El volante llegará el lunes y sumará a la pretemporada (foto de webtatengue.com.ar).
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Jorge se apellida Velázquez. Miguel, otro de sus tíos, hizo contactos para sumarlo a Germinal de Rawson, y jugó en el Argentino A en 2005/2006. Allí disputó 20 partidos y marcó dos goles. Aunque no la pasó lindo y el volante por la izquierda, que ayer arregló condiciones y jugará en Belgrano, le contó su historia a Día a Día. “Terminé el secundario y no teníamos plata. Entonces decidí no estudiar y con un amigo nos fuimos un poco de aventura y otro a ver qué onda al sur. Yo quería jugar a la pelota”, rememora Velázquez, que habla cadencioso, como el viento patagónico.
“No fue sencillo ir. A mis amigos les decía que no iba a llegar a Primera”, confiesa y agrega: “Recuerdo que con Mauro pasábamos la tarde mirando el cielo, nos golpeaba el viento en la cara y nos preguntábamos qué hacemos acá, lejos de todo. Rawson es una ciudad chiquita y no hay mucho por hacer”. Jorge aprendió a vivir con él mismo. Y a laburar de otra cosa para jugar y comer. “En Germinal arreglé por 150 pesos. Además, trabajaba en una distribuidora de golosinas. Ahí repartía, acomodaba las góndolas y otras cosas para sobrevivir”, detalla, ahora con 29 años, y la experiencia trazada en su calma, ganada con paciencia.
No te caigas. El esfuerzo empezó a dar sus frutos. En 2005 Guillermo Brown de Puerto Madryn lo incorporó. Ahí jugó hasta 2007: disputó 73 partidos y marcó 17 goles. “Anduve bien, metí goles y me esperancé. Pero igual era difícil estar lejos de todos los afectos”, sostiene Velázquez. Pasó horas bravas mirando la infinita llanura patagónica, la nada misma, creyendo que llegar a Primera era tan difícil como captar el momento justo del avistaje de la ballena Franco Austral.
“Recuerdo que un día mi amigo me dice: ‘Vos vas a vivir del fútbol, no te podés caer ahora’ y yo pensaba que nada que ver, lo veía tan lejos”, rebobina con cierta nostalgia. Claro, en Madryn conoció a su señora, y también se apoyó en ella. La trama se fue desenredando para bien: Aldosivi lo contrató y el sueño empezó a ser una verdad de verdad.
En el Tiburón jugó 81 partidos y metió 18 goles. Luego estuvo en Unión, se fue y en la última temporada, con el Tantengue, estuvo en 36 partidos con tres goles. Y de tanto andar, no sólo con aquella mochila de viajero, sino con esa donde se guardan las ilusiones, Belgrano lo llamó. “Estoy feliz con esta posibilidad. Llegamos a un acuerdo y el lunes estaré en Córdoba. No veo la hora de sumarme al grupo para adaptarme y sumar mi granito de arena”, comenta entusiasmado.
Al ser consultado por qué eligió al Pirata, Velázquez también vuelve al pasado. “En Aldosivi jugué con Gigli y Campodónico. Ellos me hablaron bien del club, que está ordenado y eso influyó. Además, hizo una buena campaña y trabaja de forma seria”, explica el volante, que en total lleva 245 partidos en Primera y 40 goles.
Prrohibido fumar. Sabe que hablar antes de jugar no sirve. Y lo grafica: “Sólo puedo decirte que soy un jugador de mucho sacrificio. Ojalá pueda sumarle al equipo pero no quiero vender humo ni cualquier cosa. Belgrano es un club muy importante, he comprobado que tiene mucho apoyo de la gente y quiero estar a la altura. Que me hayan llamado es un síntoma de que estamos haciendo bien las cosas”, dice ansioso para sumarse a la pretemporada Pirata. Nada le fue fácil a Jorge.
En los tiempos libres, comparte las travesuras de su hijo Facundo. Aprenden los dos sin saberlo. “Tengo que llevarlo al cine. Vamos por el Hombre Araña. Y sí, la plata se va en los pochoclos, pero todo sea para estar con él”, dice feliz.
Cada tanto, deja de jugar con Facu y siente las ráfagas del viento sureño golpeándole la cara. Ya no mira la nada misma. En la mochila, todavía guarda esa ilusión que ahora será de color celeste.
cabhec22
