Allí, 26 de junio de 2011, Farré y Belgrano escribieron su página más gloriosa.
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Acaso, capaz que la hazaña Pirata fue mucho antes. Y todos lo vieron después.
El tiempo es eso: un invento, algo invisible para no perderse, una seguridad para no olvidar cuando pasa lo que pasa.
Marty MacFly, el joven protagonista de Volver al Futuro, interpretado por el actor Michael Fox, no fue otra cosa que un intento por recrear a Guillermo Farré.
Sí, el volante de Belgrano, nacido en Colón (en la provincia de Buenos Aires) hace 30 años, fue quien de verdad tuvo el gesto heroico.
De él sacaron las características para el personaje de la película: no, no toca la guitarra pero se mostró valiente en situaciones de peligro.
De él usaron su inteligencia y el ingenio para saber cuándo “morder en mitad de cancha”. MacFly intenta mostrar que no es cobarde; Farré ya lo había dejado bien claro en la corrida inolvidable.
El Picante Pereyra mete un bochazo. La defensa de River es miedo-nudo-confusión. La bola le cae a Farré que ensaya una pirueta. La engancha abajo, Carrizo no sale, el Monumental se desmorona. Belgrano le empata 1-1 al Millo en la Promoción.
Pero Farré, el verdadero protagonista de Belgrano, no quiere quedarse en el pasado. Y se lo cuenta a Día a Día.
“Es peligroso pensar en lo que pasó. En que ahí lograste el ascenso o viviste algo inolvidable. Hay que dar vuelta la página, pasó un año, quedó atrás. Debemos seguir escribiendo con esta camiseta, el partido del domingo (por mañana) es otro renglón a escribir en la historia”, reflexiona lúcido uno de los referentes Piratas.
Como en la película, nadie debe modificar nada. Si no, el futuro mutará irremediablemente. Por eso Farré habla con cuidado, como quien se desliza en un bazar lleno de copas de cristal.
“Hay que estar tranquilos, sólo queda en el pasado, en el folclore del fútbol. No podemos aferrarnos a ese logro; el presente es entrar a la cancha a ganar el partido como aquella vez, nada más”, sostiene el futbolista con 123 partidos en Belgrano y cinco goles.
Todos lo mirarán distinto. Metió un golazo a la carrera pero tiene claro su rol.
“El sueño siempre uno lo tiene, pero soy consciente de la función que tengo en el equipo. Estoy para otras cosas, y si llega el gol, es por circunstancia del partido y no por ambición”, aclara y una mueca le gana el rostro.
El doctor era Zielinski. La gente de Hollywood se enfocó en el DT de Belgrano, Ricardo Zielinski para armar a Emmett Lathrop Brown, más conocido como el Doc en la cinta.
Si bien no inventó la primera máquina del tiempo, reinventó un equipo casi último en la B Nacional. Retocó los engranajes y, lo más importante, le dio una identidad.
Mañana, en Núñez, se volverán a ver las caras. Aunque Farré le quita dramatismo a la historia.
“Que arranquemos con River es circunstancial. Nos iba a tocar a la corta o a la larga. Es bueno que nos haya tocado un rival de esta jerarquía para arrancar bien arriba de movida. Es un rival duro, directo y necesitamos extrema concentración para no pasar sobresaltos”, analizó a pocas horas del partido.
–¿Qué partido quiere jugar Belgrano allá?
–Intentaremos hacer un planteo parecido al del año pasado. No dejar jugar al rival, ser intensos, presionar en determinados sectores de la cancha para agarrar al rival abierto. Pero iremos a jugarlo de igual a igual, tenemos jugadores de buen pie y la idea es tener la pelota, moverla. Si eso no pasa, ser verticales, recuperar y salir rápido.
Hay que mirarle los ojos a Guille. Brota entusiasmo.
Como los de Marty MacFly al subirse al mítico De Lorean, el modelo de auto que sirvió para inspirar el vehículo en la película.
Y, pese a su experiencia como futbolista, siente las ganas de un pibe.
“Si no tenés la cosquilla en el estómago antes de un partido, dicen que tenés que dejar de jugar al fútbol. Y es cierto: yo la siento, a horas del partido la cosquilla está. Tiene que ser así”, confiesa.
Se queda en silencio, y después de evaluar qué decir, expresa con la serenidad y la reflexión de siempre: “Es cierto, che, sino sentís la cosquilla tenés que dejar el fútbol, hacer otra cosa”.
Los amantes del cine quedarán asombrados. Quizá decepcionados. Porque Volver al Futuro fue una réplica de una película real, inolvidable: Volver a Núñez.
La memoria es el puente perfecto para ir y volver a un ascenso histórico, intocable, inmaculado.
Quedarse allí sería un riesgo. Para regresar a aquel pasado no hace falta poner un DVD.
Alcanza con cerrar los ojos. Sentir a Olave rezar en el penal, a Farré pegándole con el alma, a esos miles hinchas gritando desde el cielo. Emoción, locura, éxtasis. Nada se compara a la alegría de aquella tarde de domingo de junio de 2011 inigualable para cualquiera con sangre celeste.
Y después, rápido, volver al futuro, al domingo que viene, y viajar. Con Belgrano, siempre con Belgrano.
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Al final, Aquino sí jugará
Risas. Apoyo. Cargadas. Así arrancó ayer el entrenamiento de Belgrano, con un fútbol bien informal, en Villa Esquiú. Los jugadores no están relajados ni mucho menos. Pero hay buena onda de cara al choque ante River, mañana a las 19.15, en el Monumental, por la primera fecha del Torneo Inicial.
Y el DT Ricardo Zielinski tiene definido el equipo. O “casi”, desde esa perspectiva en los que los entrenadores prefieren guardar, no confirmar y dejarse para sí mismos un pequeño margen.
Pero está claro, el amistoso ante Alumni, días atrás, terminó de despejar dudas y hace varios entrenamientos que la B realiza trabajos tácticos con un mismo 11: Juan Carlos Olave; Pier Barrios, Gastón Turus, Sergio Rodríguez y Juan Quiroga; Martín Zapata, Guillermo Farré, Esteban González y Jorge Velázquez; Lucas Melano y Víctor Aquino.
Parecía que les iba a ganar el nerviosismo. Lo que sucede en los arranques de cada temporada. Pero la buena nueva de ayer fue que llegó la habilitación del pase del delantero Aquino. El paraguayo cuenta con su visa de trabajo y su ficha le pertenece a Newell’s, pero como cambió de empleador, necesitaba un permiso especial para jugar en el Celeste. Ayer, cerca de las 20, todo quedó cristalizado y lo mismo ocurrió con el defensor Lucas Alveldaño.
En el predio de Villa Esquiú, el Ruso intensificó movimientos colectivos del equipo. Tanto en la faz ofensiva como defensiva, la idea es sincronizar y ocupar los espacios para no darle alternativa a River, y saber cómo y cuándo atacar al rival. “Es un clásico, o un nuevo clásico”, dicen en Alberdi. Y se sabe que en Núñez la espera del Pirata es con dientes apretados, con un dejo incluso de “bronca” por aquel pasado que nadie quiere recordar en el club de la Banda. O, mejor dicho, olvidar lo más rápido posible.
Se sabe, en Alberdi reina la buena onda. En un clima distendido, pero no confiado, los jugadores se muestran “ansiosos” para jugar ante el Millo. De hecho, todos coinciden que lo mejor es arrancar contra un rival directo en la pelea de abajo. Sí, ese es el objetivo del DT: “Mantenerse en Primera”.
Además de los titulares, la delegación se completa con el arquero César Rigamonti; los defensores Paul Ramos, Lucas Aveldaño; los volantes César Mansanelli y Lucas Pittinari y los delanteros César Carranza y Juan Martín.
¿Espera uno más? En las últimas horas, todavía daba vueltas la idea de un posible refuerzo. Es que el DT Zielinski no quiere que se vaya ningún jugador más y le gustaría contar con un marcador de punta. Pero, parece que el Ruso se las tendrá que arreglar con lo que ya hay en el equipo.
