Juanca Olave encabeza la camada los DT recibidos. No faltaron las cargadas para el 1.
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En el Museo de la Industria recibió su diploma. Pero entre sus compañeros, Olave no es Olave el arquero del Belgrano histórico. Es un tipo de pelo largo –34 años– que se ríe y no tiene humos. Aunque las cargadas le llegan por la espalda. “¿Cuánto pagó por las fotos Olave?”, grita un compañero, mientras Día a Día lo retrata al aire libre. “¿Che, Juanca hizo todas las materias o debe alguna?”, dice otro entre risas.
Juan es eso: un tipo común. Que no se marea en el éxito. Por eso lo bancan en el grupo. Cuando llegó, cerca de las 19, saludó a todos y empezó a joder con el resto.
“Fue como volver al secundario. Fueron dos años muy lindos junto a mis compañeros. De ellos aprendí muchas cosas, me hicieron sentir como uno más”, expresó el 1 Pirata, quien se ganó las cargadas por ser el alumno con mejor promedio de los recibidos: 9.20.
Pero pocos saben que para Juanca fue “una revancha”. Es que de pibe también resaltó en el estudio. “En la secundaria fui abanderado un tiempo, pero después me eché unos moquitos. Una vez cortamos la luz y bueh, me la sacaron por cierta indisciplina”, reconoció con risa cómplice. Pero él volvió a demostrar que no sólo vuela, sino que también estudia. Fue escolta en el curso de técnico el año pasado y volvió a sentirse pleno. “Fue lindo hacer el curso, uno ve otras cosas. Más allá de que hoy sólo pienso cómo jugador, es importante tener una base por si me pica el bichito el día de mañana”, sostuvo Juan Carlos.
A la hora de hablar sobre qué aportes adquirió, contó: “Uno cree que ser DT es sólo a nivel profesional. La parte de formación es muy importante con los más chicos y quizá el proceso de ser formador sea clave. No sólo existe la Primera”, agregó Olave, mientras se sacaba fotos con todos.
Juanca no mezquinó autógrafos ni flashes. Siempre dispuesto a dibujar una sonrisa para que sus admiradores se vayan con otra. Pero a la hora de decir, nunca se calla y fue a fondo.
Vender humo. Al recibirse como técnico, y con una trayectoria que lo habilita, Juanca habló de los DT. “A veces se quiere inventar de más cuando el fútbol es más simple. Aquellos que lo complican es porque quieren ganar protagonismo”, dijo sin pelos en la lengua. Y agregó: “Los DT no vamos a definir un partido, hay que ser sinceros y saber llegarle al jugador”.
Y quizá por eso Olave fue pidiéndole consejos a Ricardo Zielinski, el DT actual del Celeste. “Uno conversa cosas, ve otras desde otro lugar. Es importante la formación para abrir la cabeza”, dijo el 1.
La tarde cayó despacito. A unos metros, su esposa, Ariana, reía y se emocionaba. Acaso como si mirara a Juanca en un recreo del cole dispuesta a conquistarlo. “Es un tipo sencillo, así como lo ves; pero en el colegio se mandó sus macanas”, confiesa, mientras su hija Arantza se peina mirándose a una ventana para salir en las fotos.
Vista desde afuera la escena es clara: un puñado de técnicos dispuestos a trabajar con la caprichosa/la de blanco/ese amor mudo.
Quizá el futuro los ubique en algún banco de suplentes o formando pibes. Todos suponen, que para entonces, Olave no cortará la luz. Ni tendrá amonestaciones.
Omar Reinaldi. Él le entregó el diploma en mano. Todos reconocieron su humildad y la experiencia que aportó para el curso.
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