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Belgrano: C de Carlos, César y Campeón

Día a Día | 28/01/2014


Golazo. Caranta ya quedó detrás de la pelota que metió de cabeza Bueno. Llegó tras un centro de Pereyra
Golazo. Caranta ya quedó detrás de la pelota que metió de cabeza Bueno. Llegó tras un centro de Pereyra
Tan parecidos. Tan distintos. Gruñones, insoportables. Cansadores. Complemento de alto vuelo para minar el área de velocidad y oficio. Necesarios para corromper una defensa que terminó por mirarle la espalda: César Pereyra y Carlos Bueno, la pareja con nombres que arranca con la letra C. La de Celeste y calentones. Calculadores. Campeones de verano. Los más jodidos para tener en tu equipo en cualquier picado.

El lunes por la noche, el 7 (Picante) y el 20 (el uruguayo) demostraron la potencialidad. Que juntos suben los dólares futbolísticos de un equipo, que si ajusta en mitad de cancha y atrás para no sufrir cuando lo desbordan, generan inversiones que ilusionan para dar batalla.

¿Por qué? Porque funcionan como una pareja que está saliendo hace poquito. Se muestran afables y voluntariosos para que el otro se luzca.

En el PT, Pereyra robó en mitad de cancha, Bueno recibió y habilitó al Pica, y casi lo gritan todos. Pero la primavera para Belgrano -y lógicamente para ellos- llegó cuando Pereyra, de zurda, envió un centro exquisito para que Bueno cabecera al gol, a los 3 minutos. La brillantez de ambos fue directamente proporcional a la mejoría estructural del equipo.

El empate rápido acomodó a la B que presionó como sabe: con la bola más rápido en su poder, la dupla C-C tuvo su mejor alimento: campo traviesa para correr y el tiempo para pensar el mejor contragolpe.

A los 25 minutos Pereyra cedió para Bueno y éste casi grita por segunda vez. Así comenzaron a ser protagonistas excluyentes de la noche.

Cuando Bueno se tiró a los costados, el Pica rompió por el medio y al revés. Así, los defensores de Central empezaron a perder las marcas, asombrados, como quien pregunta por dónde pasa el A5 que demora siempre.

Con aire para correr (sobre todo el Pica) y el sentido de la ubicación de quien jugara en la selección uruguaya, Belgrano ahorró espacios, ganó en metros y pudo facturar en alguna más.

Lo cierto es que la dupla ofensiva dialogó con la mirada, o en todo caso con los ojos. La diagonal de uno significó que el otro lo tenía que esperar para buscar el gran pase. O al revés.

Después, sobre los 36 del ST, el Ruso sacó a Bueno y Pereyra lo vio marcharse como ese amigo que un día se va a convivir con la bruja.

Era el final y la dupla de los cansadores (en término futbolístico) había hecho su trabajo de desgaste. Una sociedad entre distintos y parecidos capaces de enloquecer. Canallas, desfachatados, pero sobre todo, son de Belgrano.

La figura: Carlos Bueno. El uruguayo sigue encendido y está en todas las jugadas de peligro que tiene Belgrano. También se lució el Picante Pereyra. Hay dupla para ilusionarse en el Pirata.

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