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UN GIGANTE DE 100 AÑOS - El sueño de la cancha propia

Club Atlético Belgrano | 19/04/2014


Foto del campeón defensor 1914, año en que Belgrano tuvo su cancha propia.
Foto del campeón defensor 1914, año en que Belgrano tuvo su cancha propia.
Foto del primer vestuario construido en 1915
Foto del primer vestuario construido en 1915
La efeméride marca que un día como hoy, en 1914, Belgrano conseguía su lugar en el mundo: el ¨Gigante¨, luego construido en 1929. Después de deambular por varios terrenos de la zona, se asentó para siempre en el populoso barrio Alberdi.

El fútbol estaba en pañales, la Liga Cordobesa de Fútbol acababa de organizar su primer campeonato y la ciudad recién estaba abandonado el perfil de aldea, con una población de 121.982 habitantes censados en 1914. Pueblo Alberdi era un caserío “muy lejos” del centro comercial de una ciudad de ejido urbano irregular y de piqueta impiadosa con su arquitectura colonial.

El club finalizaba así un peregrinar por varios terrenos prestados y se instalaba definitivamente en el corazón de una barriada que lo había visto nacer nueve años antes, en 1905, cuando un grupo de chiquilines dieron forma al Club Atlético General Belgrano y le asignaron la responsabilidad de la presidencia a un chico de 14 años: Arturo Orgaz.

“El Gigante de Alberdi”, el apodo que se ganó en 1929 cuando habilitó la primera tribuna de cemento de la capital cordobesa, no era más que un potrero prolijamente presentado bajo el pretencioso nombre de “campo de deportes”.

Estreno sin lujo. Sin más apoyo que el ingenio y la buena voluntad de un puñado de asociados, aquel 19 de abril Belgrano realizó su primer ensayo futbolístico para iniciar la defensa del título obtenido en 1913.

Un amistoso ante el Club Colegio Nacional sirvió de preparación y de estreno del flamante escenario. El primer huésped del “Gigante” era una institución deportiva creada en abril de 1905 por los estudiantes de tercer año del Monserrat, quienes se entusiasmaron con la práctica del fútbol, introducida en el colegio por el profesor de gimnasia Eusebio Bustos. Tenía camiseta blanca y azul y una cancha frente al colegio.

Un delantero de la visita, Manuel Chávez, fue el autor del primer gol gritado en el mítico escenario, a 12 minutos de iniciado el juego. Para Carlos Ompré, en cambio, quedó el honor de anotar el primer gol local, tras igualar poco más tarde. Ya en el segundo tiempo, Colegio Nacional volvió a adelantarse gracias a un tiro libre ejecutado por Oscar Orgaz, hermano menor del abogado reformista. Al final, el capitán celeste Antonio Figueroa puso el 2-2 final.

A pulmón. Ernesto Barabraham, jugador de la primera hora del club y que luego llegara a ser Secretario de Redacción en La Voz del Interior, dejó un invalorable testimonio de aquellos días en unas memorias nunca publicadas y conservadas por su hija Nené.
“Se compró a un quintero de la calle Colón y Chubut –escribió Barabraham–, unos 40 postes de quebracho que fueron llevados a la cancha, en un terreno prestado por el socio Juan Buguñá. Un miembro de la comisión directiva, Manfredo Della Porta, obsequió una cadena de 400 metros y se inició entonces la tarea más penosa de la historia del club: cortar los postes por la mitad y cercar la cancha, tarea hecha en jornadas agotadoras por los hermanos Unamúnzaga, Salvador Martínez, el doctor Gil, el que esto escribe y otros, quedando durante varios meses muy doloridos de las manos”.

El relato continuó con los detalles de la adquisición del lote. “Juntando peso sobre peso y a fuerza de economías, reunimos el dinero necesario: 8.000 pesos (3.404 dólares según el cambio de la época). Cercado el terreno, era necesario emparejarlo y fue también una tarea agotadora. Se compró luego centenares de metros de arpillera que sirvieron para rodear la cancha, evitando así al espectador de ojito”.

Convertido en el principal coliseo de la ciudad, hoy el Gigante espera que sus tribunas vuelvan a poblarse, mientras sobrevive como puede a la voracidad inmobiliaria que cada tanto intenta convertirlo en un recuerdo.

La síntesis de aquel partido:

Belgrano: Herminio Sala; Arturo Pacheco, Max Unamúnzaga; Arturo Lutri, Balbino Lascano, Ricardo Moyano, Fortunato Ortega; Carlos Raúl Ompré, Antonio Figueroa (c), A. Moyano, Antonio Pereyra.

Colegio Nacional de Monserrat: Alfredo Gargaro; Nicolás Serrichio, José A. Ruiz Palacios; Pantaleón Rodríguez, Oscar Orgaz (c), C. Chamineaud; Danusto Ruiz, R. Mugas, Manuel Chávez, A. Tébes, Gabriel Mayor.

Goles: PT, 12m Manuel Chávez (CN), 30m Carlos Ompré (B). ST, 8m Oscar Orgaz (CN), de tiro libre, y 33m Antonio Figueroa (B).


Cancha: Belgrano. 
Árbitro: Nicolás Fortunato.
Día: domingo 19 de abril de 1914.

NOTA: Gustavo Farías (Periodista y coleccionista de archivo histórico del fútbol cordobés).



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