Todos felices. Farré golpea animoso la cabeza de Zapata, quien acaba de vencer a Montoya. Todos se abrazan en un final a lo Belgrano.
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Aunque todas las noches sea el día de la mujer, anoche, en Alberdi, el Pirata derrotó en el final 1-0 a Vélez por la quinta del Final. Casi como un orgasmo perseguido desde la primera cita. El Celeste dejó exhausto al Fortín como esas compañeras de rostro ajado, que hacen con la experiencia lo que ya no pueden con la fuerza.
Porque en el ST el equipo del Ruso se perdió. Fue despechado como algunas que no soportan la nueva vida tuya. Así fue Zapata, con la inteligencia para seguir la jugada, con el olfato de las mujeres para oler perfumes o encontrar direcciones en bolsillos ciegos. Y descubrir la infidelidad mayor.
Belgrano es una chica que te gana por cansancio. Pero también un grupo de hombres conquistados por el gemido de una hinchada sin tregua. Cuando le cantan “No se compara, esta es la primera gloriosa barra...”, Turus se pone loco, Teté González saca pectorales y el Hacha presume por la raya.
Belgrano lo ganó porque no le hace asco a nada. “Todos los goles valen uno”, dicen. Toda mujer tiene una belleza. El desafío es encontrarla, y que lo permitan, claro.
Belgrano no se casa con ninguna pero las ama a todas. Puede ir al frente con una petiza con pupera a punto de ahorcarla o una señorita BlackBerry de la Dorada. Y en cancha fue igual: a veces pases cortos, buen juego, otras un pelotazo burdo y “Dios quiera que gane Belgrano” diría el relator Barzola por Radio Sucesos.
Quedó claro que Belgrano es como una mujer con personalidad. Que te tira un bolso en el suelo para que te lleves la ropa, el par de zapatos y te vayas a jugar al galán a otro lado. Saben, porque la tienen muy clara, que volverás ebrio a golpear la puerta.
Alberdi de mujer. Le costó muchísimo el partido. Le dolió tanto como un parto. Sí, como las mujeres que esperan el grito inicial, ese otro que viene a cambiar el mundo cuando miran a los ojos.
Pero sabía que había que ganarlo. Que no había pastilla del partido después ni anticonceptivos para prevenir un gol de Vélez justo cuando Belgrano ovulaba una victoria todavía lejana. Entonces se cuidó como pudo, se sustentó en Olave para seguir con vida.
La B se apoyó en Lucía comiéndose las uñas pintaditas para salir a la noche. En Juana que escribió con el rimel todos los insultos posibles en la pared del Gigante.
Y Belgrano creyó gracias a ellas. Fue al frente persiguiendo la boca de una señorita imaginaria. Aun oliendo a chivo, transpirado, poco presentable; lo de afuera, si es algo groso, no tiene relevancia.
En el arco de avenida Colón esperaba ella. Su nombre era Victoria Celeste. Tenía la clase que las distingue, con una lucha que las posiciona donde deben estar. En el día de la mujer Belgrano se dejó amar un rato. Quién no lo haría.
La última. La última vez que la B jugó en Alberdi fue triunfo: 1-0 a Tigre con gol del Pica. Fue por la 18ª del Inicial.
Repitió Zapata. En la quinta fecha del Inicial, Martín Zapata le marcó a Vélez en la derrota 2-1 en Liniers. Anoche volvió a convertirle.
Salvado descenso. Con el triunfo de ayer, el Pirata se aseguró su lugar en Primera División. Aunque pierda todo, se queda. Objetivo logrado.
Temporada gigante. Antes de ayer, jugó 5 veces en Alberdi: le ganó a Godoy Cruz, Unión y Tigre. Empató con Argentinos y perdió ante Lanús.
