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En Belgrano nace una dupla

Día a Día | 08/11/2014


Márquez y Furch.
Márquez y Furch.

Hay rutas y caminos distintos que muchas veces se encuentran, coinciden, adentro de una cancha de fútbol.

Los de Fernando Márquez y Julio Furch parece que estaban destinados a reunirse en ese pedazo de mundo que es el área del arco donde ataca Belgrano.

Hoy, ante Defensa y Justicia (a las 18.10, por la 15ª fecha del Torneo de Primera División Ramón Carillo), un pampeano y un santafesino con historias cruzadas y distintas, caminarán por primera vez una ruta que los encuentra juntos, con la camiseta celeste. Será una dupla inédita. Jamás jugaron juntos como titulares con la conducción técnica de Ricardo Zielinski. Pero por algo suceden las cosas. Ambos lo saben.

El pulso de Julito

Sino basta con preguntarle a Furch, a quien los caminos del fútbol lo trajeron a Córdoba después de mucho insistir y no lograr consolidarse en ningún sitio. Porque ningún lugar será como el Club Social y Deportivo Winifreda de su pueblo natal. Allí comenzó todo, a sus cincos años. Y desde allí lo descubrió Olimpo de Bahía Blanca a ese rubio grandote que de pibe ya cabeceaba entre los centrales rivales de mayor experiencia.

Furch fue una grata aparición ya desde su debut en Olimpo. Y desde allí lo observaron los clubes grandes. Su ciclo en el Aurinegro concluyó con 52 partidos disputados y 7 goles, en un total de 3 temporadas. Lo buscaban desde Boedo y el salto se llamó San Lorenzo.

Duró poco el sueño, porque en enero del 2013 el DT Juan Antonio Pizzi le avisó que no iba a ser tenido en cuenta. En nueve partidos, no hizo goles. 

Arribó a Arsenal, donde volvió a sentirse importante y querido. 18 goles en 54 partidos, pero tuvo un final poco destacado: en una temporada discreta con 4 goles en el Torneo Final 2014, el Arse no tuvo su mejor rendimiento y terminó 17° en la tabla.

Hoy, en Alberdi, Furch empieza a acomodarse. Gritó ante Rosario Central y Godoy Cruz en las dos últimas fechas y suma cuatro goles en 13 partidos. Sí, toma color.

“Hubo muchos partidos que jugamos bien y no se nos dieron los resultados”, dijo el 9, que hoy tendrá ese nuevo compañero en ataque. Pero las mismas ganas de seguir gritando goles para el Pirata.

El momento “Márquez”.

“Me venía comiendo la cabeza pasar un año sin convertir un gol. Para un delantero es difícil, te hace sentir el peor. Me sirve el gol para ayudar a enderezar el equipo, para mi mal presente y para mi mal presente. Me cambió la cabeza, hay que creer más en uno mismo”. La frase no es de un libro de auto ayuda sino del propio Cuqui Márquez, en Mendoza, ante Godoy Cruz, le tapó la boca a los que ya no esperaban nada de él. Y puso una bola en un ángulo. Fue otro jugador. El Márquez que muchos vieron en Crucero del Norte o Unión de Santa Fe.

A sus 26 años (nació el 10 de diciembre de 1987), este flaco de movimientos pausados parece haber encontrado el clic en su carrera. Y aquella eterna promesa de que “ese Cuqui Márquez la va a romper cuando se de cuenta que es crack” empieza a ser realidad.

Pero hay que ir con calma. Todo depende del Cuqui. “Nací en un barrio humilde llamado Los Troncos (a 10 km. del centro de Santa Fe capital) y el camino es mucho sacrificio. Valoro todo porque me costó bastante, y si no me hacían contrato en Unión tenía que dejar el fútbol porque había que trabajar. No le iba a escapar, era ayudante de mi familia, hacía cosas de plomero-gasista, seguro terminaba siendo plomero”, suele contar el Cuqui, un pibe humilde que no desconoce sus orígenes.

Hoy, la llegada de su hija Julieta Valentina (su primera nena que nacerá entre el 28 de febrero y el 5 de marzo) le ha dado un equilibrio que no tenía.

En estas dos historias se basará Belgrano hoy para encontrar los caminos al gol. En la inédita sociedad Furch-Márquez. No hay dos sin tres, dicen. A cumplirlo.

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