Talento charrúa. Carlos Bueno domina el baló. El uruguayo asistió a Velázquez en el segundo gol.
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La mitad del vaso lleno es que, una vez más, lució poder de reacción y, tras empatar 2-2 en el Bosque ante Gimnasia, rescató otro punto más.
El primer tiempo del Celeste fue de lo peor del campeonato. El gol de Erik Correa antes del minuto desvirtuó todo y le prendió fuego a los papeles en donde estaba anotado cómo jugarle a Gimnasia, pero después hubo 44 minutos en los que el Pirata no logró acomodarse.
El equipo de Zielinski (¡Justo un equipo de Zielinski!) evidenció errores conceptuales graves en defensa: marcó en lÃnea y lejos de los rivales, erró en las coberturas y se dejó comer las espaldas.
El medio, en donde Farré una vez más demostró que le cuesta una enormidad jugar como volante por afuera, no estaba preciso y, al perderla rápido, le achicaba a Gimnasia el recorrido para llegar a posición de gol.
AsÃ, Erik Correa cayó en el área por un agarrón de Juan Quiroga: penal que Lucas Licht transformó en gol.
Sin embargo, logró irse al descanso tan solo un gol abajo gracias al gol de Luciano Lollo, cuyo aporte, en el partido y en lo que va de torneo, fue más importante en ataque que en defensa.
Con el golpe psicológico del gol en el cierre de la primera parte, Belgrano retornó al campo en el complemento dispuesto a dar vuelta la historia. Con mucha más concentración y determinación que en los primeros 45 minutos, Pereyra y Bueno se involucraron más en el juego.
Justamente de un bochinesco pase del uruguayo nace el empate, firmado por Jorge Velázquez. Ese tanto abrió el partido; el mediocampo dejó de ser una zona fangosa y pasó a ser un sector de veloz transición.
Tanto el Lobo como el elenco de Zielinski tuvieron chances concretas para ganarlo, pero Monetti y Olave sacaron a relucir sus famas de arqueros "saca-puntos" y cerraron el partido, conteniendo todo lo que les tiraron.
