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¨Teté¨ González: Me formé para ser el mejor técnico posible

La Voz del Interior | 09/01/2016


 

 ¿Te afectó este período de vacaciones?

–Sí, anduve mal. Andaba de mal humor, ansioso.

–¿Cómo viviste este período desde que dejaste de jugar al fútbol?

–Fue todo rápido. Hace tiempo venía pensando que, con mi edad cronológica, me iba acercando al final de mi carrera. Mi rendimiento había sido bueno; podría haber seguido jugando…

Esteban “Teté” González empezó a sentir lo que les sucede a los futbolistas que se “jubilan” a una edad en la que el resto de las personas está en plena actividad productiva.

El desafío es reciclarse, cambiar, en cierta manera transformarse para hacer menos traumática una transición que, en algunos casos, puede ser muy dolorosa.

El caso del excelente volante de Belgrano es el mismo que ocurre en cualquier parte del mundo y en cualquier categoría del fútbol.

El nuevo exfutbolista que padece ese desarraigo, muchas veces no lo puede asimilar, o le cuesta más de lo pensado.

La pelota es una imagen cada vez más difusa; las tribunas ya no expulsan ese chillido conmovedor; ni siquiera los insultos o el hostigamiento de los rivales pasan desapercibidos para quienes han vivido esos momentos con mucha intensidad.

La entrevista es un buen motivo para analizar lo que pocas veces se hace. Hablar sobre los nuevos comportamientos de una persona que ha dejado de hacer lo que más ama, y enfrenta otro período siempre presente en el horizonte, pero nunca deseado

–¿Te apuraste en retirarte?

–No, porque me llegó una invitación de los dirigentes de Belgrano para asumir un nuevo desafío (desde mitad del año pasado dirige la Reserva). Yo hacía tiempo que me venía preparando para ser entrenador. Hice el curso de técnico. Rescaté algunas cosas de los entrenadores que tuve o deseché otras que no me gustaron. Vi trabajos y leí libros. En los últimos seis, siete años de mi carrera, me he formado para ser el mejor técnico posible. En todo ese tiempo aproveché para enriquecerme para lo que viene. Cuando me llamaron los dirigentes en enero del año pasado me llenó de orgullo su propuesta; me generaron también una incertidumbre grande porque tenía que dejar de hacer lo más lindo, lo que más me gustaba hacer. Tomé la decisión de dejar de jugar en junio. Y si bien tuve ofertas y llamados de otros clubes, inclusive para seguir jugando en Belgrano, este nuevo horizonte es mucho más auspicioso.

¿Cómo “matás” el tiempo?

–Tengo ansiedad por lograr objetivos y por crecer en esta nueva carrera. Mientras tanto, me voy dando cuenta de lo que fui dejando. Llegó diciembre, terminó el campeonato y tuve cuatro, cinco días en mi casa para no hacer nada. Ya no tenía tiempo para llenar mi cabeza ni con entrenamientos, ni con planificaciones, ni con edición de videos ni con análisis de los partidos. Y todas esas horas fueron transformándose en tiempo vacío y ahí fue cuando me empezó a caer la ansiedad al darme cuenta de que ya no soy más futbolista, la etapa más linda que me tocó vivir.

–¿Alguien te sugirió que te prepares para cuando dejaras de jugar?

–Los dirigentes me ofrecieron que dejara de jugar para prepararme para ser técnico; me ofrecieron este lugar, lo fuimos hablando y me gustó. Por eso decidí dejar de jugar porque si no estaría jugando acá o en otro lado. A partir de ahí me junté con gente que me fue ayudando, que me aportó cosas. Tuve charlas con ex técnicos, con gente vinculada al deporte que pudiera enriquecer mi preparación. Lo sigo haciendo, sabiendo que la experiencia ajena es una herramienta muy útil si uno la sabe adaptar a lo que uno pretende.

–En algunos casos, la jubilación de los futbolistas es traumática. ¿Considerás que los clubes deberían asistir a los jugadores cuando están por dejar de jugar?

–Sería bárbaro si fuera así, pero la realidad indica que hay clubes que no tienen para pagarle el sueldo a los jugadores. Esto es una máquina y va… Cuando estás te lleva la inercia del fútbol y cuando no estás el fútbol sigue sin vos. Es cruel. Uno cuando va a la velocidad del fútbol está feliz. Puede jugar mal pero son las reglas de juego. Pero cuando salís es duro. ¿Para dónde encarás? No estás acostumbrado a estar afuera de una vida que se vive con mucha adrenalina. El futbolista vive con una intensidad que creo que no la debe vivir el común de las personas. La sensación del éxito y la desilusión por el fracaso se producen domingo a domingo. No es una vez cada año, o cada cuatro o cinco años. Ganaste y sos Dios; y perdiste y sos el demonio. Te lo hace sentir la gente en la calle, el entorno. Uno cuando está dentro del fútbol es una herramienta de esa máquina tan impresionante. Esa adrenalina, ese sube y baja a la que te somete el fútbol son hermosos. Y cuando no estás, pasás a ser una persona normal, que tenés que trabajar de lunes a viernes y que ya no tenés ese nerviosismo de antes de los partidos. En mi caso son sensaciones que viví durante 20 años y que ahora no las siento más. Es duro.

–¿Y cómo lo enfrentás?

–Encontré con mi nuevo trabajo una autopista que me lleva a nuevas sensaciones por un camino muy parecido pero también muy diferente al de un futbolista. Que me involucra mucho más la cabeza y mucho menos lo físico. Que me lleva mucho más tiempo, por ejemplo, para planificar. Ahora mi señora me pregunta, ¿qué te pasa, estás hablando solo? Y yo le digo “sí”, porque me pasan por la cabeza flechitas, me pasan jugadas que son las que quiero que mis jugadores puedan llevar adelante en la cancha. Ahora trato de involucrarme con la creatividad. El entrenador trabaja de lunes a sábado y el domingo ve su obra, que está en manos de los jugadores. Un técnico italiano lo decía siempre: “Nosotros trabajamos de lunes a sábado y el domingo hablan los jugadores”. Y es una gran verdad. Pero es una gran impotencia. Cuando ves un entrenador que patea cuando lo hace un jugador suyo en la cancha o cabecea, es así, porque esas son las sensaciones que causa dirigir desde afuera.

–¿Se puede preparar un jugador para el retiro?

–Tuve suerte porque yo he dejado el fútbol y el fútbol no me ha dejado. Tomé la decisión de dejar el fútbol para hacer otra cosa. Yo empecé una nueva carrera como entrenador luego de haber dejado la de futbolista. Hubiera sido durísimo dejar de jugar sin que hubiera equipos que me llamaran para jugar. Nosotros con 30, 35 años somos viejos para lo que queremos ser y somos jóvenes para la vida. Cuando una persona está en su mejor etapa productiva, nosotros nos jubilamos, nos retiramos y no sabemos hacer otra cosa. Es shockeante. Lo comparo con mi viejo, que hace algunos años se jubiló y que está en los 70 años y yo, que soy un jubilado de 37. Entonces le digo: ¿qué hacemos? ¿Nos vamos a las Termas (de Río Hondo) en marzo con los otros jubilados? Yo lo tomo con humor porque mi actividad nueva no me permite deprimirme. Con esto quiero decir que la mejor forma para que no te afecte el ánimo es encontrar algo nuevo. Mucho mejor sería ir buscándolo cuando estás llegando al final. Decir, bueno, voy a hacer esto. Si querés ser técnico, bueno, prepárate. ¿Periodista? Prepárate. ¿Dirigente? Prepárate. ¿Comerciante?, prepárate. Hay miles de cosas para hacer. El fútbol ha abierto ramas y lugares en los que antes el jugador no tenía participación. La convicción está en prepararse. Y prepararse quita tiempo. Cuando uno tiene tiempo, piensa; cuando uno piensa y si está contento, no hay problema; pero si está triste y piensa: uy dejo el fútbol, uy no entreno más, se pelea con la señora, con los amigos, con todos; hasta con él mismo. A mí me gusta jugar al golf. Y en este tiempo le pegaba con bronca a la pelota; era una descarga. Hay que buscar algo que te atrape, que te guste. Si estás sentado viendo tele, el físico te pide cosas. Ahora no veo la hora de hacer la pretemporada para empezar de nuevo.


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