Al momento de Matías Suárez no hace falta adornarlo con decorados especiales, pero la vista del ocaso, desde el patio de su casa, le dio un toque especial a la tarde que pasó en familia, con sus sobrinos Gastón Álvarez Suárez y Federico Álvarez.

Allí, la charla con Mundo D no dejó de lado el festejo ante Talleres, aunque también hubo tiempo para que el jugador se mire a sí mismo y explique su transformación: de aquél tímido juvenil que despilfarraba talento y parecía no darse por enterado, a este Suárez maduro y comunicativo; a veces, verborrágico.

“Todavía no lo puedo creer. Hace apenas unos meses atrás, mis sobrinos me llamaban para preguntarme cuándo iba a volver. Lo mismo ‘Juanca’ Olave. Y hoy estoy acá, jugando con ellos, ganando un clásico con toda nuestra gente”, reflexionó.

–¿Esperabas volver tan pronto a Belgrano, a los 28 años y en plenitud?
–Me siento en el momento justo. Era el momento exacto para volver, por la edad, por la experiencia… Lo estoy disfrutando. Y físicamente estoy muy bien. Pasé por momentos complicados por las lesiones, pero todo quedó atrás. Llegué y, enseguida, todos me hicieron sentir como si me conocieran desde antes.

–¿Creciste más de lo que señalan los 8 años de ausencia?
–Sí. Sobre todo, aprendí que hablando y escuchando se solucionan muchos problemas. Antes era muy tímido. No es que haya dejado de serlo, pero uno aprende. Me pasaron cosas lindas y de las otras en Bélgica. Por lesiones, estuve casi dos años sin jugar y aprendí a comunicarme más, a relacionarme de otra manera con las personas. Eso me sirve en el vestuario, en el campo de juego y en la vida.

–¿Sos un poco el consejero de tus sobrinos?
–Tenemos una relación de mucha confianza. Les doy indicaciones, pero ellos a mí también. Los primeros días fueron los encargados de ubicarme un poco en la organización de todo, porque me fui hace años y Belgrano es muy distinto ahora. Es uno de los mejores del fútbol argentino. Por eso creo que tenemos que tener confianza.

–Fue llamativo que conversaras tanto con el árbitro, Fernando Espinoza…
–Tuve que hablar mucho con él para ayudarlo a que se tranquilice, porque lo veía más nervioso que los jugadores. Además, se jugó fuerte…

–¿Te dieron la “bienvenida” al fútbol argentino?
–(Risas) No. Se jugó fuerte pero leal. Del fútbol argentino extrañaba otras cosas: los nervios, esa ansiedad previa al partido era algo que hacía mucho no me pasaba.

–A muchos los sorprendió tu vocación para colaborar en la recuperación.
–Es que fue un partido duro, trabado, en el que no se podía jugar mucho. A lo mejor Talleres tuvo un poco más la pelota que nosotros, pero casi no nos inquietaron. El partido se dio para correr y poner todo para ayudar a la recuperación. Cuando no se puede jugar, hay que correr un poco más.

–Todavía no llegó el transfer de Anderlecht. ¿Creés que se puede demorar tu habilitación para jugar oficialmente?
–La dirigencia me pidió que esté tranquilo, porque está todo encaminado. Seguramente esta semana quedará todo arreglado.

Como dos escoltas
Mientras Matías habla, sus sobrinos lo miran con admiración. Son tres amigos que cumplen el sueño de su vida y entre ellos no se llevan muchos años de diferencia, pero hay un liderazgo tácito del que volvió de Bélgica. Todo se revolucionó por su regreso.

A Federico se lo vinculó a otros clubes (se dice que estuvo en los planes de River), pero eligió quedarse. Por él, y por Matías: “En su momento lo hablé con él y me pidió que me quedara para jugar juntos. Me convenció. Jugar los tres juntos es un sueño”.

Para el lateral, hay espacio para la ilusión y ya no cabe pensar en sumar una determinada cantidad de puntos para seguir consolidándose en Primera: “Hoy se puede pensar distinto. Nos propusimos pelear todo lo que juguemos. Vamos a jugar para salir campeón, que sería algo histórico para el fútbol de Córdoba, de lo que nos gustaría ser parte”.

Gastón asintió: “Lo veo muy bien al grupo. Hay muchas ganas. Nos podemos ilusionar nosotros y la gente”. El sábado, el volante tuvo en sus pies la chance de definir el clásico con la ejecución del penal definitivo, y no defraudó.

Lo inmediato para Belgrano es el duelo del miércoles por Copa Argentina, ante Brown de Adrogué. Y los primos coincidieron en no restarle importancia al torneo ni al rival. “Estamos muy metidos en ese partido porque tenemos que pasar de fase sí o sí”, aseguró Gastón.

“Sabemos que en los últimos partidos de la Copa Argentina no nos fue bien, pero el que gane este torneo va a al Copa Libertadores. El técnico ya nos advirtió que no lo podemos desaprovechar”, completó Federico. El clan, como se ve, está en su salsa.