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Pittinari: Tenía la espina de demostrarme que podía

La Mañana de Córdoba | 19/10/2013


La pelota siempre cerca del pie, una virtud del rubio volante
La pelota siempre cerca del pie, una virtud del rubio volante
Cuando Lucas Pittinari terminó de leer el libro Rafa, mi historia, hecho en forma conjunta entre el tenista Rafael Nadal y el periodista Jhon Carlin, comprendió -si es que ya no lo sabía-que uno de sus mayores desvelos es cómo sostener el alto nivel en el tiempo. Para él, con 21 años, el crecimiento es un camino sin final y, así como cuando juega se entrega, a la hora de la lectura también. Los grandes deportistas le sirven de ejemplo y él los valora, los imita desde la humildad.

Pittinari podría definirse como un volante central que juega en Belgrano. A eso se le agregaría que su sentido de la ubicación en la cancha es un reflejo de lo que es afuera de ella. Sin forzar su imagen, simple, convencido.

"Hace tiempo que espero este presente. El hecho de tener la posibilidad de seguir jugando, de hacerlo bien y que el equipo funcione es importante y satisfactorio", le dice a Día a Día. Si no hay sorpresas, el hombre nacido en Laborde será titular mañana, cuando Belgrano visite a River por la fecha 12 del Torneo Inicial. Y el destino lo encuentra a Pitti en el lugar que tanto deseó.

"El hecho de ganarse un lugar en un equipo con jugadores de tanta jerarquía es lindo, pero también implica una responsabilidad extra. Uno lo busca a lo largo del tiempo", agrega sereno en su discurso. Y si hacen falta pruebas de su evolución, alcanza con rebobinar la cinta. La última vez que el Celeste jugó en Núñez ganó 2-1 (por el Inicial 2012) con goles de Melano y Carranza; Pittinari entró en el ST.

"Es algo que uno va buscando. Esa vez entré unos minutos. Siempre digo, es trabajar y mejorar para integrar el equipo y sentirme importante dentro del grupo", dice y la confianza se le nota a varios kilómetros.

Esa importancia se refleja en las estadísticas. Lucas fue titular en siete partidos del torneo local (Newell's, Estudiantes, Vélez, Olimpo, Racing, Argentinos y Quilmes) y estuvo de movida en el choque ante el Fortín en el juego de ida por la Copa Sudamericana. En la mayoría de los cotejos fue de lo mejor y, de tanto rendir, sumado a otras variables, hizo que el DT Ricardo Zielinski se inclinara por correr a Guillermo Farré a la derecha y así él jugar al medio junto con Teté González.

Pero siempre, antes del verano, pasa el invierno. Entonces Lucas fabrica un silencio reflexivo y cuenta la brava. "El momento más difícil es cuando hay que esperar. Uno trata de mantener la tranquilidad. Yo me apoyo mucho en mi familia, que es mi sostén. Pero yo sabía que si trabajaba de la misma manera y con la posibilidad de mantener el nivel, la chance iba a llegar, no debía bajar los brazos nunca", reconoce, con 37 partidos en Belgrano.

-Lo decís con una tranquilidad como si no te hubiera costado. En todo ese tiempo en el que esperabas y esperabas, ¿hubo algún punto de quiebre?
-No sé si momento de quiebre. Pero sabía que si en este torneo no tenía la posibilidad de tener continuidad, seguramente llegado a fin de año iba a buscar la forma de jugar. Todo futbolista quiere hacerlo, es así, y yo estaba llegando a una edad que necesitaba jugar.

-¿Te angustiaba saber que vos trabajabas y, sin embargo, esa posibilidad no aparecía?
-No, no me angustiaba. Pero yo tenía adentro mío esa espina de demostrarme a mí principalmente que podía estar. Me sentía preparado para afrontar la situación, pero necesitaba demostrármelo a mí. Y la única manera que tenía de hacerlo era jugando. Acá estamos, disfrutando el momento.

River y a fuego lento. El futuro más próximo no pasa inadvertido para Pittinari. River se frota las manos porque lleva dos sin ganar. Y, a un tipo futbolero como él, no se le escapa el tema.

"Tienen grandes jugadores y va a estar necesitado de buscar el resultado. Dependerá de nosotros que eso sea favorable. Intentan jugar con futbolistas de buen pié; la idea es cortar y presionar ese circuito para encontrar los espacios para poder atacarlos", analiza y agrega: "Somos cuatro volantes que debemos ocupar el ancho de la cancha".

El choque ante el Millo tiene al Gringo metido de lleno en un juego especial. "Después de todo lo que pasó, se ha convertido en un cruce que tiene lo suyo. Pero eso queda al margen".

Y otra vez habla la persona que hay detrás de este ambicioso volante. Y vuelve a su palabra mágica: "mantenerse". Algo que aprendió y no piensa olvidar ahora. Bien lo sabe él que la lucha para pertenecer desde un lugar protagónico.

-¿Por qué te gustó el libro de Rafael Nadal?
-Me gusta leer. Hace poco leí ese de Nadal. Son cosas que nos ayudan. Porque podés ver la mirada de deportistas de elite que han llegado a conseguir todo y que se siguen manteniendo en el tiempo. Es una de las cosas que uno trata de luchar día a día. También me gusta lo que es psicología del deporte.

Ya habrá tiempo para comer "el asado en el patio" con los amigos. O para probar algún plato de mamá Edith o unas costillas de Roberto, el padre que siempre está cerca de Lucas. "Mi vieja es buena cocinera y mi papá está con el asado. En esos ámbitos no te dejan acercarte", confiesa entre risas.

Mejor así. Lucas seguirá con el hambre que lo distingue. Afuera y adentro de la cancha y ya no habrá más espinas y será un verano color Belgrano.

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