Nada mejor que una victoria para que Belgrano pueda seguir andando, aun entre las piedras. El gol de Joel Amoroso ante Newell’s Old Boys tuvo el efecto balsámico que relaja las exigencias y que permite mirar el futuro con más optimismo. En ese sentido, los resultados de sus cuatro últimos compromisos de este año lo dispararían hacia cualquier lado: podrían llevarlo a una posición relevante e inesperada; le cederían el dudoso placer de acomodarse tranquilo en el medio de la tabla; o lo ubicarían, incómodo, entre los que deberán transpirar el doble que sus rivales en el primer semestre del año próximo.

El triunfo tuvo su valor épico, al sostenerse en el siempre difícil (otras veces inexpugnable) Coloso Marcelo Bielsa, silencioso, casi domado por el letargo de un equipo que lejos estuvo de parecerse al que hasta hace muy poco integraban “Maxi” Rodríguez, Scocco y Mauro Formica.

Newell’s Old Boys no es el mismo de antes, puede decirse, a modo de explicación parcial de su derrota; pero tampoco Belgrano fue el equipo desalineado de antes, ese que perdía su Norte ante el menor golpe al mentón y el que transformaba en páramo todo su espacio ofensivo.

Aquella fragilidad inicial de otras veces también se vio en Rosario. No hubo naufragio por la impericia leprosa en el ataque y por el paulatino acomodamiento de la zaga celeste. Ambas señales se fueron fortaleciendo hasta transformar en tranquila la noche para Lucas Acosta.

Lejos, aún, de aquel infranqueable Belgrano, comandado por el hilo utilitario de Ricardo Zielinski, el equipo que ganó tres puntos de oro empezó a mostrar signos de fortalecimiento individual y también de cierto orden colectivo que se plasmó, sobre todo, en los últimos minutos.

En ese periodo en el que el cansancio invita al desorden, y en el que un error desvanece el mejor sueño, los de Lavallén mostraron carácter y una cierta prolijidad para sostener a sus jugadores en donde mejor podían responder.

Quedó demostrado que Suárez, sin poder utilizar todos sus recursos, es un hombre poco menos que fundamental en el equipo. En cuentagotas, de manera irregular, pudo asociarse con Amoroso, Ortiz o el mismo Sequeira, compañeros de buen pie y de una ambición que podría liberarse todavía más, si los buenos resultados se sostienen y la ubicación en las posiciones se afianza.

Se notó, además, una leve mejoría en su defensa, que pudo responder con seguridad al ataque final y desesperado de su adversario. Lema sigue siendo la referencia en ese sector; fueron correctas las respuestas de Romero y Guidara.

Hasta el segundo fin de semana de diciembre deberá enfrentar a Gimnasia y Esgrima de La Plata, Unión de Santa Fe y Huracán de Parque Patricios. En las posiciones, algunos están arriba y otros abajo de los celestes. Lo que es decir, en ciertas condiciones de igualdad, valga la diferencia que ha establecido Boca Juniors, el único “distinto”, hasta ahora.

En ese nivel de paridad, la incipiente mejoría de algunos de sus hombres y la de su propuesta de conjunto, lo podrían llevar a lugares insospechados, bien lejos de centésimas molestas y acosadoras.