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Mi viejo, hincha y maestro

Día a Día | 14/04/2012


Los González. A Carlos y a Esteban no sólo los unen los lazos de sangre y el amor por Belgrano. También una historia increíble de profesor-alumno, en el Hogar Inmaculada
Los González. A Carlos y a Esteban no sólo los unen los lazos de sangre y el amor por Belgrano. También una historia increíble de profesor-alumno, en el Hogar Inmaculada
Faltan un par de días para el examen de contabilidad en el Instituto secundario Hogar Inmaculada. El profesor Carlos es piola, pero al mismo tiempo exigente. Y, claro, los chantas del curso se desviven por aprobar por el camino corto. Con alguna trampita de por medio. ¿Cuál es el mejor plan para hacerlo? Apuntarle a ese compañero que además de alumno, es el hijo del maestro. “Che, pasanos las preguntas del parcial así las vamos viendo. Vos seguro que las tenés, dale”, le piden a ese rubiecito estudiante llamado Esteban. Pero la realidad es que ni siquiera él tiene las respuestas de lo que va a tomar su viejo. “Yo por ahí buscaba los exámenes, pero no los encontraba. Pero de pedirle, ni loco. Sabía que era en contra de las normas y que no iba a darme las respuestas”, reconoce hoy, casi 20 años después, aquel chico que ya es un adulto. Y lo hace no sólo ante Día a Día, sino frente a frente con su profe, al que se le escapa una sonrisa picarona. “Hijo no ibas a encontrar jamás las pruebas. No las hacía nunca en casa, je”, responde quien ahora es un orgulloso abuelo. ¿De quiénes se trata? Ni más ni menos que de los González de barrio Rivera Indarte. Del docente Carlos. Y del volante central de Belgrano Esteban, apodado Teté. Sí, quien fuera la figura del Pirata el último domingo, convirtiendo los dos goles del triunfo 2-1 sobre Estudiantes de La Plata, tiene una historia particular qué contar con su viejo. Y para ello se reúnen en esa casa donde papá armó la canchita en el fondo, en el patio. Y en donde el hijo del medio (junto con sus hermanos) dio sus primeros pasos como persona y como pequeño futbolista.

Buen alumno. “No sólo Esteban era alumno mío. También lo fueron mis otros dos hijos. Y puedo decirte que todos fueron buenos alumnos. Nunca tuve que decirles, ‘Che, ponete a estudiar’ a ninguno”, cuenta con orgullo Carlos (67). “Para nosotros era una responsabilidad grande, porque además de fallarles a un profesor, les íbamos a estar fallando a nuestro padre si hacíamos las cosas mal. Uno estaba más a prueba que cualquiera los otros 30 compañeros”, devuelve gentilezas Teté. “¿Alguna anécdota que recordar? Hay una, sí, que involucra a mi hija, Luciana. En clase me dijo ‘papi’ y entonces yo le digo ‘acá en la escuela no soy su papá y portesé bien, porque si no la voy a llamar a su mamá (Adriana)’, je”, rememoró el mayor de los González. Pero ojo. Si antes Esteban era “el hijo de”, hoy le toca ser a Carlos el “padre de”. Claro, Teté no pasa inadvertido al ser futbolista del Celeste. Pero... ¿de dónde viene el amor Pirata que siente el mediocampista titular del equipo de Ricardo Zielinski? También desde su viejo, e incluso antes, desde su abuelo Fiorelo. “Curiosamente me hice hincha de Belgrano gracias a un amigo que tenía que era de Talleres. Él me llevó cuando tenía 7 u 8 años a ver Belgrano con Escuela Presidente Roca, donde jugaban los hermanos Sánchez que eran dos fenómenos. Pero ganó Belgrano esa tarde y yo ahí me hice hincha. Vi la última época de la Mona Peralta y disfruté de ese equipo del Pucho Arraigada, Piano y Ambrosich. Hace 50 años que vengo a la cancha”, manifestó Carlos. El mismo que siguió alentando a la B cuando su hijo debutó y ascendió en 1998, cuando partió a Italia, España, Gimnasia LP, Tigre y Colón y que ahora disfruta de su regreso.

Aunque, claro. No todas han sido rosas para Teté en esta temporada. Hubo alguna espina como aquella noche de la derrota 1-3 con Vélez, en donde muchos de los hinchas que lo aplaudieron ante el Pincha, lo insultaron feo. Y no sólo su viejo, sino muchos de sus familiares debieron lidiar con ese momento tan delicado. ¿Cómo actuar en un instante así? Ésto fue lo que respondió Carlos: “Me tocó vivir momentos muy feos, pero yo por lo general soy bastante tranquilo. Muchas veces a los primeros que putean son a los chicos que se formaron en el club. No les perdonan una.

Entonces, para evitar todo eso, siempre voy con una radio, con los audífonos y me olvido de la gente de al lado. Esa noche él jugó mal, pero creo que todos lo hicieron. Fue muy injusto lo que pasó”.

Igual, el fútbol tiene esas cambios de estados de ánimo tan repentinos como inesperados. Y ante Estudiantes la familia González vivió una tarde hermosa: 90 minutos de desahogo puro con los goles de Teté. “Yo no voy a olvidar el abrazo que me dio mi hijo (Ezequiel) cuando terminó el partido. El saber que uno puede hacer feliz no sólo al pueblo de Belgrano sino también a la familia, es algo hermoso. Además realmente fue un desahogo por todo lo que fue éste tiempo. Fue como dejar atrás una etapa. Salió todo lo que por ahí uno tenía guardado desde hace tiempo”, expresó el González jugador, quien de niño jugó en la escuelita de fútbol del Inmaculada, quien hizo todas las inferiores en Banco de Córdoba para llegar en 1996 a Belgrano, quien llegó a estudiar casi dos años de abogacía y, quien ahora, a la pelotita también le da con los palos.

“Desde hace unos años juego al golf. Es un deporte complicado, que te ayuda a mejorar la concentración. Se disfruta mucho”, manifiesta Esteban. “Los que no disfrutan son las plantas y los vidrios de casa. Rompe todo cuando viene a jugar acá, ja”, retruca con humor su padre. Humildad. Respeto. Dedicación. Formación académica. Y amor por Belgrano. Ese fue el legado de Carlos para su hijo. Ser su viejo, hincha y maestro.
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Una experiencia religiosa
El 2 de abril del año 2005 literalmente se paralizó el mundo. Es que ese día falleció Karol Jozef Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II, quien fue el Papa de la Iglesia Católica entre 1978 y 2005. Y Esteban González fue testigo de aquel suceso histórico. Es que, en esa época, Teté formaba parte del plantel de la Lazio de Roma, la capital italiana. Pero, a decir verdad, Roma fue la capital mundial esa jornada. Y el actual jugador de la B la vivió de una manera especial. Distinta.

“Justo en ese momento estaba en la Lazio, donde jugaban Paolo Di Canio, Fernando Couto, Ángelo Peruzzi, Goran Pandev, Tomasso Rocchi y Dino Baggio, entre otros. Y tanto nosotros como la Roma, los equipos de fútbol de la ciudad, fuimos invitados a participar del cortejo fúnebre. Fuimos con la familia todos los jugadores y dirigentes en dos colectivos y entramos al Vaticano por detrás. Estuvimos por espacio de 15 ó 20 minutos haciendo una oración de respeto y de despedida al Papa”, recordó Teté.

“Fue emocionante porque, en ese funeral, habían pasado más de 10 millones de personas en tres días por el Vaticano. Y la gente no podía acercarse mucho al ataúd, porque estaba a unos 15 metros del sector más cercano. Los fieles no podían detenerse, tenían que seguir, pasando únicamente a dar la ofrenda y nosotros estábamos detrás de eso. Y allí un padre hizo una oración y le ofrecimos cada uno nuestra plegaria”, agregó Esteban.

Finalmente, el volante Pirata contó: “Teníamos un acceso exclusivo por formar parte de los clubes, algo que también se lo dieron a senadores y a gente de la política. Tener acceso a un momento tan importante de la historia para uno fue un privilegio, más allá de ser creyente y católico. Lo que se vivió esa semana fue muy fuerte desde la fe. Ver toda la procesión de la gente, ver millones y millones de personas en una ciudad haciendo cola dos o tres días para darle la despedida y uno haber estado en ese momento y tener esa posibilidad fue, además de movilizante, un gusto y un privilegio enorme

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COMENTARIOS

Usuario: Anonimo
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Usuario Registrado Pedro_cab - 190.96.1...
Vamos Teté! A seguir cerrando culos!
14/04/2012 11:13

 
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