Belgrano se hizo fuerte en la adversidad. Perdía con un golazo de Mancuello pero en base a orden, amor propio, juego y ganas se lo dio vuelta. Rigoni primero y Claudio Pérez, de penal, le dieron la victoria por 2-1 al conjunto de Zielinski.

El local asumió su rol de protagonista desde el arranque. Manejó la pelota, intentó por varias vías lastimar a un Belgrano que se ocupó de achicar espacios para neutralizar las intenciones del conjunto de Avellaneda. La pelota parada fue un la herramienta para que Independiente se ponga arriba. Federico Mancuello, se hizo cargo de un tiro libre a los 32 minutos y su zurdazo se clavó en el palo derecho de Olave para decretar la ventaja parcial. El "Pirata" tuvo su primera chance en los pies de "Cuqui" Márquez, el atacante definió por encima del arquero que en su afán por evitar la caída le cometió un claro penal que Diego Ceballos omitió. En la jugada siguiente, Emiliano Rigoni estableció la igualdad en el marcador y a partir de allí se vio lo mejor del conjunto de Zielinski, donde contó con dos situaciones muy claras para estirar diferencias. Primero Farré y después Obolo desperdiciaron oportunidades inmejorables de poner en ventaja al celeste, y se fueron al descanso con el marcador igualado.

En la etapa complementaria, el "Ruso" movió las piezas. Márquez pasó a jugar por izquierda y Zelarayán mucho más cerca de Obolo. ‎El trámite de juego fue más equilibrado. Independiente empujado por su gente fue a buscar la ventaja y se encontró con un elenco cordobés bien ordenado, presionando y bloqueando el accionar de su rival. Parodi reemplazo a Márquez y en su primera acción generó la jugada que derivó en un claro penal que "Chiqui" Pérez cambió por gol. El marcador era más justo con lo que generó uno y otro. La impaciencia se apoderó del público presente y Zielinski entendió que era el momento de cerrar el partido. Mandó a la cancha a Velázquez por Zelarayán para poblar el mediocampo. Sin ideas, confundido y apurado el "Diablo" apeló a la media distancia. Fue victoria de Belgrano porque tuvo la tranquilidad en la desventaja, la astucia para el recuperarse en el marcador pero fundamentalmente las agallas y la inteligencia para aguantarlo cuando tuvo que hacerlo.