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Vacuna “Picante”

La Mañana de Córdoba | 30/09/2013


Si alguna vez me preguntan cuál fue el mejor gol que vi en mi vida, diré sin titubeos que el segundo de Diego a los ingleses. Y si la pregunta se remite al mejor gol que vi dentro de una cancha, el del “Picante” Pereyra a Racing Club quedará registrado en el podio personal. Tremendo. Excelso. Hermoso. Brillante. Espectacular. Picante. Éste es el comentario del partido que Belgrano goleó a Racing Club, pero no podemos dejar pasar por alto semejante gol, semejante obra de arte. El centro perfecto de Lucas Pittinari al segundo palo y la media chilena, tijeretazo, media vuelta o como le quiera llamar de Pereyra culminó en un GOLAZO con todas las letras, sí porque a esa jugada Belgrano llegó tocando y así terminaba con la angustia del 1-0 parcial que amenazaba con no resistir más por las lagunas que merodeaban el área Celeste. Belgrano fue de menor a mayor. En frente tenía a un Racing en un paupérrimo nivel. El toqueteo de su juvenil formación alertó a la última línea local que casi paga caro una entrada de Luciano Vietto que Sebastián Blázquez paró con eficacia y sin dar rebote. Las dudas que se tenían con el “1” se iban disipando. Pero desde ahí, Belgrano edificó las bases para una victoria amplia y justa. Porque encontró espacios y desnudó las falencias del rival. Fernando Márquez se convirtió en la manija y cada pelota suya tenía olor a algo. Un remate suyo, débil, rebotó hacia un costado donde estaba Pereyra para acomodarse al perfil menos hábil y darle con elegancia, de zurda, a un palo de Sebastián Saja. Comenzaba el show del “Picante”, quien unos minutos después estrelló un cabezazo en el travesaño que no fue gol de milagro porque Saja encontró la bola tras el rebote en un defensor. Racing apenas llegó con un zapatazo de De Paul de afuera del área pero nunca más. Al punto que Blázquez debe haber pasado una tarde muy tranquila, mérito por cierto de la defensa que pese a sus intermitencias logró conformar un tándem impenetrable. El no tener la pelota es marca registrada de Belgrano. Pero peligrosamente retrocedía. Hasta que en un “ticki-tiki” llegó a la excelencia del gol de chilena de Pereyra. Había que cerrar el estadio, nos teníamos que ir todos. Para qué seguir hasta el final si ese gol pagó todo. Perdido por perdido, Racing se hundió definitivamente pero porque Belgrano lo llevó a esa debacle. De tanto pedir porque los delanteros de Belgrano hagan goles, Carlos Bueno se sumó a la lista otra vez con un tanto de rodilla luego de un centro de Velázquez. Como ante Vélez, Belgrano dejó en ridículo a un grande. A Racing lo volvió más chiquito de lo que parece en un año donde debería estar riéndose de Independiente y lo que hace es hacer reir a Independiente. Mire, como usted, aún no puedo sacarme de la cabeza el gol de Pereyra. Si hasta con mi compañero de trabajo lo aplaudí desde los pupitres porque fue Tremendo. Excelso. Hermoso. Brillante. Espectacular. Picante. LA FIGURA César Pereyra (10). ¿Con qué otra puntuación podemos calificar a un tipo que hizo dos goles y el segundo un tremendo golazo de chilena? LA CLAVE Belgrano se sobrepuso a un flojo inicio de partido. Lo hizo suyo cuando encontró espacios. El primero de Pereyra tranquilizó a las fieras y el segundo terminó con todo. EL ÁRBITRO Germán Delfino (Bien). Atento en cada acción, no compró simulaciones y siguió de cerca las jugadas.
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