FELIZ. Olave en cancha de las Palmas, donde la pasa bien.
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Juan Carlos Olave –arquero de Belgrano– es también un tipo común. Casero. Que habla con el corazón y ha pagado por ello. Pero no está dispuesto a cambiar. Transita una línea para no creerse nada. Por eso, ayer, como cada vez que puede, volvió a las calles donde jugaba a ser este Olave figura.
“Vengo de ver a Las Palmas. Siempre que puedo me doy una vuelta, me da gusto verlos jugar. Es un club de barrio, de ahí vengo yo y es lindo regresar y visita a los amigos”, le contó el arquero Pirata a Día a Día, ahora más tranquilo después del triunfo 1-0 ante Godoy Cruz el viernes, que dejó al equipo de Ricardo Zielinski arriba en la taba con 15 puntos.
Ya habrá tiempo de hablar del Belgrano saca porotos. Recio. Rendidor. Ahora Juanca lleva el olor a chori de las canchas nuestras. Que el progreso todavía no pudo transformar en supermercados. Y él es feliz ahí. “Es lindo volver adonde uno creció, es retornar al principio de todo. Estoy con mis amigos, además soy hincha. Acá está toda la infancia”, contó el 1 de 36 años que lleva jugados 341 partidos en Primera.
Hace tiempo Olave es puntal de un equipo convencido en la idea de juego. Todos hablan de él. Pero aparte de atajar, Juanca ayuda a Las Palmas para que siga creciendo en el fútbol criollo de nuestra Córdoba. “Participio de las reuniones, aportamos ideas, ahora los muchachos concentraron, organizamos eventos y cada uno pone parte de su tiempo por amor”, contó entusiasmado.
–¿Vas tanteando si lo tuyo va por la dirigencia, ser técnico o algo similar?
–No, ahora no me pregunto que será después de mi retiro. Ayudo porque quiero al club y tengo amigos acá. Esto es la herencia de nuestros abuelos y debemos cuidarlo.
–Ves Las Palmas y te dan ganas de atajar...
–Sí, la verdad que mueve mucho todo. Uno arrancó acá y se acuerda de muchos momentos. Y lógico que sería lindo jugar un partido pero también hay que ser respetuosos con la gente que está. No es cuestión de venir y jugar porque si.
Olave tiene raíces. Tantas que a Gastón Chiatti, arquero titular de los Azules, lo conoce de chiquito. “Siempre hablo con él. Lo conozco desde que era bien chiquito. Igual a sus hermanos. Le tendré que pedir prestado el arco”, expresó entre risas. Sí, Olave, tiempo atrás entrenaba a los arqueros de las Palmas por amor. No hay dudas: existe.
No marearse. Juanca vuelve a Las Palmas no sólo para abrazar los afectos. Es también una estrategia genuina para no dejar de ser humilde. “Acá soy Juanca, me tratan como un tipo común, de barrio. Me siento cómodo y no sólo como el que juega en Belgrano y esas cosas”, explicó.
“Esas cosas” dice Olave. Se refiere a la mirada sobrevalorada que tiene el entorno hacia los futbolistas que juegan en un club importante. En canchas importantes. Con jugadores importantes. Y esa es otra lucha que tiene el primo de Rodrigo. Interna. Con su ego.
“Es fundamental la gente que te rodea. Tu familia y tus amigos. Ellos nunca dejan que se te vuelven los pajaritos, que te la creas o pierdas la humildad”.
–No es fácil esa batalla, uno necesita la mirada del otro, el autoestima, mimarse...
–No, no es sencillo. Tenemos que aprender a convivir con eso. A todos los futbolistas nos pasa. Hay que aprender a vivir de las dos maneras. No dejar de ser uno y a su vez crecer como profesionales.
Olave puede ser muchas cosas. Un buen arquero. Un buen tipo. Un calentón. Pero no es soberbio. La explicación también está allá en Las Palmas. Y lo reflexionó a fondo: “Nunca tuve ese momento de creérmela, quizá por lo que me tocó vivir en el principo de mi carrera (le costó asentarse en Primera) y el ejemplo más claro fue que debuté a recién a los 25 años. No tenía mucho de qué agrandarme, ¿no? No tuvieron que bajarme del caballo, el entorno no me hubiera dejado y está bien que así sea”.
Quién no se quiere más cuando todo sale redondito. Como si una suerte de poder lo inmunizara contra todo. Pero hay que estar preparados para no resbalar en la soberbia, en el agrande. Ese estado de perfección, puede que asuste.
“En mi caso no creo que te asuste. Pero hay que estar bien plantadito. Después, tienen mucho que ver los lugares donde uno está. A mí me gusta estar en sitios donde el trato es más humano y no superficial, como River. Es decir, hay lugares que tenés valor de acuerdo a lo que das, y no si sos buen tipo. Es decir el que no juega, no sirve y al revés. El más importante es el que está y el otro no existe”, disparó sin dramas y agregó: “Por eso me gusta Belgrano, en el club hay respeto por todos y del primero al último empleado, todos tienen buen trato más allá de las jerarquías. Eso es fundamental para un jugador y Belgrano te da eso”.
Convencimiento. El equipo dirigido por Ricardo Zielinski da que hablar en el Torneo Inicial. Disputó ocho partidos, ganó cuatro, empató tres y perdió sólo uno. Y, más allá del rendimiento colectivo, Olave es desde hace tiempo figura en cada uno de los partidos. Él lo sabe pero se lo dice para sus adentros. No quiere hacer alarde de sus buenas actuaciones. “Mi forma de ver el fútbol es semana a semana. Rendir todos los domingos un poco mejor pero Belgrano siempre fue un conjunto de jugadores, no hay una estrella. Es un equipo que te hace sentir seguro, al estar todos cómodos, cada uno da sus frutos. Pero esto es cambiante, un día atajás mal y ya no sos el mejor ni nada. Eso puede influirte y te da bronca, por eso me fijo metas cortas”, sostuvo criterioso el ex Murcia y Gimnasia.
–El discurso de ustedes es claro: salvarse del descenso pero es lindo verse arriba en la tabla, ¿no?
–No te voy a mentir, es lindo verte ahí. Pero no nos volvemos locos, nuestra prioridad es otra. Sumar, alejarnos del descenso.
Olave habla con gusto a barrio. Lejos de la soberbia. Y lucha para ser humano. Pese a todo.
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El sueño de la Selección
Era inevitable no hablar del presente. Y el presente quedó clarito en la voz de los hinchas de Belgrano el viernes, que pidieron para Juanca la Selección. En los dos arcos, al mismo tiempo. Hace rato.
“Lo que viví ante Godoy Cruz fue increíble. Que la gente de Belgrano, que es mi gente, tenga esa confianza en uno es hermoso. Me produce emoción que me pidan para la selección”, confesó el portero.
Y agregó: “No te lo puedo describir con palabras. Te ayuda a subir el autoestima, y dan ganas de seguir trabajando para que la gente no cambie ese cántico”, dijo entre risas.
No hay dudas. La esperanza de ser convocado por el DT de la selección, Alejandro Sabella, conviven con el 1 Pirata. “Al sueño de jugar en la Selección no lo voy a peder nunca, sería cumplir algo hermoso. Con sólo imaginar cuando cantan el Himno en la formación, sería increíble, ahí lloro seguro”, dijo y definió: “Yo me siento muy bien y capacitado pero no por eso deben llamarme”.
Quién sabe, Juanca.
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Día libre y Carranza complicado
Después del triunfo ante el Tomba, que dejó a Belgrano con 15 puntos y las altas cumbres del Toreno Inicial, el plantel tendrá hoy domingo jornada de descanso. Así lo dispuso el cuerpo técnico. Aunque no todas son rosas. Es que la mala noticia está vinculada con la lesión de César Carranza. El delantero fue reemplazado a los 10 minutos del primer tiempo. Sintió una molestia. Y las últimas noticias no serían alentadoras: estaría desgarrado y mañana le harán estudios para constatar la gravedad de la lesión.
El futbolista siente molestias en el isquiotibial izquierdo y es duda de cara al próximo partido, el viernes, a las 21.15, ante Quilmes. Será el regreso del Picante Pereyra desde el minuto cero o el Ruso se inclinará por Fernando Márquez o Víctor Aquino para acompañar a Melano arriba.
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