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Juan Carlos Olave: El error mío fue clave

Día a Día | 05/08/2013


Líder. Olave asumió su falla. Buen gesto del referente.
Líder. Olave asumió su falla. Buen gesto del referente.
El brazo izquierdo de Juan Carlos Olave se extiende en el aire. Su idea es dominar la pelota con la palma abierta y rápidamente aprisionarla con la derecha. Pero el efecto de la bola y –la liviandad para asegurarla– hacen que le rebote a Juanca y, cuando el 1 de Belgrano reacciona, es tarde. Santiago Silva recibe el rebote en el área chica y define de primera. Van 44 minutos y monedas. Belgrano pierde 1-0 y ya no podrá sobreponerse de aquel error.

El primer tiempo moría. Hasta ahí el Pirata creía en sí mismo. Pero el golpe impensado sobre el final derrumbó su autoestima. Como si la falla de Juanca generara un efecto masivo de desconfianza y el equipo quedara atado al desconcierto. A la inseguridad.

Y fue el propio Olave quien salió a asumir el episodio que marcó el quiebre. “Me queda larga, la quise agarrar con una mano y después tenerla con la otra, pero se me fue”, explicó el 1 sobre la jugada puntual. Y sentenció: “Fue virtud de ellos y un error mío cambió el partido, fue clave. Ese tanto desvirtuó el cotejo, Belgrano había estado más cerca (generó dos situaciones) pero no pudimos sobreponernos”, contó después en vestuarios.

Lejos quedó aquel equipo combativo, que más allá de las formas, ayer en el segundo tiempo se encontró corriendo sin saber adónde y viendo como Lanús lo hería con la pelota y su inofensividad. Pero faltaba más. El segundo gol llegó para tirar por tierra cualquier intento de salir adelante.

“El primero fue un cachetazo fuerte, pero el segundo (Silva definió genial) nos noqueó. Tuvimos algunas aproximaciones en el segundo tiempo, pero nunca pudimos reponernos”, agregó Olave, dolido por la derrota en el debut en el Torneo Inicial.

La tarde en el sur cayó de golpe. Como si el viento arrastrara todas las dudas contra Belgrano. Fue un conjunto inexpresivo con cero respuestas. “El equipo sintió el golpe, la fatalidad tira para abajo todo el trabajo”, dijo Juanca quien demostró ser líder aun en las malas.

Después, nada. Obviamente la derrota duele. Pero la sensación generalizada en el vestuario fue la misma en todos los actores principales. Ese quedo, la falta de respuestas y la ausencia de aquella rebeldía que describe a Belgrano preocupó a todos.

Quizá por eso Olave gritó como pudo para que los suyos siguieran defendiendo aunque la causa estaba perdida porque el desánimo era evidente, irremontable. Ni la frescura de los juveniles (ingresaron Emiliano Rigoni, Tobías Figueroa y Giuliano Bardín) pudieron contagiar al resto de los más grandes. Es que la confianza colectiva había quedado deteriorada por el bombazo exquisito del uruguayo que vio volar a Olave y a todas las ilusiones de empatar el partido.

Igualmente, el portero también rescató al equipo. “Veníamos haciendo un partido correcto y tuvimos algunas situaciones. Hay cosas positivas”, dijo antes de abandonar el estadio.

A esa altura no quedaban más palabras. El error de aquel primer tiempo todavía dominaba todo.

Del primer tiempo al final. A los 44 minutos del PT Romero envió un centro, a Olave se le fue larga y el rebote le cayó a Silva. Fue el 1-0 y el quiebre.

Al árbitro, derrota. La última vez que Rapallini dirigió a Belgrano fue derrota 1-0 ante All Boys. Aquella vez Borghello le marcó a la B.

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