Defina. Pérez le pegó con sutileza al penal en un momento bien caliente del partido

Defina. Pérez le pegó con sutileza al penal en un momento bien caliente del partido

Como un resultado insuficiente ante un rival directo por la lucha por la permanencia en la Primera División, pero también vulnerable. Un equipo ganable.

Y en esa dicotomía también vivió su partido ayer Claudio Chiqui Pérez. El que fue villano y terminó siendo héroe. El jugador de la noche. Y no por ser figura, eh. Sino por las apariciones decisivas que tuvo.

Porque cuando parecía que todo moría en el 0 a 0, el ex Tigre se echó lo que en la jerga futbolera se conoce como un “mocazo” de aquellos. Agarró la pelota con la mano en el área de Juan Carlos Olave a los 42 minutos del segundo tiempo pensando que el juez Juan Pablo Pompei iba a cobrar foul del delantero sanjuanino.

Pero lo que terminó sancionando el árbitro fue penal para la visita. Sí. Penal. Y encima gol de Cristian Álvarez para desatar la furia en el Gigante.

¿Cómo se hacía a esa altura para empatar el partido? Si Belgrano tenía uno menos por la (infantil) expulsión de Ribair Rodríguez en el comienzo del segundo tiempo (el uruguayo metió una patada de aquellas).

Si San Martín estaba metiendo el bondi en el área chica de su arco para proteger la victoria. Bueno, el propio Pérez tuvo la respuesta.

Pompei vio un penal sobre Marco Pérez en el último minuto y el Chiqui dijo “ésta es la mía”. Agarró la bocha, espero que el arquero Porjnic se jugara al palo derecho y la acomodó arriba, con un toque suave al costado izquierdo.

Empate 1-1 y desahogo. Claro, tanto el defensor como Belgrano se habían salvado de caer ante uno de esos rivales contra los que no hay que perder en casa. Y justo él volvió a convertirle al Verdinegro, como lo hiciera de cabeza en el Apertura para el triunfo 1-0 del Celeste.

Pero... como se dijo al principio, también hay que hacer otra lectura. La de los tres partidos seguidos sin ganar.

La de lo mucho que le viene costando al Celeste dejar su puntaje treintañero en la suma de los torneos (acumula 39 por ahora), para quebrar la línea de los 40 y encarar tranquilo a los ansiados 50,los de la salvación y la permanencia en Primera.

Quizás por eso la gente Pirata haya vivido el duelo de anoche inquieta. Impaciente. Silbando a Almerares cuando salió reemplazado, protestando cuando el DT Zielinski mandó a la cancha a Teté González y sacándose una y otra vez con el juez Pompei, de flojito papel en el Gigante. Porque ve que el equipo está más lejos en la cancha que en la tabla de llegar al objetivo. Y porque, para colmo, Atlético Rafaela y Unión habían ganado para acortar la brecha.

Grande y Chiquito.

El empate con San Martín puede analizarse de las dos maneras. Enorme porque el Chiqui Pérez salvó su ropa (y la del equipo) metiendo ese penal al final.

Pero diminuto sabiendo que se dejó pasar una chance de oro para volver a sumar de a tres.