Yo te voy a contar que no me asustás. VenĂ. No te hagas la que no escuchás. No es la primera vez que caĂ©s a joderme la vida para calentarle la cabeza a los hinchas. Tan calladita aparecĂ©s como un fantasma y el periodismo se frota las manos porque te pronuncia con cierto gusto: “la racha”. Pero te aviso que hoy se te acaba porque los de Alberdi pasamos cosas peores: tuvimos hambre, demolieron parte de un barrio y alguna vez cerraron un teatro. Pero si te manifestaste –fueron 12 partidos eternos– es porque algo querĂas que aprendiera. Y otra vez te digo que sĂ. Que sĂłlo desde el dolor el aprendizaje es más profundo, hacia adentro. Y vuelvo a confirmarlo: Belgrano es el Ăşnico que confĂa en Belgrano.
Porque más allá de lo que pueda pasar despuĂ©s, cuando el Final 2014 terminĂł con 20 puntos, los rumores asomaron malditos a espaldas de un DT de barba candado y pocas palabras. CrĂticas en algunos casos hirientes sobre un puñado de jugadores que ya están en la historia del club. Pero vos arrancaste despuĂ©s del triunfo 2-1 ante River, aquel 6 de abril. Desde entonces te adueñaste del clima y todo fue incomodidad. Perder con Godoy Cruz aquella tarde-noche hizo que el Kempes –si antes quedaba lejos– empezara a quedar en el c... del mundo. Si antes los bondis especiales demoraban en aparecer, ahora ni asomaban cuando la noche apretaba. Vinieron un paquete de partidos sin goles donde Belgrano no cortĂł ni lo cortaron. Rosario Central, antes de los mendocinos, más tarde ColĂłn, San Lorenzo, un chirlo ante Tigre (1-2) y otra vez los arcos lejos contra Arsenal y All Boys, en las fechas 18 y 19, respectivamente.
CrĂticos, cĂtricos. Entonces vinieron las malas. Que los referentes ya no corrĂan como antes, que el sistema exprimido, que los pibes nunca juegan y el dolor por dejar de ser aquel equipo guapo que se habĂa ganado el respeto en su regreso a Primera DivisiĂłn. Pero vos, rachita que incluiste cinco partidos sin reĂr de local, empezaste a comer cabezas y disparaste la ansiedad afuera y adentro del campo. Los pases que antes iban al pie, terminaban en la pista de atletismo, la carambola que antes el Pica embocaba, ahora se iba al tacho.
Pero no fue fácil. Ahora, con agosto atrás en la hoja del calendario sabrás el dicho: “Pasar agosto, que el viento se lleve lo que se tenga que llevar”. Y ahà estabas vos, molesta, incómoda, invisible, mientras el pueblo no bajaba la guardia aunque sà las defensas y algunos osaban insultar al DT o reprender a jugadores a doquier.
Paciencia, amor. Cuando la garganta se habĂa oxidado porque eran 513 los minutos sin convertir despuĂ©s de aquel grito del Picante ante Tigre. Cuando las palmas por la solvencia defensiva mutaron en rumores y silbidos. Cuando algunos armaban equipos en los pizarrones imaginarios del bar, yo, querida racha, seguĂ por el mismo camino. Por el Ăşnico que me dio todo lo que conseguĂ con las armas que me alcanzan. Por eso ayer te esperĂ© vestida de blanco. Para que creas que Belgrano estaba empezándose a descolorarse. Y te invitĂ© a venir mientras reĂas desgraciada. Entonces volvĂ a encontrar en la gambeta del Picante, en la cábala de Nachito, el amigo de Juanca que no habĂa ido a la cancha en el TransiciĂłn, en la lucidez de FarrĂ© más González, en el aliento de los de siempre, los motivos suficientes para contarte que no podrás conmigo. Que no me asustás, que yo soy Belgrano... Chau, racha.
En 2014. Cuatro. Los triunfos oficiales de Belgrano en lo que va de 2014: dos de ellos ante AtlĂ©tico de Rafaela (uno en el Final 2014, fue el 3 de marzo, victoria 2-1). TambiĂ©n habĂa vencido a Boca (3-2, en la segunda fecha del Final 2014, el 16 de febrero) y a River (2-1 en el Kempes, el 6 de abril).
El dato. Cábala. Nachito, amigo de Juanca Olave, estaba de penitencia y no habĂa ido en el TransiciĂłn. Ayer volviĂł y hubo alegrĂa. Él estaba feliz con su amigo arquero.