Estas estrofas pertenecen a un poeta que nos las regaló bajo un seudónimo, pero creo adivinar la Inspiración Celeste del barrio Alberdi
En la oscuridad del gallinero se oyen arpegios de una triste melodía.
Una inchada agonizante,
descansa inerme en el lecho de la muerte. congelados por el frio
Lo consuelan en silencio
mil promesas de un amor que se alejó.
La lluvia en la cancha pone un ritmo de segundos en descuento.
Y un coro de tormentos albiazules
llora, grita y clama por el alma trastornada,
que en un hálito de lucidez,
laceró, con un puñal, su ya lastimado corazón.
Las llamas de la hoguera
crepitan, retorcidas, buscando el infinito.
Una ráfaga perdida
apaga, en estertores, el último pabilo.
Por la puerta entreabierta de los vestuarios
se escuchan voces, quejidos y lamentos.
Son los fantasmas
que esperan en las sombras de la noche,
ansiosos la llegada del espíritu del inerte suicida abandonado.
Un trueno iracundo,
retumba en el aire, estremece y pone aviso, que en un relámpago,
a horcajadas, viene la muerte enguadañada, se viene el descenso
a segar los últimos latidos,
del rojo corazón, de aquellas pobres gallinas muertas y desplumadas....
(*)Un epitafio es el texto que honra al difunto, la mayoría normalmente inscrito en una lápida o placa. Tradicionalmente un epitafio está escrito en verso.