Lo ganó “a lo Belgrano” | Club Belgrano de Córdoba

Lollo intenta salir ante la presión del rival. Foto: DyN

Los partidos no se merecen, se ganan. Y eso Belgrano lo sabe a la perfección. ¿Pero que tuvo Talleres para llevarse el clásico? ¿Qué fue lo que marcó la diferencia a lo largo de los 90 minutos? ¿Qué argumentos tuvo el equipo de Sialle para pegarle tres veces al arco y ganar el partido?

La diferencia estuvo, a mi criterio, en las individualidades del “celeste” y el juego colectivo llevado a cabo por la “T”. De la mano de un planteo sólido, firme y, por momentos, superior, Talleres se llevó el partido. Presionando la salida en grupo, jugando por abajo cuando era necesario y tirándola a la segunda bandeja de la Gasparini cuando hacía falta, el “albiazul” logró imponer lo que no pudo en los anteriores dos encuentros (que resultaron victoriosos para Belgrano).
Sabiendo de sus limitaciones y de la diferencia entre categorías, le jugó al “pirata” el partido que mas le duele. Lo esperó, salió de contragolpe y en una de las pocas chances que tuvo, hizo el gol, para luego refugiarse en Aguiar y sus defensores. Que con el correr del partido fueron transformándose en las figuras de la noche.

Entonces, ¿Qué le faltó a Belgrano? Le faltó determinación, tranquilidad y serenidad. Pero principalmente, le faltaron varios de sus jugadores. Melano fue desapareciendo con el correr de los minutos, Aquino nunca pudo conectar con sus compañeros alguna de las tantas pelotas que le caían, Rodríguez estuvo dubitativo e inseguro, etc. Con este panorama, el “pirata” tuvo los 45 primeros minutos a su favor de la mano Zapata, “Tete” González, Etevenaux y Saravia. Este último, tuvo un excelente encuentro y se perfila como la alternativa por derecha que el “celeste” viene necesitando.

Pero ese juego se fue cayendo con el correr del segundo tiempo. Más aún con el gol de Bottino que fue el cachetazo que dejo a Belgrano casi en “knockout”. Talleres se metió atrás y puso en jaque al “celeste” que nunca tuvo un “plan b” para destrabar el partido. Nunca propuso algo distinto a lo que le salía en el libreto y nunca busco alternativas para penetrar la defensa rival. A tal punto de tirarle pelotazos frontales a Carranza y Zelarrayán que nada podían hacer frente al cerco defensivo “tallarín”.

Es posible que Belgrano haya merecido más, el problema estuvo en que nunca optó por el camino adecuado. Y entre la impaciencia y la desesperación, mostró una de sus peores caras ante su clásico rival, que, “belgranizándose”, volvió a ganarle después de cinco años.