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Estudiantes en el Gigante, ¿Te acordás “Luifa”?

La Voz del Interior | 08/04/2012


Artime y su romance con Belgrano. Pasaron 20 años de sus primeros goles
Artime y su romance con Belgrano. Pasaron 20 años de sus primeros goles
Algún distraído podría suponer que la visita de Estudiantes al Gigante es parte de la celebración del nacimiento del romance entre Luis Fabián Artime y los Piratas. Es que el jueves se cumplirán 20 años de aquella mágica jornada en que “Luifa” cambió para siempre los silbidos por la idolatría.

El 12 de abril de 1992 no fue un domingo cualquiera. Belgrano, amenazado seriamente por el descenso (ascendido el año anterior), había apostado a un delantero de 26 años con apellido emparentado con el gol y discreto pasar por Ferro e Independiente. Las urgencias se hacían notar fecha a fecha y el “9”, que no había podido acertar al arco durante las primeras siete fechas de aquel Clausura ‘92, acumulaba 623 minutos sin anotar.

Pero nada es eterno. A los 9 minutos del segundo tiempo, y con el equipo ganando 1-0 gracias a un gol de Gustavo Spallina, “el Luifa” pegó el primero de sus 94 gritos con la camiseta celeste para un celebradísimo 2-0. Un rato más tarde, a los 31m, metió el segundo con zurdazo cruzado de media vuelta que le arrancó a la hinchada el primer “olé, olé, Luifa, Luifa”.

Fiel a su estilo “tribunero”, no bien pisó Córdoba, sus declaraciones tuvieron por blanco, precisamente, los corazones de los hinchas celestes.

Vengo a ponerle el pecho a la causa de Belgrano, a sumarme con toda humildad para conformar a los dirigentes, al cuerpo técnico, a mis compañeros y a la gran hinchada que tiene”, le dijo al periodista de La Voz del Interior que lo esperó en el Aeropuerto Ambrosio Taravella el 15 de enero de 1992.

Claro que su carisma le ayudó en los primeros partidos, pero la paciencia de los hinchas, en una situación límite, se iba agotando y explotó en aquel domingo de abril, cuando “Luifa” fue el centro de todos los insultos mientras la “B” buscaba infructuosamente el arco. Pero el clásico “otro porteño que viene a chorear” se enterró definitivamente en aquel segundo tiempo.

“La gente tiene derecho a manifestar su opinión. A mí me trajeron para jugar en Belgrano y tengan la seguridad de que daré todo por esta camiseta. Tengo unos compañeros maravillosos y todo el apoyo del cuerpo técnico”, reflexionó al final de “su” partido en las páginas de este diario, que tituló la victoria con un “Belgrano anticipó las Pascuas”.

 

Ídolo
Y si Artime ya “venía dulce”, se graduó de ídolo una semana más tarde, en el clásico ante Talleres. “Me han dicho que es una fiesta espectacular. Aunque nunca haya jugado este partido, lo siento como si hiciera un montón que estoy en Córdoba”, dijo con discurso de político en campaña en la previa al juego, que fue triunfo celeste por 2-1 con un gol suyo.

La conquista, de paso, sirvió para alargar a 10 años la paternidad sobre el tradicional adversario.

Artime ya no era más el “hijo de”. Acababa de sacar patente de ídolo en un romance incondicional.

 

Síntesis
Belgrano:
 Javier Sodero; Marcelo Avalos, Marcelo Bonetto, César Loza y Germán Delpino; Norberto Fernández, Roberto Monserrat, Daniel Primo y Luis Ernesto Sosa; Luis Artime y Gustavo Spallina. DT: Victorio Cocco.

Estudiantes: Arturo Yorno; Juan Carlos Ramírez, Pablo Erbín, Juan Marcelo Fontana y Leonardo Squadrone; Raúl Aredes, José Francisco Soto, Rubén Capria y Daniel Peinado; Félix Torres y Freddy Vera. DT: Eduardo Flores.

Goles: PT, 36m Spallina (B). ST, 9m y 31m Artime (B).

Cambios: PT, 11m Nelson Rosané por Norberto Fernández (B). ST, 21m Mosquera López por Vera (E), 22m Omar Herrera por Spallina (B), 25m Luis Ceferino Suárez por Peinado (E).

Cancha: Belgrano.

Árbitro: Guillermo Marconi.

Recaudación: $ 89.800.

Día: domingo 12 de abril de 1992.

Partido de la octava fecha del Torneo Clausura.

 

 

Históricos por siempre
Pero no fue ese el único encuentro para recordar ante Estudiantes. Porque es imposible “esconder” el 6-1 con que el equipo de “los Profesores” –así le llamaban al fantástico equipo Pincha del final del amateurismo– le arruinó la inauguración del Gigante el 17 de marzo de 1929.

También se ganó su lugar en la historia el amistoso que protagonizaron el 31 de agosto de 1968, pocos días después de la consagración de los platenses como campeones de la Copa Libertadores y a poco del debut de los cordobeses en el Nacional de AFA.

Aquel día, los de Osvaldo Zubeldía no pudieron asimilar la “ofensa” de un gol de Omar Dalombo a 11 minutos del final, que derivó en una batahola generalizada que obligó a la suspensión del partido. Todo comenzó con la lesión de Oscar Malbernat, del visitante, y el empujón de Juan Ramón Verón (padre de “la Brujita”) sobre Luis Bracamonte.

“Los que vengan de Buenos Aires para el Nacional lo harán con un máximo de garantías y también veedores. Esta tarde, indudablemente nos hemos hecho mucho mal. No debimos haber jugado, pero en el fútbol profesional hace falta plata y por ello hemos salido a jugar”, analizaba Zubeldía al final del encuentro.

Después no hubo muchos partidos más con Estudiantes: un 1-1 en el Nacional ‘72 (Carlos Guerini y Camilo Aguilar), 2-0 para la “B” en 1974 (Juan Jiménez y Mario Carballo), el citado de 1992 y un polémico 1-1 en 2001 (Juan Fernández en contra y Ernesto Farías).

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