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Belgrano: el “9”, una historia difícil

La Voz del Interior | 18/12/2014


A Belgrano le ha costado demasiado encontrar un “9” goleador.
A Belgrano le ha costado demasiado encontrar un “9” goleador.
 La  inminente salida de Julio Furch a los Tiburones de Veracruz pone al descubierto las reglas del mercado. “Si le ofrecen un contrato en dólares, no hay nada que podamos hacer. Ni comprarle el pase. No hay equivalencia”, fue la referencia de Armando Pérez, el presidente de Belgrano, sobre el “9” que llegó a préstamo sin cargo. Si al delantero le iba bien, sus dueños lo iban a sacar si tenía un semestre que superara lo aceptable como lo marcaron los 8 goles en 18 partidos registrados en el Transición. Y Belgrano sería indemnizado. Si le iba mal, el club no se clavaba con un préstamo costoso.

¿Son las reglas de no tener un “9” propio y tener que andar alquilando? Sí. Pero si lo tuviera, las alternativas podrían diferir en el tiempo, pero a poco de la temporada top, se habría visto obligado a venderlo como sucedió con otros delanteros. Lucas Melano, el último en ser vendido, el último de los casos. ¿Por qué? Por que la economía del club así lo exige. ¿Y el jugador? Ni hablar. Su vida útil es cada vez menor, como los buenos momentos.

Furch seguirá su camino y Belgrano tendrá el reto de encontrar sustituto, un esfuerzo que exigirá a fondo a sus administradores. Y vaya si lo sabrá Armando Pérez, el titular celeste. Es que en todo lo que ganó con Belgrano, ascensos 2006 y 2011, segundo puesto Torneo Inicial 2012, pase a Copa Sudamericana, solamente pudo contar con un “9” que gravitó de verdad: Mariano Campodónico con 17 goles en 37 partidos fue clave en el ascenso de 2006 ante Olimpo de Bahía Blanca.

Ahí Pérez, siendo presidente de Córdoba Celeste (compró primero el 70% por ciento de la gerenciadora), trajo al “9” que le había pedido Julio Zamora, el DT elegido por el sistema de “presentación de carpetas”.

Luego, con la conducción de Carlos Ramacciotti, “Campo” explotó (“Tenía una puntería bárbara”, definió el rosarino) y en gran medida por la conformación de un tridente con Matías Gigli (11 goles) y Paolo Frangipane (10).

En los otros logros, César “Picante” Pereyra fue un “7” bravo que tuvo que hacer de todo. Primero acompañado por “el Mudo” Vázquez, luego, otro poco por Fernando Márquez y muchas veces en una pobreza franciscana. Pero para la llegada de otro “9” que pesara de verdad hubo que esperar a Furch, quien ya había sonado en varias oportunidades.

El pampeano vino dispuesto a bancarse cualquier situación táctica. Pero encontró a Lucas Zelarayán, en uso pleno de varias de las condiciones que posee, más la recuperación de Márquez. Su rendimiento le dio el título de ser el mejor “9” de Belgrano desde que ascendió.

En el medio, llegaron centrodelanteros de todo tipo; con chapa y sin ella, en ascenso o en retirada; conocidos y no tanto; de primeras y segundas partes. Ninguno anduvo y los propios no tuvieron lugar. Furch parecía poner fin a la lucha de Pérez y de Zielinski por dar en la tecla con el goleador. Ahora parecen haber vuelto a foja cero.

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