Este joven de 13 años, quien vino detrás de una ilusión, tuvo un vertiginoso andar en el Pirata y consiguió ser promovido a reserva desde la sexta de AFA, empezó a trabajar con el plantel superior, en enero de este año realizó su primera pretemporada a las órdenes de Leonardo Carol Madelón en Chile, llegó a la selección Sub 17 y disputó con ella el Sudamericano en febrero pasado. Pero el momento más especial de su carrera llegó el lunes pasado, cuando a los 16 minutos del segundo tiempo, en el estadio de Huracán, ingresó en lugar de Claudio Aquino y debutó en Primera División.

Cuando su botín pisó el césped del Tomás Ducó, del Globo, se transformó en el tercer jugador más joven en jugar un partido oficial de AFA con la camiseta del Pirata y en el primer futbolista del nuevo milenio en jugar en la máxima categoría argentina. “Me trajo Federico Bessone, con edad de octava, y ahora estoy en sexta”, asegura el juvenil clase 2000, quien repite a cada instante que desborda de alegría. “Lo que estoy viviendo es un verdadero sueño. Lo que imaginé desde el día que empecé a jugar se me dio ahora. Porque cuando llegué, siempre soñé con jugar en Primera”, sostiene Barbero.

Los juveniles deben encontrar en un plantel el apoyo de los experimentados, porque desde su conocimiento seguro adquirirán datos que les serán muy útiles para el futuro inmediato dentro del club. “En la pretemporada en Chile tuve la oportunidad de hablar mucho con Farré. Y el otro día en la concentración estuve en la mesa con los más grandes: Farré, Montoya, Quiroga y Lértora. Allí me hablaron de nuevo y me dieron un par de consejos muy útiles”, dice el delantero.

Pero ¿por qué lado viene la palabra de los muchachos con más partidos en el “lomo”? “Por ejemplo, ‘el Guille’ (Farré) me dijo que el club necesita que los más jóvenes no se estanquen, que tenemos que demostrar carácter y debemos dejar bien claro por qué se los subió a primera. Y la mayoría coincidió que lo más difícil es tener los pies en la tierra… que no es sencillo, pero que hay que conseguirlo”, cuenta.

Barbero, quien ya firmó contrato con la “B” a principio de año hasta 2020 y lo hizo justo antes de disputar el torneo continental con la Albiceleste, asegura: “Siempre estoy observando a jugadores como Matías Suárez, Aquino o Melano, que son los que juegan en el puesto en que suelo desempeñarme”. “Madelón me colocó de volante interno y después externo. En sexta suelo jugar por afuera o de centroatacante, pero ahora Méndez me coloca por afuera, allí le gusta que juegue… y la verdad es que estoy más cómodo por los extremos, derecha o izquierda”, dice.

El momento soñado

Lo que Barbero imaginó de chico, desde que defendía los colores de Jorge Ross de La Carlota, se empezó a hacer realidad el sábado pasado, cuando el técnico Méndez le confirmó que sería parte de la delegación para jugar frente a Huracán.

“Me habló, me dijo que estuviese tranquilo, que entendiera que esta era una gran oportunidad. Después, cuando me llamó para que ingresara me dio un abrazo y un beso, luego me miró y me dijo que tenía toda la confianza del equipo”, prosigue Barbero.

Pero los momentos previos a debutar son los que se harán imborrables para el juvenil. “Concentrar con la primera es muy lindo, te empezás a sentir un profesional, y compartir cosas con los más grandes es muy lindo… ¿Dormir bien? El domingo no tuve problemas, pero el lunes después de jugar, cuando ‘me cayó la ficha’, no pegué un ojo en todo el viaje de vuelta”, revela. “En el entretiempo, me habló el ayudante de campo (Fabio Talarico) y me dijo que iba a entrar, que prestara atención porque lo iba hacer de punta. Después, cuando estábamos con el ‘profe’, viene Marcelo Misetich y me dice que intensifique la preparación, y se me pasaron un millón de cosas por la cabeza. En ese momento me acordé mucho de mi familia, que es la que siempre está”, agrega.

La familia Barbero es bien futbolera y Valentín lo sintetiza así: “Todos mis hermanos han jugado a la pelota en un montón de lados, Rafaela, Boca, Independiente, Newell’s…, pero ninguno tuvo la posibilidad de llegar. Por eso cuando me tocó jugar me puse el doble de contento por la alegría que le pude dar a mi viejo”.

“Todo está pasando muy rápido… Me llamaron para la selección, viajé a jugar un partido, volví y me convocaron para la pretemporada, después volví a viajar con la selección, firmé contrato y ahora debutar en Primera… todo en un puñado de meses. Necesito estar tranquilo y tomarlo con calma”, sentencia Barbero, una de las joyas del Pirata que empieza a brillar.