Los abuelos que querÃan conocer Villa Esquiú y sueñan con ver el Belgrano-Boca
Piratas de ley, Gerardo Benegas (86 años) y su esposa BeatrÃz Aragón del Rosario (80) encontraron un tesoro en Villa Esquiú y se llevaron el botÃn deseado con la camiseta celeste firmada por sus Ãdolos, las fotos con los jugadores y el saludo de Ricardo Zielinski, a quien admiran. Ahora, los abuelos marcaron en el mapa su próximo destino: quieren ver en el Belgrano-Boca, allá por la fecha 18 del torneo.
"No voy a la cancha desde que se retiró el Luifa Artime, mi Ãdolo. Soy de Belgrano y de Boca, qué mejor que verlos jugar en el Kempes", se entusiasmó Gerardo mientras que su esposa asiente, aunque además de ser Pirata, es de River.
"Soy de Belgrano, de Boca, nacido en Bella Vista y peronista. Pero peronista de los de antes, no lo que hay ahora", refuerza Gerardo, socio número 158 del club de Alberdi.
Los abuelos llegaron al predio acompañados por uno de sus nietos, Ezequiel, quien cumple funciones periodÃsticas en el sitio web Portal Celeste y en el programa radial Belgrano de Primera (97.1 Radio Latina). "Vivo con ellos, soy el mimado, je. Mi abuelo me hizo socio a los seis años. SabÃa que querÃan conocer Villa Esquiú, cómo no los iba a traer. Quedaron sorprendidos de lo que es el predio", explicó Exequiel.
Su padre, que también se llama Gerardo, llegó a la Primera de Belgrano en la década del '80, un enganche compañero de Julio César Villagra y Javier Sodero, y dirigido por Sebastián Viberti. Ahora también es DT.
Abraham Rufail, vice del club, les dio la bienvenida a los abuelos Piratas y tras la práctica matutina, los jugadores desfilaron para saludarlos. Gerardo los esperó sentados, porque la diabetes lo hace renegar pero no menguó el entusiasmo por saludar y sacarse fotos con el Juanca Olave, con Guillermo Farré, con el Chino Zelarayán y el hondureño Bengston. Con todos. Y también, por felicitar a Zielinski. "En Belgrano, hay un antes y un después del Ruso", explicó.
Mientras, la abuela invita a los jugadores a tomar mate y comer pan casero en su casa. Se quedaron hasta el final, se llevaron como botÃn, como premio, la camiseta firmada por el plantel y empezaron la cuenta regresiva para volver a ver a Belgrano. Como toda la vida.