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Belgrano, como si fuera un campeón

La Voz del Interior | 03/12/2012


Belgrano festeja otra gran victoria en un torneo magnífico para el Pirata
Belgrano festeja otra gran victoria en un torneo magnífico para el Pirata
Todo, pero todo lo que pasó ayer en la tórrida tarde de Alberdi fue gratitud. Ni los goles de Vélez que cantaba la portátil dieron lugar a una mueca de disgusto, siquiera. Ganó Belgrano y eso bastaría, pero hubo muchas más razones para festejar.

El 1-0 a Tigre dejó a la “B” con 33 puntos en las 18 fechas que se llevan disputadas por el Torneo Inicial, que ayer coronó al Fortín. Y esa marca, que todavía puede ser mejorada, es la mejor de su historia en Primera División.

Pero, ante todo, la alegría tiene que ver con el orgullo. No es caprichoso decir que este Belgrano es el que hoy lleva la bandera de Córdoba y el que devolvió al fútbol de esta provincia a los puestos de vanguardia del fútbol argentino.

Este Belgrano del “Ruso” Zielinski no cayó parado; no es producto ni del azar ni está bendecido por la AFA. Ya había estado en el lote de arriba en el Apertura 2011, su primer torneo tras el regreso a Primera, y ahora repite. Sin embargo, su presupuesto no está a la altura de quienes se convirtieron en “rivales directos” en la lucha por el campeonato (Vélez, Lanús, Racing, Newell’s y Boca).

Sin vueltas, hay que buscar el secreto de la “B” en el trabajo, el sacrificio y el orden que son parte de un proceso. Y eso es lo que, en buena medida, festeja su gente, más allá de los 33 puntos, que todavía pueden ser 36 (ver La campaña ya entró en la historia por varias razones): la convicción de que lo que está sucediendo no es casual.

Es cierto: no llena los ojos, “pero te llena el corazón”, como declaró Juan Carlos Olave.

No menos cierto es que estos números son, en sí mismos, un mensaje que Belgrano debe interpretar: se puede. La idea de que, en Primera, lo que vale es mantenerse, pasará a tener un sentido relativo de aquí en más. No porque deba desviarse del camino de la mesura y el bajo perfil que lo llevó hasta este lugar, sino porque están dadas las condiciones (y Belgrano se lo ha demostrado a sí mismo) como para pensar en otra cosa.

Todo está en la memoria

“Mirá si le hubiéramos ganado a Lanús y Argentinos. Y aquél empate maldito con San Lorenzo, ¿cuánto nos costó?”. Las reflexiones de ese tenor, seguramente, serán tema de conversación durante la semana que se inicia. Ayer, por lo pronto, se diluyeron entre el griterío ensordecedor que despidió a los jugadores y en la ovación que, una vez más, tuvo a Zielinski como destinatario.

El DT, fiel a su estilo, dijo que el mérito era todo de los jugadores, minimizando que cuando asumió, hace dos veranos, el equipo se debatía en los últimos puestos de la B Nacional.

Pero Belgrano también tiene memoria reciente. El miércoles último pasado, una gran habilitación de César Pereyra le dio a Lucas Melano la chance de desnivelar ante Independiente. Y ayer, como si fuera cosa del destino, el juvenil tuvo la chance de devolver el gesto y no lo dudó: cara a cara con Damián Albil, le cedió el gol al “Picante”.

El partido ante Estudiantes, por la 19ª y última fecha, marcará la despedida de la “B” y será ante su público. Algo se está gestando para que sea inolvidable, a la altura de una campaña histórica. 

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