Cristian Romero –“Cuti” para todos– parecía haber corrido la maratón. El lunes lo encontró con todo el cansancio encima por el desgaste físico propio de un partido intenso, como el que Belgrano e Independiente habían jugado el día anterior. Pero, sobre todo, el cuerpo del defensor acusaba una terrible carga emocional, que acumuló en las horas previas a su debut absoluto, y como titular, en el primer equipo pirata.

Por soltura, personalidad y fortaleza física, su presentación sorprendió a muchos. Es que apenas tiene 18 años y todavía no terminó el secundario. Sin embargo, los que lo conocen bien saben lo que puede dar. Entre ellos, el DT Esteban González, que lo llevó a la Viareggio Cup en la que “Cuti” formó parte del equipo ideal, elegido por la prensa especializada.

Para explicar lo que fue una jornada intensa, vale un repaso de las emociones que vivió desde el primer minuto y hasta el último del domingo; antes, durante y después del partido.

Antes

“La noche previa fue terrible porque me dormí tipo 12 de la noche y a las 3 me desperté y no pude dormir más. Pensaba mil cosas. Tenía ansiedad, nervios... todo me pasaba por la cabeza. Me levanté a las 8 y me pegué un baño con agua fría”, le contó ayer Romero a Mundo D.

Su compañero de habitación en la concentración pirata era Lucas Aveldaño, con quien después compartiría la zaga. “Cuando ‘el Pela’ se despertó le conté que no había podido dormir y me tranquilizó mucho. Me dijo que la gente mi iba a apoyar y me dio muchos consejos, lo mismo que Renzo (Saravia) y ‘Pepe’ (Rojas)”.

Durante

“Siempre me gustó jugar así. Antes quizás arriesgaba un poco de más. La verdad que estuve muy nervioso antes de salir a jugar, pero una vez que pisé la cancha me olvidé de todo y sólo traté de hacer lo mejor para el equipo. De todos modos, me terminé acalambrando y tuve que salir antes por la tensión con la que viví las horas previas al partido”, explicó.

A Romero le tocó vérselas con Germán Denis. En una, le ganó la posición con el cuerpo y, en otra, le tiró un caño para salir jugando.

Después

En barrio San Antonio, todos conocen a “Cuti”, lo mismo que a su papá, Víctor; su mamá, Rosa; y sus hermanos, Franco y Jeniffer. Pero la fama del defensor, que es el menor de la casa, cotiza en alza.

“Recibí un montón de mensajes de gente conocida, vecinos y amigos, que me felicitaban. Y acá en el barrio la gente también se acercó personalmente a saludarme”, dijo sobre lo que pasó después del partido.

¿Y el equipo? “Mejoró mucho la terminación de las jugadas, aunque no pudimos convertir. Además, un gran rival como Independiente nos llegó muy poco, lo que también es interesante”, analizó.

La estadística dirá que Belgrano perdió 1-0 ante el Rojo, quizá sin merecerlo. Pero el 28 de agosto de 2016 quedará signado por un debut que no pasó inadvertido para nadie: el de un tal “Cuti” Romero.