me tocó salir. Alterné en el banco y en la Reserva, no tuve continuidad pero terminé jugando y eso es bueno”.

Y a Parodi le gusta jugar. Intenta acomodarse en un plantel con “5” de nombres propios, pesos pesados en un puesto súper poblado y con un técnico como Ricardo Zielinski que prefiere los volantes de marca, guerreros de mil batallas. 

Parodi lo toma con la misma calma de la siesta de su Villa Allende natal. Pero quiere su oportunidad y va por ella. 

–¿Cómo manejan los más pibes arrancar de titulares y después tener que salir del equipo?
–Uno se bajonea, sobre todo porque sentía que había hecho buenos partidos y lo mismo te sacan. Hay que trabajar la cabeza, ser fuertes, y seguir dando lo mejor en todo momento. Respetando las decisiones del técnico y al compañero que le toca ser titular. 

–Al final, reapareciste...
–Sí, fui titular con Arsenal en un buen partido del equipo y en el que estuve muy concentrado. Y me tocó entrar un rato contra Independiente en la última fecha.

–La noche del pase de taco para el gol de Márquez, la noche en la que estaban todos iluminados...
–Y sí, en ese momento se me prendió una lucecita, je. Soy de tirar tacos y algún lujo. Tengo manejo y panorama para hacer cosas lindas... Que sé yo, un rústico no lo hace y por suerte la completó el Cuqui, que definió como los dioses. No tuve tantos minutos en cancha, tengo mucho para mostrar.

–¿Y si no es como volante central? ¿Y si el Ruso te vuelve a ubicar como volante externo?
–Lo acepto. Lo que me gusta es ser un cinco adelantado, pasar al ataque, y admito que soy desordenado. Ricardo me lo remarca mucho.

–¿El técnico es muy exigente con los juveniles?
–Cuando un pibe se equivoca lo llama aparte y conversa con él. Da consejos que son para bien. Puede tener más afinidad con los más grandes y muchas cosas las transmite por boca de ellos. 

Más arriba

Ensaya el taco una y otra vez para la foto. Ahora no lo rodean rivales de Independiente. Ahora lo contemplan los chicos de la cuadra, que pelotean en el campito de la esquina. Dentro de poco el pequeño Ian Benjamín (dos añitos) lo imitará, porque le encantaría que sea futbolista. El mismo sueño de su abuelo, Cristian, que también era volante central. Con eso se ilusiona Lucas Parodi, y también con ese taco endiablado que le puede abrir puertas.

–A Zielinski lo pusieron en un dilema, porque terminaron jugando los chicos del club y en alto nivel.
–Está cambiando. Hay chicos de buen pie que terminaron jugando y si elige lo de las dos últimas fechas puede arrancar 2015 con un equipo con mucho fútbol. Se sabe que el técnico es de cuidar mucho el arco propio, que prefiere el 4-4-2 o el 4-4-1-1 y son planteos para respetar porque consiguió muchas cosas: ascender, consolidarse en la categoría, salir dos veces segundo en la tabla, ingresar a la Sudamericana... Pero más allá de eso, pienso que si somos más ofensivos se puede llegar más lejos.

–Se rumoreó que los pibes piden cancha y eso derivó en una especie de división en el plantel.
–Todos quieren su oportunidad, incluso los más chicos que vienen de la Reserva. Eso sin olvidar que los referentes del plantel le dieron mucho a Belgrano. Nadie se olvida de eso. Por lo demás, el grupo está muy bien, unido. No es la misma afinidad con todos, pero para encarar los partidos tiramos todos para el mismo lado. 

–Y cuándo los hinchas les piden un objetivo más alto que el de los 25 puntos. ¿Cómo lo analizan en el seno del plantel?
–Sabemos lo que la gente quiere y hablamos mucho que se puede salir a ganar en todos lados, ser más ofensivos. Hay plantel para apostar a un campeonato.

Con el Ruso, una historia que viene desde el debut

Fue “9” en el Quilmes de Villa Allende, que le quedaba al toque de su casa y donde también jugaba su hermano mayor, Cristian, como volante central. “Y la rompía, era el mejor”, aseguró Lucas Parodi.

Después, ya en Villa Esquiú, el Piza José Flores lo ubicó de volante izquierda y terminó por acomodarse como doble cinco adelantado. En esos tiempo ya tenía por espejo al británico Frank Lampard, y como ídolo a Juan Román Riquelme. “Lo enfrenté tres veces en una cancha, contra Boca. No me atreví a saludarlo, me dio la impresión de que es de humillar a los rivales”, reconoció el volante Celeste.