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En la primera parte, Belgrano no le encontró la vuelta por inoperancia propia pero, principalmente, porque el Cervecero leyó muy bien el partido. Los defensores no se despegaron de sus marcas, los volantes cortaron y trataron de jugar y Miguel Caneo fue la referencia para doblegar a la defensa Celeste.
Zielinski cambió en el medio del partido a Guillermo Farré, que pasó a la izquierda y Pitinari ocupó su lugar. Pero esta variante táctica tuvo más que ver con darle otra idea futbolÃstica a Fernando Márquez, que tirado sobre la raya y preocupado por la marca casi nunca encontró un espacio para desequilibrar.
Quilmes propuso mediante centros que obligaron a Belgrano a hacer lo que menos sabe: defenderse con la pelota. Después de dos claras del Cervecero, llegó la tercera y la vencida para abrir el marcador. Centro de Caneo al área chica, Blázquez que se quedó y Alegre que metió el botÃn para poner el 1 a 0.
El gol despertó a Belgrano, que se fue como puso al ataque y un par de veces casi lo logra, siendo la más clara una entrada de Pitinari por derecha, pero en vez pegarle al arco tiró un centro que terminó detrás de la valla.
En el segundo tiempo, Belgrano fue un equipo mucho más compacto, porque abroqueló las lÃneas, ganó el mediocampo y generó peligro ayudado por la quietud del rival.
Pudo haber empata pero lamentablemente no fue la noche de los delanteros, ni tampoco la de Márquez, que estuvo desconocido y perdió siempre ante la marca rival.
El resultado justo puso haber sido la igualdad, pero los fgoles hay que hacerlos y Belgrano falló.
